Libro de Hernández V. H
Nos teníamos tantas Ganas
Mientras él se giraba para pedir disculpas , miro hacia bajo vio una nube de pelo cobrizo con muchos matices de rojo. Nunca en su vida había visto un color igual. Sus ojos se quedaron atrapados en otros ojos negros ¡Dios! ¿ Eran posibles unos ojos como aquellos continuó con su mirada por aquella tez blanca, nariz recta, piel de porcelana, labios carnosos.... ¡Oh Dios! .