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LA PROFECÍA DE SHAIRY

LA PROFECÍA DE SHAIRY

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La profecía de Shairy, te sumergirá en un mundo mágico lleno de criaturas fantásticas y seres sobrenaturales. Acompaña a Shairy, una joven hada con una misteriosa conexión con los dragones, en su emocionante búsqueda de respuestas. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando un ataque las separa de su hermana y Shairy se encuentra escondida y convertida en humana. Su destino toma un rumbo aún más intrigante cuando un anciano misterioso la encuentra y revela que ella es la elegida para cumplir una antigua profecía. En su camino, Shairy deberá enfrentarse a desafíos, incluyendo salvar a un extraño que resulta ser un rey dragón. ¿Podrá Shairy recordar su verdadera identidad como hada y reunirse con su familia? Descubre el fascinante viaje de Shairy en esta cautivadora historia llena de magia y aventuras.

Capítulo 1 ATAQUE

El reino de las hadas nombrado Aratía está ubicado en el centro del bosque, que es rodeado por los clanes del imperio de los dragones y los elfos. El rey Aratiel y su reina Lisbel, tuvieron solamente dos hijas. Lily, la mayor de apenas cinco años y Shairy de tres. Ambas princesas de gran belleza y enormes poderes, viven su vida despreocupadas rodeadas de hermosura, alegría y felicidad.

Por siglos han mantenido una cordial relación con todos los seres sobrenaturales y mágicos que los rodean, estableciendo alianzas para la paz común. A pesar que han estado escuchando extraños rumores de que están robando los pequeños herederos con grandes poderes mágicos de todos los reinos, no creen que sea realidad. Porque nadie sabe en verdad que hacen con ellos. Aunque todos los mundos mágicos están en constante vigilia y recelo.

Los reyes de Aratía aceptan un compromiso de una de sus hijas, con el sucesor de un reino de elfos vecino, en honor al pacto de ayuda mutua contra el enemigo. El príncipe Edril, que también es pequeño, será el que asuma la responsabilidad por ser el único heredero. En cambio puede escoger con cuál de las dos princesas casarse.

—Hija no se alejen mucho de mí

Las llama la reina Lisbel al ver como la princesa Lily junto a su hermanita, la princesa Shairy vuelan detrás de una mariposa hasta ir al manantial, donde se ponen a jugar con el agua. De pronto todas las otras hadas que las rodearon desaparecieron y ante las niñas apareció un espeluznante dragón. Lily movió sus manos y desapareció con su pequeña hermana, pero Shairy estaba tan asustada que no dejaba de brillar, por lo que en un último intento por salvarla le dijo.

—¡Quédate aquí escondida hasta que vengan por ti, serás una niña humana sin ningún poder hasta que recuerdes quien eres!

Y sin más la convirtió en una niña humana atrayendo al hacerlo la atención por la magia que desarrolló del extraño dragón que la atrapó, olfateó alrededor y al no sentir otro ser mágico se retiró llevándose a Lily. Shairy esperó escondida en el arbusto dos días, las hadas la buscaban desesperadamente a las dos por todo el bosque, pero al no tener magia, no la encontraron. En cambio lo hizo al tercer día un extraño y misterioso viejo que la tomó en sus brazos, luego de darle agua le dijo.

—Pequeña, tú eres la elegida para cumplir con la profecía muy antigua. Así que hasta que ese momento llegue vivirás conmigo como humana.

Y sin más se la había llevado a un pequeño pueblo de humanos diciendo que era su nieta huérfana. Y como tal creció Shairy, en medio de los humanos. Al menos lo único que no había olvidado era su nombre. El viejo a pesar que vivía de recetar remedios a los hombres, tenía un mal carácter de todos los demonios y que solo se suavizaba al ver a la pequeña que era toda felicidad y alegría.

Nada para ella le causaba tristeza, e iba por la vida ayudando a todos con alegría y amor. Se había ganado el afecto de todos los del lugar que al verla tan pobre, le regalaban desde las ropas que vestía hasta comidas y frutas para alimentarse, las cuales ella llevaba para la pequeña y destartalada casa que compartía con el que consideraba su abuelo. Y allí comía solo una pequeña porción del alimento que le daban, porque decía que era pequeña y no necesitaba tanto alimento dejando la mayoría para el anciano que la observaba en silencio mientras ella no dejaba de cantar.

Tenía obsesión con ir al bosque y subir a los árboles. Le encantaba ver a los pájaros y las mariposas volar. Podía pasarse el día entero subida en una rama de un árbol sin que se aburriera, pues aunque nadie le creía, ella tenía la capacidad de hablar con los animales que habitaban a su alrededor.

Así fue creciendo hasta volverse una joven muy hacendosa que ayudaba a su abuelo a recolectar las hierbas con la que hacía los ungüentos que le recetaba a todos los enfermos. Le había enseñado muchas cosas, y a cada rato le decía que ella era la elegida.

—Abuelo deja de decir eso, yo no soy la elegida de nada, solo de ser tu nieta.

—No me creas, pero a mí me avisaron que debía ir a buscarte para que nadie más te cogiera y pudieras pacificar al que quiere acabar con tu pueblo con la guerra.

—Ja, ja, ja…, ay abuelo, deja de inventar historias. No hay guerras por aquí, ¿qué pueblo voy a pacificar yo? Soy una simple chica que está feliz por tenerte como abuelo.

Y sin más salió rauda a repartir todo lo que necesitaba, y sin falta se adentraba después en busca de plantas. A pesar de que le contestaba eso a su abuelo. Desde niña Shairy ha tenido muchos sueños extraños que no puede comprender y que no le cuenta a nadie. También aún ahora de adulta tiene visiones que la dejan confundida y asustada.

Se ve volando a gran velocidad por encima de todos los árboles siendo perseguida. También, tiene la impresión de que una voz la llama que debe de ir por ella y reclamarla. Eso sobre todo la confunde mucho, porque siente que la voz es lastimera y real. Por ellos cada día más se adentra en el bosque siguiendo la voz, hasta llegar al lago esmeralda, sin que se encuentre con nadie.

Uno de esos días en que regresada ya entrada la noche encima de un ciervo, escuchó unos quejidos que provenían de una caverna. Rápido se adentró en ella pensando que era un animal herido.

—Hola, ¿hay alguien ahí? Soy Shairy, la hija del curandero del pueblo Galadriel. Hola, puedo ayudarte si estás herido.

Vio como salía de detrás de una enorme piedra un increíble y apuesto caballero que chorreaba sangre de una enorme herida en su pecho. Corrió y quitándose el chal que llevaba apretó su herida con fuerza haciendo que se sentara.

—Espera, enseguida vendré a curarte, iré a buscar hierbas medicinales. ¡Espera por mí!

El desconocido apenas si podía hablar, solo asintió y le señaló una antorcha que se había encendido de la nada. Ella no prestó mayor importancia a ese detalle y la tomó corriendo junto al ciervo fuera de la gruta por el medio del tenebroso bosque, hasta dar con lo que buscaba y regresó rauda, para encontrarse que el apuesto caballero se había desmayado.

Lo lavó y curó con esmero, para luego quedarse a su lado toda la noche cuidando de él. Tenía el cabello y la piel de color cobre y sus ojos también. Era alto, fuerte, y se veía que estaba acostumbrado a luchar. ¿Será verdad que existe una guerra? Se preguntaba en lo que había encendido una hoguera cuando sintió extraños sonidos en el bosque y cómo de pronto el hombre se había levantado de un salto, apagado la hoguera de un soplido, y arrastrado a ella hasta detrás de la enorme roca en que se escondiera, haciéndole señal de que guardara silencio.

Shairy estaba realmente aterrada, pues las voces que escuchaban junto a los rugidos y sombras no le parecieron para nada humanas. Cerró sus ojos apretándose con fuerza del extraño, hasta que sintió como la tomaba en peso y corría con ella adentrándose en la cueva, hasta ir a dar con un laberinto que los llevó al otro lado de la montaña, muy cerca de donde ella vivía, y cayó desmayado.

—¡Abuelo! —gritó con todas sus fuerzas viendo como éste salía corriendo y al ver lo que sucedía la ayudó a entrarlo a la casa.

—¿Quién es?

—No lo sé abuelo, me lo encontré de regreso, lo curé, pero ahora creo que me salvó de unas extrañas criaturas que aparecieron.

—Estoy cansado de decirte que no andes en ese bosque, que existen muchos extraños animales. Ve por las cosas para curarlo.

Así lo hizo, corrió a buscar el cajón donde su abuelo tenía la mayoría de ungüentos que usaba para curar ese tipo de heridas, pero al entrar a dónde habían dejado el desconocido. ¡Había desaparecido!

—¿Dónde se metió? —preguntó su abuelo.

—No lo sé, no pudo irse sin que nosotros lo viéramos, estábamos en el salón.

—Debe ser una criatura mágica.

—¿Qué dices abuelo?

—¿Y cómo explicas que desapareció delante de nosotros?

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