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Historia

Capítulo 3 ¿Otra vez tú

Palabras:1305    |    Actualizado en: 18/01/2023

ado con de asistir a todas las citas

mi madre con cansancio—, vamos a sentarnos

os a una cafetería que se encuen

omo del brazo para cruzar la calle—. Aprov

aran hasta el lugar. Una vez entramos al establ

ir tantas harinas solo pide un sandwich, pero este es con pan integral junto a un jugo de mora. Por mi parte pido sandwic

en su chequeo. El doctor recomendó hacer ejercicio a dia

sa su mano sobre la mía—. Últ

eso. —acaricio el dorso de su mano—. Con un

ras, pero no insiste en seguir preguntando, sabe que no vo

a nosotras viene siendo parte del almuerzo. Lo sé porque justo frente a m

la chica para que traiga la cuenta, pero

celar la cuenta. —aviso para

aré esperando. —afirma con una

entos hasta lleg

enta? —pregunto a la espera

a. —responde mientras ve detrás de mi espald

én se pueda tratar. Frunzo el ceño y giro para ver en dirección hacia donde ella lo hace y me l

stá vestido con traje azul? —pregunto enarc

smo, s

er tropecé al salir del ascensor en el hospital. No puedo per

r el monto busco en mi cartera el monedero para sacar el dinero. Decidida camino

isculpe usted, pero la señorita me acaba d

—. Así es y espero no lo tome a mal, pero solo quería disculparm

que su nieto. —me encojo de hombros restándole importancia al asunto—, pero lo que no puedo aceptar es que

mano para no aceptar el dinero—. No te voy a ac

rendirme y no seguir insistiendo. Este hombre es testarudo y no acepto el dinero

gresar al lado de mi madre, quien ya estaba con la

tanto cariño? —pregun

re. —miento para que no comience a

oy siendo sincera y sé que luego tendré que contar sobre lo ocurrido—. Va

ontraba sentado el señor. Me doy un golpe en la cabeza por no haber tenido la e

de su nieto, tal vez es tan patán que seguro dejo a su abuelo solo e

y poder tener la oportunidad de ver al señor nuevamente para presentar

cafetería e ir rumbo a nuestra casa para que ella pu

r taxi que pasa, ayudo a mi madre a subir y cuan

no recuerdo si fue en la silla

nrío para luego pedirle al tax

egar a la mesa donde estábamos me doy cuenta de que no está

e el lavado y lo tomo. Por gracia divina mi vejiga pide ser desocupada y entro hasta el cub

uien. Levanto mi mirada para disculparme con la persona, p

ogancia enarcando una ceja—. Al

mi culpa encontrarme co

úa de la manera que menos lo esperaba. El muy imbécil me besa

béc

ntes de salir corriendo del lug

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