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Historia

Capítulo 3 EL ASESINO

Palabras:3073    |    Actualizado en: 24/12/2022

estado leyendo casi toda la noche el libreto que le había enviado Oscar, y sabía las líneas a

que tenía una de las hojas de la puerta doble abiert

. Ven conmi

reguntó Emil, disimu

e. Ha venido cada desastre que mejor ni mencionarl

uenas recomendaciones yo estaría peo

ctores. Un asistente le indicó a Emil por medio de gestos que se acercara. Emil pu

—preguntó

ó con un apre

ho gusto

puedes comenzar con la

unas pocas escenas pero

jo, y se acla

arco continuaba con su vista fija en su móvil. Cuando Emi

Emil. Pasa por a

fuera de la sala, por el pa

e memoria, digamos. Te felicito por tu persistencia. Ahora necesito que le pongas p

muy amable. Voy a

que todavía falta ver a dos chicos más para

rta doble y la cerró detrás de sí. Emil quedó solo por un momento en medio del pasil

n, ven —dijo, moviendo la mano

astró tomándolo de la mano

posibilidades de quedar seleccionado. Mis felicitaciones. ¿Qu

hay novedades al respecto, p

meto que te dejaré libre. ¿Te parece esta noche? Dame tu móvil —dijo, metiendo las

cribir y se

nes —dijo—. He a

nes el mío —

o. Me he hecho una llamada

evolvió l

eto nada

caminar a lo la

*

a, mientras otro de los jóvenes

jo —todavía falta seleccionar los papeles del pa

n bruto en algún lugar. Paci

odavía sigue aquí. Pero el reto será aún mayor pues lo necesitaré para el asesino. Para el

¿estás

o. Necesito que algo

de hombros y se l

Nos costará un dineral más si piensas con

que todavía estuviera dentro de la productora para que Marco no se

*

ya está llamándome y ni siquiera he llegado a casa”. Cuando leyó en la pantalla que era Oscar, se

¿qué s

stás lejos? Te nece

. ¿Qué ha pasado? ¿

re ha cambiado de opinión.

. Ambos colgaron el móvil y Oscar se encogió de hombros. Emil se ac

n unas líneas del asesino —dijo Osca

l, caminando a su lad

nos veinte años se estaba rebajando a las ridículas petic

za y Marco hizo un gesto con la mano, desestimando lo

ecesario. Puede retirarse por allí —indicó con una seña—. Ahora,

mil tomó su lugar nuevamente frente a las perso

sobre lo que recordaba del libreto y otro poco de alguna pe

ctitud de antes, mirando su móvil, sólo que esta vez

su actuación, Oscar se

ción que lo que has hecho de memori

se sentía ansioso, sin

*

azas de chocolate caliente. Manipuló la bandeja con cuidado para no derramar la bebida y entró en la habitación

evisión, aburrida,

ir —dijo Emil, y se inclinó con cuidado p

mirar aún a Emil—. Ven, siéntate —agregó, dando unas palmadit

acomodó la bandeja delante de Isa

¿Has conseguido el papel? —pre

o Emil con una so

blado con tu pad

. Oscar me ha felicitado. Ha quedado

entonces. Serás el héroe de la pelí

esariamente —

e ya lo llamo yo… —dijo, y dejó su taza, para

hecho interpretar al héroe y luego

miró y alz

comienzo. He improvisado en la audic

muy bueno —dijo Isabella, tomando n

ortó un trozo de waffle

oy he vis

la mirada bruscam

o a tomar algo

on esa persona después de todo el daño que ha hecho a

ió el rostro con las manos. Emil aca

sonar descortés. No te preocu

—dijo,

rdo, de

sorbiendo por la nariz. Tomó su tenedor y le d

*

odajas de limón, naranja u olivas. Ana ya se encontraba sentada en una de las sillas altas, hablando alegremente con su barman mientras él llenaba su copa, gesticulando e

o y él le hacía un gesto con su cabeza, como sugiriendo que la acompañara. Ana asentía y se levantaba de su silla, tom

, e hizo un gesto al barman para que se acer

na. ¿Cóm

comienza con tu trago y si quieres adelán

u trago. Luego de unos minutos. Ana regresó y se sentó

arecido lo que has podido leer del lib

uieres comer? Todavía no he

siones. Creo que eres una mejor versión de él —dijo, peinando su cabello—. Eres apues

quien se acercó a ellos—. Nos ubicaremos en una mesa, estamos li

un mesero para que les acerqu

as —dijo Emil

os acompañó a una mesa vacía, y les entregó la carta. Se sentaron, y antes

amenamente y Emil pidió otra botella d

ce el gin ton

me estoy divirtien

evantando la mano pa

ndo bebidas hasta que se

a otro lugar?

de quie

bitación es amplia y cómoda, te muer

ndose y ofreciendo una mano a Ana

aminar y rieron al atravesa

Ana se adelantó y lo

nos ve entrar juntos. ¿De acuerdo? —dijo A

rdo, apr

erta de la habitación, golpeó y Ana abrió rápidamente. Emil entró y Ana lo besó en los labios. Emil com

*

de la cama, mientras oía los jadeos de placer de Ana, susurrando el nombre de su padre. En la mesa de luz, un portarretratos con una fotografía familiar y otra de Emil en primer plano. Ana, revolcándose con Marco, golpeó l

*

el vestido, mientras oía en

sa? —preguntaba su madre, alterada,

bebé —decí

caminó al baño de la habitación, mientras él mismo se desnudaba, dejando s

Ana se humedeció sobre sus pechos turgentes. Emil

lver a casa después de

o de Ana con ambas man

frente a nuestro hijo? ¿De v

con ambas manos, sujetándola con intensidad mientras ella lo besaba, y dándose cuenta que la

gritaba su madre, mientra

po sin vida de repente comenzó a pesar demasiado en sus brazos. Buscó el pulso en su cuello, pero no lo encontró. Observó el regadero de sangre provocado por el impacto en la cabeza. Colocó a Ana en el suelo de la ducha y s

allas impecablemente blancas y comenzó a repasar todas las superf

a hablarme porque anheláis algo co

modó los tacones de

, compenetrado en el personaje, mientras se movía por la habitación—. En efecto, vuestro dolor llega sólo a ca

r corriendo el agua de la ducha. Limpió sus huellas del grifo con la

mido, sino que estad seguros de que muchas lágrimas he derramado

a del suelo

¡Yo que he resultado nacido de los que no debía, teniendo relaciones con los

e de ambos lados de la puerta con la toalla. Escondió

brigo. Era entrada la madrugada e Isabella dormía plácidamente entre sus sábanas de seda. Se desvistió y tiró la ropa

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