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Historia
Tiempo De Morir

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Autor: Charló Blus
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Capítulo 1 Cada Día Es Lo Mismo

Palabras:1554    |    Actualizado en: 11/02/2023

rellenos de queso y jamón listos para ser empacados en la bo

sto, la señora Delia, había hecho un mal arreglo, su oferta había sido mejor, con las mejoras y remodelaciones sería una hermosa propiedad, la ganancia no estaba nada mal ciento cincuent

nder los clientes, en sus inicios era desde la casa de Wallis, precisamente desde su garaje, ella no ha

dable donde atendía los clientes que llegaban b

atrás, recién llegado a Texas las cosas no habían sido fáci

bía iniciado en su ciudad natal Denver, allí conoció a Calvin, se mudaron a su ciudad, tenía una pequeña casa, sus padres habían fallecido dos años después de su matrimonio con ella,

barazada no fue del todo exitoso, cuando ya

ba una buena oportunidad, el buen tío Elmer y su esposa Karen habían ofrecido su hogar en Austin para que la joven viviera con

e profesores, el director, la psicóloga y varios padres de familia acompañaban el grupo, actividades deportivas, competencias, ejercicios y charlas harían parte de su estadía. Calvin continuaba absorto en su periódico sin pr

de la iglesia, no habrá marihuana, ni dramas pasionales, estarán muy ocupados, además

os demás gastos…pero que sabes tú de negocios, solo puedes opinar de tus cartas que todos los días cuentas, y no sé qué más cosas

diendo en el congreso, pero asuntos de camp

ocanada de aire y levantarse, tomando su paquete d

go, haré un presupuesto para la remodelación de la casa que compré ayer, es una gran v

intere

contigo de negocios, es como que tú me cuentes de un

e dio a la tarea de contestarle nada, mejor callar, cualquie

maravilla de mujer. Pero no lo era, y a cambio de eso, poseía un espíritu apacible, sereno, siempre apuntándole que debía serenars

o que ahora se hacía a la carretera impidiendo que ella pasara, por suerte el freno hi

estas agotado, cansado y extravia

y agotado, por suerte era muy noble, ante su acción de atenderlo, él

la, buscó un vaso que tenía a la mano y echó agua, el can

una mirada al collar, el nombre Mai estaba gr

a-. la puerta del auto se abría y ahora

noche no logro que tus dueños lleguen por ti, te traeré a casa, total el jardín es bastante amplio, podrás entrar en casa una vez que llegues para qu

que se sentó con mucha comodidad, dan

naron a paso tranquilo, ella abría la pequeña verja que daba acceso al jardín, era un

ara cuando llegan algunos amigos tu

bajo, al menos allí era un ambiente que salía de la monotonía de cada día. Mai se acomodaba en el verde césped y después del agua y alimento, se dis

ue ella se hacía no era una sola, eran muchas, porque sentía

acer malabares en las pocas hebras que quedaban. Era como si caminara en

su turno, un café fue colocado en su puesto, lo bebía y disfrutaba

sa, de pronto y de la nada chocolate vino

evisión o sencillamente ir al jardín y recibir el aire que sus plantas le daban, todos los días para ella eran iguales, la vida estaba corriendo veloz, los días para ella se habían convertido en una

ad, mirando las estrellas y observando como Mai le miraba con

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