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Historia
La Espía Del Mafioso

La Espía Del Mafioso

Autor: Bublik
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Capítulo 1 Retornando de la muerte

Palabras:1609    |    Actualizado en: 07/04/2023

mantra que repite Hayley diariamente en las ocupaciones

infectado de bacterias; así como el balde con agua fétida que se sitúa a su lado. No obstante, en contra de su apetencia se hallaba en ese lugar,

gligencia por encima de las indicaciones propuestas por las Jones el día de San Valentín, quizás Kayden no hubiese suf

rza, deslizándolo sobre el piso corroído. Respira varias veces, intentando mantenerse sosegada. Pero, ese

tuajes, la cual se encuentra sentada encima del lavabo, atravesán

ia, golpeando la superficie del lavamanos—. Yo podría

recto a los ojos, apisona

tredientes—, pero no

ientos que mía le había comentado. Sin embargo, esta mujer, la cual apartemente se llama Rita Dawe ha estado asechándola desde

desviar la atención de Hayley; y ésta la c

que eres un maldito escollo en este miserable lugar —recrimina, con tono amenazante—. Aunque pensánd

ja, presumiendo una pequeña navaja suiza, lo suficientemente afilada para degollarla como

uien aparezca en este in

retuerce los órganos internos, aparte especular que esté contaminada con algún microrganismo o envenenada; no obstante, debía consumirla si quería sobrevivir en ese infierno. Inclusive su compañera de celda, la cual posee un alias

ara que el veredicto fallase en su contra; así como también lo hicieron con la policía, anexándol

te, en que proceder a tirar la cadena, percibe la presencia de alguien detrás. Al girarse sobre su

hasqueando la lengua—. Estamos solas, nadie te ayud

ole cicatrices en sus muñecas. Ella procura zafarse del

diendo su cuerpo para liberarse—. Po

s labios, traspasá

ustándole las uñas en su piel—. ¿O deduce qué pod

ega con l

ntemente—, te complaceré

no ingerir ese impúdico líquido; sin embargo, el agua comienza a filtrarse por su boca y nariz, comenzando a ahogarse, causan

de favorecerla; significando que ninguna persona sabía lo que ocurría. Era

resora, actuando. No obstante, sus esfuerzos sólo la desestabilizan,

s palabras se convierten

iene sumergida en el inodoro. Su atisbo se desenfoca, el cuerpo no le responde y empieza

el sanitario, respirando con dificultad. Expele el fluido repulsivo que ha ingerido. Camina a tientas hacia

cubículo mientras se mantiene alerta ante cualquier eventualidad. Aunque se percata que el baño está vacío. Suspira

—articula una

de se encuentra la oficial Young. Pensando qu

—musita la agente, mostr

umbre—. No hice absolutamente nada de lo que pre

runce el ceño,

nos en su cintura—, pero tu abogada necesita

emente la confundió con otra encarcelada, porque su representante es el señor Stevens ¿Habían realizado

Young, sacándola de su ensimisma

reunión con sus mediadores. Ambas atraviesan varias puertas, h

es Hayley

n sólo

bogada —afirma entrelazando sus manos—

te, reflexionando que la defensora no

pregunta irascible, mirá

giéndose de hombros. Una reminiscencia desabrida reaparece en su boca, mo

—determina, lanzando una exhalación

, recreando contextos fi

un argumento congruente—. ¡No pienso acudir a ningún lado! ¡Nec

erar la apacibilidad, esta circun

—aclara, observándo

ndo que su extraordinario encuentro traer

der—. ¿Para qué? Para decirme que adicio

ía no lograba convencer a la muchacha. Sabía que debía darle

o, y además responderé a todas tus inquietudes. —asevera, propiciándole una pizca de esperanza—. Po

pasillo que conducen a las afueras de la prisión. Esa inmensa sensación de estar en contacto con el

se ininteligible momento; la cual una hacia énfasis en que sería trasladada a otr

eda atrás mientras el vehículo avanza hasta la magistratura. La muchacha discernía que cuan

bertad llegaría en

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