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El Chico de la Habitación 04

El Chico de la Habitación 04

5.0
9 Capítulo
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Paulette Baudelaire. Chica normal, con una vida normal. Sin embargo, tiene una de las familias más poderosas en Noruega la cual la motiva zafarse de las sombras de su apellido y crear su propio camino y reconocimiento. Sin importar quien se le ponga enfrente, analítica y a veces fría. Zion Agreste. Pelirrojo peligroso, sabe como se mueven los negocios. Su familia para nada es normal, lo que causa que Zion no sepa expresar con claridad sus sentimientos, siempre los tiene que ocultar. Se conocen en circunstancia única, y una fuerza los unirá para siempre. ¿Tendrá que sufrir por amor?, ¿Por fin estarán juntos a pesar de las circunstancias?. ¿Por qué me toco vivir al lado de la habitación 04?.

Capítulo 1 I: Los encuentros.

Capítulo 1: Los encuentros.

【Paulette】

—¡Adiós mamá, papá y Amber!, ¡Los amo!. — Me despido de mi familia, agarro mis maletas y me monto en mi carro para ir a la Universidad.

Me marcho a iniciar una nueva etapa de mi vida, esa vida universitaria que tanto he soñado con vivir desde que tenía 15 años, soñaba con vivir sola e independiente.

Creo que una chica de 18 años no está lista para ir aún a la universidad, pero posiblemente me encuentre con situaciones favorecedoras que me ayudaran a ganar confianza en mí misma.

Esto es lo más difícil de ser la primera hija de un matrimonio muy conservador, ya que mis padres nos han tenido a mi hermana y a mí, bajo su cobijo, para ellos siempre ha sido muy complicado soltarnos y más cuando un viaje de verano se trataba y cuando lo hacían lo disfrutábamos al máximo.

Conduzco por las templadas carreteras solitarias de Noruega con una vista perfecta, me relajo frente al volante aproximadamente, tardaré 3 días para llegar a la Universidad, pero habrá valido el esfuerzo.

Independientemente, he tomado la decisión de escoger esta Universidad porque siempre he estado en el seno de la familia Baudelaire, he querido complacer a mi papá en la carrera que he aplicado, esto lo he conversado con él ya desde hace mucho tiempo atrás.

Cuando escucho el apellido de mi familia, siempre conlleva una carga porque es la familia más poderosa de este país. Sin embargo, sí puedo conseguir mi propia luz en vez de estar siempre atrás de la sombra de mi familia, obtengo mi propio respeto y mi propio lugar en el mundo pudiente y de los negocios, que es el tema que más me interesa.

Pero para eso se requiere buena educación, la cual no pienso estropear, porque llevo estudiando desde mis 4 años para convertirme en una mujer poderosa sin ayuda de nadie.

Con esta mentalidad derribaré cualquier obstáculo que se ponga frente de mí

—Agh. — Gruño ante un auto que no he visto.

¡PUM!

—Ouch. — Es lo único que puedo articular, me detengo para ver sí mi alrededor está bien.

«Uff, si lo está lo único es que quién es el conductor del otro vehículo».

A través de mi ventana logro ver un chico pelirrojo sacándome el dedo medio y siguiendo su camino por suerte confirmo que está bien y sigo conduciendo.

***

—Uff, ¡Qué dolor de lumbar tengo!.— Gruño acostándome en una lujosa Suite, en el hotel Hesperia. Es la primera parada que hago luego de salir de mi casa, y he escogido esté hotel porque es el que tiene más estrellas en la ruta a seguir para llegar a la universidad.

Quitándome los zapatos, veo el folleto de la Universidad Academy Literature of finance en el piso, lo agarro y lo leo:

“Bienvenidos sean los nuevos integrantes que pasen a formar parte de esta Academia universitaria, aquí encuentras.

Cómo emprender con éxito.

Cómo saber cuándo es bueno invertir en el mercado.

Cuando asociarse y con qué personas.

Y muchos más temas referidos con finanzas.”

Me quedo pensado sí, fue una buena decisión inscribirme, pero ya que estoy acá ya no hay vuelta atrás. No soy de las personas que se arrepienten al último momento, no, me caracterizó por ser una mujer decidida.

Escucho unos ruidos afuera de mi Suite, me pica la curiosidad, me voy hacia la puerta, pego el oído para escuchar más detalladamente, no obstante se escucha como sí alguien lo pegaran a la pared. Fue un golpe seco y duro, lo que llama mi atención y sin ser corta y mucho menos perezosa.

Giro lentamente la perilla, saco mi cabeza por el marco de la puerta, volteo primero hacia la derecha y no hay nada, así que salgo, volteo hacia la izquierda y siento que se me baja la tensión.

Siento que mi corazón da un giro cuando veo que un chico pelirrojo se come apasionadamente a una chica rubia.

Por instinto chillé como gatito y se cierre la puerta con fuerza por lo nerviosa que me puse. Tal vez se me paso la mano al salir a ver un asunto que no era mío, esto me pasa por entrometida.

Por algún motivo desde que tengo memoria siempre cuando me asusto o cuando me salpica algo caliente. En vez de gritar chillo como gato.

Me deslizo contra la puerta y caigo sentada sobre el suelo suspirando por lo que he visto

«Por eso es que dicen, que la curiosidad mato al gato. Bueno, en este caso es una gata.».

Río, y a los pocos minutos, me tocan la puerta. No puedo evitar alertarme.

«¿Quién será?.— Digo entre dientes.».

Espío por el ojo mágico de la puerta y es el mismo chico que vi hace unos pocos segundos.

«¿Qué querrá?. ¿Por qué quiere hablar conmigo?».

Hundiéndome entre mis pensamientos de ansiedad, escucho unos pasos alejándose, sin embargo, vuelven a tocar

—Abre por favor. — Es lo único que escucho detrás de la puerta.

Giro pesadamente la perilla, y lo veo, es un chico bastante atractivo, blanco, alto de un metro ochenta y cinco, está en forma, lo deduzco porque está utilizando una camisa blanca con las mangas arremangadas, sin embargo, esta es como transparente y me deja apreciar sus bíceps.

Con ojos color almendra penetrantes que intentan devorarme hasta el alma, me encanta su corte por abajo es corto, pero por arriba algo largo con un mechón tapando la mitad de su frente, no lo puedo evitar, me pasman sus hermosas cejas.

—Está todo bien.— Pregunta con una voz muy masculina y ronca. Que me hace estremecer.

—Eh… Eh… ¿Sí?… ¿Por qué?. — Las palabras salen solas de mi boca, odio que hagan eso, pero por ahora es lo mejor que puedo hacer. Porque juro que entre en shock, no estoy acostumbrada a lidiar con chicos guapos, ya que vengo de un colegio de señoritas muy conservador.

—Agh…(Gruñe)… Solo porque… (Voltea los ojos)… azotaste muy fuerte la puerta.— de verdad no me di cuenta, así estaría de nerviosa.

—Eh… No gracias ya comí. — Cierro la puerta golpeando su nariz. Me carcajeo por la locura que acabo de decir pero… Entro en cuenta que he actuado como una idiota, pero no sé qué efecto ha creado en mí, ver a semejante monumento tocando mi puerta y mucho menos interactuando conmigo.

—¡Hey!, maleducada… Agh…— Lo último que escucho son gruñidos. A los cuales no le voy a hacer caso, porque puede estar muy bueno ese hombre, pero no lo conozco y no se escapa a que tenga que tener precaución y más porque ando sola en la vía.

Me tiro en la cama riendo, por la actitud que he tomado frente ese chico que supongo ya es una coincidencia que me lo haya conseguido dos veces ya. Alguna señal me debe estar lanzando el destino y no las estoy tomando en serio.

***

Me despierto con el sol destellándome en la cara, tomo camino hacia el baño para hacer mis necesidades y cepillarme, busco mi cepillo para peinar mi cabello, debo de peinarme ando con el cabello con mucho friz y la verdad no me gusta andar así.

Con todo listo tomo mi maleta y me dirijo hacia la recepción para terminar de pagar la Suite, ya que el hotel me la ofreció pagar en dos partes y así fue que la tome, aunque no sé por qué fue de esa manera, tal vez yo entendí mal, gracias a que viajo con presupuesto amplio.

«Les dije que podía pagarla de una sola vez, pero, ha, son muy tercos.».

—Hola, buenos días, vengo para terminar de pagar la Suite número 03. — Me dirijo hacia la recepcionista con amabilidad.

—Buenos días, firme aquí para confirmar el pago. — Me entrega una hoja de papel con una delgada línea abajo.

Firmo y continuo, busco mi auto y me monto, trato de encenderla pero está fallando. Como no lo revise antes de salir de la casa.

No sé nada de carros, pero sé algunos trucos. Remuevo la tapa del carburador para ver si es que no le llega gasolina, en efecto lo es, le pongo un poco y voy hasta el asiento de copiloto pero…

—Ya listo, ya arranco. — Me dice el pelirrojo, sentado de una manera… muy cómoda.

—Que… ¿Qué haces aquí?. — Siento que toda la cara se me llena de ira. Él se para y pone su pulgar en mi ceño.

—No arrugues el ceño que te saldrán arrugas más rápido. — Al decir eso se aleja de mí.

—¡Hey, no tienes el derecho de…!, Agh. — Me dejo hablando sola.

«¿Qué le pasa?, ¿Se estará vengando del puertazo que le di?».

Me subo a mi auto y sigo conduciendo hacia la Universidad, mientras que voy conduciendo me relaja el aire que se pasea por mi cara.

Termino de conducir para dirigirme a un nuevo hotel para llegar a la Universidad.

***

Sentada en la cama, chateo con mi amiga Mirelle, es la única de mis amigas que ha apoyado cambiarme de estado.

Mirelle: ¿Por qué te fuiste de Oslo?

Yo: Tengo la necesidad de independizarme.

Mirelle: Con una familia tan rica como la tuya, jamás.

Yo: No, necesariamente.

Mirelle: Puedes negarte, cuanto quieras, pero sabes que jamás escaparás del apellido de tu familia.

Yo: Tienes razón, pero puedo esforzarme para forjarme mi propio camino.

Mirelle: Cualquier decisión que tomes te apoyaré, recuerda no sobre - esforzarte demasiado. Te quiero mucho. Descansa.

Yo: También te quiero mucho. Duerme bien.

Me acomodo en la cama pensando en el pelirrojo que atrevió a tocarme la frente.

—¿Por qué lo habrá hecho?. — Me toco mi entrecejo, así quedándome profundamente dormida.

Hoy decidí desayunar en una cafetería, sin embargo, la comida de este lugar sabe apestosa.

Por lo que decido beber algo de limonada con menta, relajarme leyendo las estructuras sobre negocios.

Por algún motivo no logro concentrarme, así que decido seguir conduciendo hasta Trondheim.

Creyéndolo bien, soy muy lenta conduciendo, pero una mujer prevenida vale por dos.

***

He llegado a la universidad y se me ha asignado una fraternidad, entro a la casa.

¡BUM!

—Agh. — Es lo único que sale de mi boca. Me han mojado con agua, estoy toda empapada.

—¿Pero qué demonios? — Refuto, abro los ojos y unas chicas altas, de color canelita claro, ojos verdes, son casi iguales.

—¿Son trillizas?. — Pregunto por la obviedad.

—Por supuesto y normalmente hacemos esto cuando entra una nueva chica. — Me dice la trilliza uno.

—¿Cómo las puedo identificar?. — Me queda la duda, son muy parecidas.

—Bueno, ella tiene brakets, esa es Alba, ella tiene un tatuaje en el cuello de un tenedor, esa es Alish, y yo la más potente de las tres, tengo un lunar al lado de la mandíbula cerca de la oreja y es algo… llamativo, soy Alma. — Se voltea y me muestra un lunar, pero a mi parecer es bonito.

—Ok, gracias por la broma, no obstante, espero no encontrarme con otra. — Agarro mi maleta y empiezo a tirar de ella.

—Pero antes no saben, ¿Hacia dónde está la habitación 03?. — Frunzo el ceño, sin embargo, rápidamente lo relajo, al recordar las palabras de aquel pelirrojo.

—Por supuesto está al lado de la mía. — Me informa Alma con una sonrisa de oreja a oreja.

Me toma del brazo, escuchamos los quejidos de sus hermanas atrás.

—Bien, instálate y cuando necesites un tour o algo parecido llama a este número. — Me hace entrega de un papel muy formal, bonito.

— Gracias, Alma. — Le agradezco tras ella cerrar mi puerta. Me acerco y le pongo seguro, me desnudo para entrar al baño.

Vistiéndome, guardo el número de Alma y decido llamarla.

Salgo de mi habitación, choco con un pecho muy fuerte para ser de una mujer.

—¡Ouch!. — Exclamo. Me alejo para observar con quien fue que choque, y él de inmediato habla.

—Oh, nos volvemos a encontrar. — Subo la mirada y me percato del pelirrojo que había visto con anterioridad.

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