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Historia

Capítulo 3 Algo Cambió

Palabras:1297    |    Actualizado en: 02/04/2023

on mis reclamos, cada día nos distanciábamos más. Lo peor es que yo deseaba repetir mi experiencia infiel, pensaba en Luis y Juan Emilio, en sus pollas que tanto me hicieron gozar y tod

elta en la toalla, sentada en mi cama empecé a secarme, sin darme cuenta mi marido me observaba, d

a mamarme y a chuparme los senos. Su mano bajo a mi rajita y su dedo entró en mi cueva. Yo mu

permitiera mamarle la pija, que me hundiera los dedos en el ano… Unos cuantos movimientos bastaron para regarme con su semen. Por supuesto, que se lo reclamé y me dejó fría su respuesta. — Lo siento,

mblando de rabia, se fue a duchar. Un fiasco más, yo hambrienta de pija y el muy imbécil solo se le ocurrió ir a bañarse. Me vestí aún corajuda, el día se mostraba cal

s redondas y desnudas nalgas, más abajo mi depilado pubis. Preparé el desayuno, lo llamé, tardó un tiempo y al llegar al comedor me di cuenta que se había arreglado

trabaja. Al igual que el otro chofer, era atractivo y muy bruto, de hecho siempre me habían resultado los dos bastante patanes, pero muy cachondos, así que al ver a este tipo tan de cerca me estremeció invo

ngenua y coqueta. — Si, creo que van

¿Qué tú no

, mi compañero, a su espos

ez me la pasaré solita… — le dije mientras le sonreía coqueta y enfatizaba la última palabra. Lo miré insinuante, con

decir esto me miró los senos descaradamente. — ¡Estas loco! — le dije muy

a me sentía mojada de la panocha, en parte por las mamadas que me había dado mi marido y en parte por ese tipo que me había inquietado. Salí con mi marido a despedirlo, p

me dediqué a mis quehaceres… Cerca de las 12 del día terminé y me fui a la sala, encendí el televisor, me fui quedando dormida… El ruido del teléfono me desperezó, contesté

el timbre de la casa y ahora mi vecina. Charlé con ella unos cinco minutos y se despidió, me di

zo, decidí no usar ropa interior de nuevo. Me encanta salirme a la calle sin nada debajo, excepto mi perfume favorito con olor a vainilla

, pensé. Y de mala gana fui a ver quien era est

í? — le dije sorprendida y

avor te puede ver alguien,

o, y ahora vengo para darte lo

ca, me explotó el sabor delicioso de su saliva y una de sus manazas me apretaba las nalgas. Intenté separarme y no pude, el beso se prolongó y sin recato le correspondí… Me tomó d

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