a clase. Tenía que aceptarlo ¡Yo estaba marcada por la mala suerte! Entré y me senté ignorando todo a mi alrededor y concentrándome solo en lo que decía la profesora, hasta que recordé q
ví a oír la petulante
da? —sus amigas comenzaron
es motivo para hacer chistes —luego refiriéndose a mí: —Y us
fesora, no vol
a Margot, ella hizo lo mismo. No se podía negar que era bonita, pero tod
a nos dieron permiso para retirarnos a nuestras habitaciones. Me di cuenta de que muchas optaban por quedarse en el patio a conversar y otr
stuvo tu
contesté, causándole
do a aflorar tu sentido del humor.
un poco cansa
igual que mi tío Andrés descubrió lo
ya tienes una; claro, aunque ya no soy una jovencita —dijo en tono juguetón para luego sugerir: — ¿Qué te pa
sin escudos, al igual que lo era cuando estaba con mi abuela. Me mostró los rincones del internado que no c
rápido se
Desde que llegué aquí los
pendiente requiere mi presencia inmediata, p
. Cuando llegué a la puerta oí ruidos, y entonces recordé que hoy llegaba mi compañera. El paseo había logrado que lo olvidara por completo. Introduje las llaves y abrí lentamente. En efecto, ante mis ojos estaba la persona con la que compartiría, el que debió ser solo mi espacio. Ella yacía de espalda sacando l
una muchacha muy bella. Tenía el cabello rubio, cobrizo, de rulos perfectos que le caían a mitad de la espalda; y sus ojos eran grandes y verdes. Frente a mí yo tenía una muñeca tipo “Anime.” Si Margot que
cómo mi compañera de cuarto me miraba
de tus ojos, son diferen
mbién son bonitos —res
era? Tu acento
con las respu
recer me había precipitado en juzgarla, esta chica no había resultado ser tan odiosa c
as mucho
y p
en equilibrio, créem
e. Si íbamos a estar en la misma habitación te
oria Montesino
a alguien. Esas palabras se sentían tan extrañas en mi
una de esas niñas mimadas e insoportables que vi en el patio. Eso me tenía en verdad preocupada. Hasta
ríes? —me preguntó ext
a reír ante mi confesión —aunque debo decirte q
rque le faltaría a la promesa queliviadas de descubrir
adía. Ella no era el monstruo que imaginaba, sino todo lo contrario. Ahora solamente me quedaba esperar que no vol