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Historia
Picantes fantasías

Picantes fantasías

Autor: Cadenas C
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Capítulo 1 Mi permisivo marido

Palabras:1900    |    Actualizado en: 02/04/2023

he vivido, y desde luego poner al descubierto las actividades sexuales tanto mías como las de mi marido, el cual me ha

han convertido paulatinamente en una hembra muy puta. Desde mi adolescencia fui extremadamente caliente y en mi época de secundaria tuve bastantes más novios que la mayoría de mis compañeras. Desde la adolescencia había chupado, saboreado y sobado algun

desde entonces me acostumbro a coger mucho provocando e involucrando una serie de fantasías que me han convertido en una mujer casada muy golfa. Con mi marido aprendí a putear con gran placer, fue el mismo quien me hacia fantasear que estaba con otr

e calurosa solo me puse una tanga y sobre de mi cuerpo un vestidito muy corto, sin brasier; así mis senos dejaban traslucir mis pezones y el rítmico movimiento de mis dur

ar, de entrada los hombres que estaba allí me miraron con lujuria y eso me avergonzó un poco. Pedí un trago mientras sentía las miradas de esos

o mi instinto de hembra halagada me ganó y acepte la copa, al tiempo que mirando hacia los tipos les sonreí en muestra de agradecimiento; tal vez esa sonrisa

dé un poco y sonriente rechacé su invitación de forma coqueta moviendo mi tremendo trasero (algo más

me siguiera de nuevo; claro que entendió el tipo la invitación, al salir del baño allí estaba y sonriéndole me aproximé a él, de hecho

macita, por nosotr

aquí puede venir alguien que me conoce, o conozca a mi marid

5 y 28 años respectivamente, atractivos, muy atrevidos. De entrada solo conversamos estupideces, hasta que Luis propuso ir a bailar, yo por mi parte acepté y así lo hicimos. Ya

apoderó de uno de mis muslos tersos y calientes. Luis fue el más atrevido subiendo su mano por debajo de la mesa llego hasta mi cueva ya mojada por la excitación y sin pedir permiso me hizo a un la

en mi concha ya empapada. Una vez más, fue Luis quien propuso irnos de allí, yo acepté nerviosa, caliente y excitada al imaginarme cogida por esos atractivos hombres. Me llevaron ya sin preguntarme nada a casa d

as buenísima…! — yo excitada como estaba

eina, mira como traig

ado; su gorda cabeza estaba lisa y brillante de líquido. Se la tomé con mi suave mano y la empecé a frotar con gusto. — ¿Quieres que te la mamé? — le dije muy insinuante sin dejar de cha

no me di cuenta que Luis regresó a la sala y me encontró en esta posición. Sin decir nada se fue hacia mi trasero y me acarició las nalgas, di

acomodado en el sofá, sentado y ya con su garrote de fuera. Grata sorpresa tuve al ver esa nueva polla, igual de rica, sólo que con cierta cuerva hacia arriba, con una c

con tal maestría que gemí de gusto, provocando que mamara con más fuerza la verga que tenía en la boca. — Así mi vida cómeme toda, así papacito es tuyo. — le dije más caliente que una perra en brama. Mientras le chup

n, entonces me pusieron de pie, entre los dos me acariciaron y besaron, un

a. Luis se acomodó entre mis muslos, me la metió de un golpe; sentí delicioso cómo me penetró y sus movimientos de vaivén me extasiaron de inmediato. Me hizo alcanzar el orgasmo en poco tiempo y deliciosamente mi coño empezó a contraerse como siempre me ocurre cuando alcanzo el orgasmo,

ngas, sigue jodiéndome… ¡Dame más, méte

mi raja me la empezó a meter… ¡Que rico sentí, al ser penetrada, me hizo gozar con su grandeza! Me estremecí y de un golpe la sentí hasta el fondo, era terrible, me hizo gozar y gemir como nunca; me jalaba de las caderas al tiempo que me embestía con t

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