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La madre del hijo del CEO despiadado

La madre del hijo del CEO despiadado

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Ángela es una chica introvertida la cual decide una noche irse de fiesta con su mejor amiga a un club, lo que no sabía es que esa noche conocería a Archer Spencer, el millonario que cambiaría su vida para siempre en una noche de lujuria. Luego de tres meses, ella descubre que está embarazada y grande es su sorpresa cuando se entera de que Archer no se hará responsable por el bebé viéndose obligada a ldesentendidouchar por sus propios recursos, pero, el destino tan inesperado como suele ser, la lleva un año y medio después a trabajar en la empresa de Archer sin ella saberlo. ¿Qué pasará? ¿La reconocerá Archer? ¿Asumirá él la responsabilidad de padre o se hará el ?

Capítulo 1 La noche que cambió todo

Si Ángela hubiera sabido lo mucho que cambiaría su vida después de aceptar la invitación de Jennifer, su mejor amiga, quizás nunca se habría atrevido a ir a ese club esa misma noche, pero, todavía no sabe que es eso cierto de que de los errores se aprende.

Ángela siempre fue una chica tranquila, muy pocas veces salía, pasaba la mayor de su tiempo libre viendo películas o leyendo un libro en la tranquilidad de su apartamento, la única que la convencía para salir de su guarida era su mejor amiga, a pesar de ser muy diferentes, se conocían desde bien pequeñas y no habían dos personas que se llevaran mejores que ellas.

- ¡Piki! -desde bien pequeñas, Jennifer apodó de esa forma a Ángela- ¡Esta noche tendremos fiesta! eres demasiado joven como para pasarte un viernes en la noche sola viendo viejas películas

- Jenni, la verdad estoy bastante cansada, me he pasado toda la semana trabajando sin parar

- Ese es el problema, como eres la chica joven y nueva, tu jefe se piensa que puede abusar de ti, necesitas distraerte de todo eso ¡vamos chica! Solo tienes veinticinco años, se supone que debes disfrutar la juventud mientras puedas

Ángela lo dudó un poco, pero su amiga muy pocas veces estaba equivocada, así que decidió no sobre pensar tanto las cosas como siempre hacía y salir.

- Está bien

- A ver si yo escuché bien, déjame aclararme ¿Me acabas de decir que vas a salir esta noche? -Jennifer todavía no se lo puede creer

- Sí, escuchaste bien, no tienes que pedir cita con el otorrinolaringólogo

- No puede ser ¿a ti qué bicho te ha picado?

- Que estoy cansada de lo mismo con lo mismo. Descubrí de repente que soy joven y que no quiero continuar desperdiciando mi tiempo, quiero disfrutar, vivir la vida loca –le dijo riendo sabiendo lo divertido que esa frase le resultaría a su amiga

- ¡No! ¡Auxilio, me han cambiado a mi amiga! ¡Un extraterrestre se apoderó de ella! –dijo con voz dramática

- Qué chistosa que me has salido ¿Vamos o no?

- ¡Claro que vamos! Esto no me lo pierdo yo por nada de la vida. Te voy a llevar a Crazy Night, mi disco preferida. Nos la vamos a pasar bomba ya verás

- Bueno, pues paso a buscarte a las nueve ¿Está bien? -le dice Ángela

- ¿Quieres abrir la disco de casualidad?

- ¿Por qué? -le pregunta desconcertada a Jennifer, en realidad no tiene ni idea de por qué le ha hecho esa pregunta

- Eso es demasiado temprano, como se nota que no sales de tu cueva nunca -le dice en tono de burla

- Oye no te burles que esto me está costando bastante trabajo

- Disculpa piki, tienes razón. Pasa a buscarme a las once. Es más, yo pasaré a por ti un poco antes, así te asesoro con el maquillaje, ropa y demás. Va a ser tu primera noche, tienes que impresionar y yo me aseguraré de que sea así

- Está bien, me parece perfecto –la verdad , Ángela no tiene ni idea de lo que se debe usar para ir a una disco, no quiere ir ni demasiado arreglada, ni demasiado poco arreglada

- Entonces, nos vemos a la noche. Besotes piki

Justo a las diez de la noche, el timbre de la puerta de Ángela estaba sonando como loco, tanto que fue necesario que ella corriera para abrir solo para encontrarse con una Jennifer radiante.

Su amiga era el tipo de chica que siempre lucía bien, con un cuerpo perfecto, su cabello perfectamente arreglado, era un alma totalmente libre y eso se notaba con facilidad en su comportamiento, todo lo contrario a como se sentía Ángela.

Ella siempre se sintió insegura de su cuerpo, de su belleza, no le gustaba resaltar, solo que no tenía ni idea de que lo hacía sin intentarlo, ella también era una chica sumamente hermosa, pero no se lo creía.

- Acaba de llegar tu hada madrina–las dos se echaron a reír de esa frase tan ocurrente

– A ver hada madrina ¿Qué me propones? Estoy a tu completa disposición hoy -le comentó Ángela siguiéndole la rima

– Primero lo primero ¿Has pensado en qué ponerte?

– Sí, tengo algunas cosas seleccionadas arriba de la cama

– Pues vamos, manos a la obra -caminaron hasta su habitación y cuando Jennifer vio los vestidos que había apartado puso cara de horror

– Querida, nosotras vamos a una disco, no a una cena romántica o a una fiesta de cumpleaños de una chica menor de dieciocho años

– ¿Qué pasa? ¿Qué tienen de malo mis vestidos? -hasta ese momento, Ángela se había sentido orgullosa de la selección que había hecho

– Pues chica eso que te acabo de decir, que son muy de princesita, totalmente tu rollo, pero no van a juego con el lugar al que vamos hoy. Menos mal que te conozco y te traje unos vestidos míos. Todos son perfectos para tu primera gran noche, así que puedes escoger libremente el que más te guste

Eran cuatro vestidos, cada uno más provocador que el otro, eran un escándalo. Ángela nunca se había visto puesto una prenda de vestir con tan poca tela, estaba horrorizada.

Se decantó por el más largo de los cuatro, un vestido negro ajustado al cuerpo que dejaba la espalda al descubierto completamente confeccionado de tal manera que parecía que lo habían cortado con tijeras en algunas partes estratégicas, dejando poco a la imaginación.

Cuando Jennifer terminó de arreglarla y se vio delante del espejo, no puedo negar que se sintió muy sensual y totalmente empoderada, ni ella misma se reconocía, le estaba encantando esta nueva Ángela. Se sintió poderosa, como si pudiera hacer esa noche lo que quiera, tenía el poder para ello.

– Piki ¡Estás preciosa! ¡Madre mía qué pibón de mujer! Si algo tengo claro es que vas a arrasar esta noche

Si Jennifer lo decía es porque era cierto, así que se grabó bien ese pensamiento en la cabeza para acabar con los nervios tontos que tenía. No tenía ni idea de lo que la esperaba en ese club y lo diferente que ella sería a partir de esa misma noche. La vida da muchas vueltas y, a veces, a las personas buenas, no siempre le esperan buenas cosas.

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