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Relatos perversos de Prince

Relatos perversos de Prince

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Acerca de

Contenido

Eric Prince es un joven francés que no le gustan las reglas, malcriado y vanidoso como nadie no se frena a conseguir siempre lo que le place, con su apetito desmedido por el sexo se meterá en situaciones vergonzosas que le costaran el apellido, todo esto contemplado por sus tres amigos irreverentes adictos a las fiestas con doble cara ante todo su círculo social, El espíritu libre de Pince lo precede como la herencia de sangre que lleva en sus venas Lleno de adrenalina se convierte en experto ante el peligro de la noche que funciona como anestesia a la realidad que odia, junto a sus amigos descubrirá que no debe jugar con fuego cuando existen personas más alocadas y enfermas detrás de un volante, manejando las peleas callejeras que será su fuerte y el sexo una de sus armas.

Capítulo 1 Prince

Capítulo 1 "Prince"

Narrador POV.

Nos encontramos en Sídney Australia en la habitación de un chico alto con el cabello castaño, labios rojizos, pestañas largas y abdomen marcado, está durmiendo en su cama solo con las sabanas cubriendo su pene. La ventana ilumina su rostro y pasa la mano por su rostro para poder abrir los ojos que son color grises que despiertan a cualquiera que los mire un deseo inexplicable de estudiarlos, son hipnotizantes y hermosos. Se levanta y toma una de las almohadas para lanzarla al despertador.

— ¡Eric! Levántate es tarde —le grita su hermana mayor detrás de la puerta y él vuelve a acostarse y sonríe mientras se anima a salir.

Se apresura caminando desnudo a través de su espaciosa habitación luego se mete a la ducha y pone algo de música clásica. Enjabona todo su cuerpo y pasa sus manos por su duro pecho para continuar con su pene, después de lavarlo bien lava sus piernas y pasa sus dedos largos entre sus cabellos para quitarse los restos de gel que no consiguió quitarse la noche anterior.

Tiene una herida leve en la barbilla que al sentir el jabón arde, pero son solo cicatrices simples que a él no le importan, se seca y seca su cabello con su secador, se mira en el espejo para sentirse seguro de sí mismo, sonríe y su dentadura perfecta le da el visto bueno, su nariz respingada hace que sus rasgos resalten. Entra en la cocina donde ve a su hermana de espaldas y le da un susto cuando pechizca su cintura.

— ¡Prince! Qué demonios —exclama la chica de cabello rubio y lentes.

—Relájate Anette pareces una anciana con tantas normas —menciona Prince volteando los ojos al ver que su hermana siempre lo llama por su apellido cuando está disgustada.

—No estoy anciana a penas tengo 30, además no son normas es lo normal son las 8 am y entras a las 8 y 15 a tu primera clase.

—Me quede algo dormido no es mi culpa —dice el mientras se mete un sándwich a la boca.

—Si es tu culpa por llegar a las 2 de la mañana —ambos se miran y él mastica con tranquilidad.

—Llegaré a tiempo despreocúpate —toma el sándwich y lo envuelve para meterlo al bolso que pone en su espalda para salir.

— ¡Oye! Tienes que visitar a Vivi esta tarde.

—Si lo sé —le dice y sale a toda prisa, llega a la esquina y lo espera un auto azul.

—Al fin llegas vamos tarde por tu culpa —dice su amigo Mark quien conduce.

—Bueno a la próxima no me interrumpas cuando esté con alguien y verás que saldremos a tiempo.

—Fuiste tú quien me envió un mensaje para salvarte de esa bruja.

—No solo te dije que bajaba en 5 minutos —dice Prince cuando se pone su chaqueta.

—Llevabas tres horas con ella —Mark lo mira con enojo —a la próxima yo pongo las reglas del juego.

—Como quieras —se pone el cinturón.

Llegan a la universidad donde cursan la carrera de economía entonces todas las miradas son para este par en especial de las chicas que los observan con desdén y otras con curiosidad. En el aula se encuentran con Gabriel el rico del grupo, rubio de ojos azules y Juan con el cabello negro y rizado quien es el baboso de ellos que no perdona a ninguna chica que se le ponga en frente con un condón, Mark es el cauteloso y tímido algo gordito y con cabello castaño, finalmente Prince que ya veremos quién es.

Después de una mañana de clases los cuatro salen hacia una conferencia donde un importante empresario se pronunciara con consejos sobre su experiencia en el campo y eso es lo que le interesa a este grupo el dinero, y porque no si eso conlleva a la diversión.

Prince POV.

—Dame una de tus corbatas Mark olvidé la mía —menciono mirando a Mark algo desgastado.

—Si tómala en la guantera.

—Huele a salsa —le digo al ver que mi amigo es bastante descuidado.

—Fue la chica con la que converse anoche, me arrojo algo de la hamburguesa que comía.

—No quiero saber los detalles —me la pongo esperando que no se note.

Camino a la conferencia recuerdo lo que hice con una de las chicas de la clase de Álgebra…

Estoy sentado en un sillón mientras pasan las horas, veo como todos se enloquecen por la música alta y las pastillas que corre por sus venas. Muchos se quitan la ropa y suben a una de las habitaciones sin importarle si vienen con su novio o novia, no veo a mis tres amigos así que supongo que están disfrutando de la cacería de esta noche, me aburro a cada minuto, pero entonces al otro lado de la habitación diviso a una chica con la mirada triste y con un trago en la mano, lleva un suéter color amarillo y mini falda negra. Llama mi atención porque sé que esconde su verdadera esencia, camino hacia ella y ella voltea hacia mí para quedar muy cerca.

—Hola como la estás pasando —le pregunto con una de mis sonrisas.

—Hola… ¿Me hablas a mí? —me dice y asiento con la cabeza —pues yo no estoy segura.

—Te entiendo, todo esto me parece bastante aburrido —me apoyo en la pared y cruzo de brazos.

—No debí venir, mis amigas hace horas que me dejaron aquí parada —pasa la mano por su oreja acomodando un mechón de cabello negro entonces sé que le gusto.

—Sí, mis amigos también se olvidaron de mí, bueno creo que es hora de irme mi madre me castigara —miro mi reloj y le sonrió para irme, entonces mentalmente cuento hasta 5.

—Espera… —susurra.

— ¿Si? —me volteo mostrando desinterés.

—Podemos sentarnos a conversar si quieres —lo dice con su mirada tímida y me sonríe.

Hablamos por un instante en una de las habitaciones solo para luego ponerle mi lengua en el cuello, cierra los ojos y esta a mi disposición, tomo sus pechos y la beso. Muerdo un poco sus labios y ella no está segura de continuar besándome, no me detengo porque sé que lo quiere. Arranco su blusa y eso la enciende, se quita el brasier y me levanto para tomar sus nalgas y le subo la mini falda, ella gime y me empuja a una de las sillas para abrir mi cremallera.

Me pongo enseguida el condón y me introduzco en ella, está enloquecida pidiendo más y más porque sus movimientos me lo dicen. Mueve de arriba hacia abajo rítmicamente como si no lo hubiera hecho en semanas, cubro su boca porque grita y lo hace con ganas, se viene fuerte y la cargo para lanzarla en la cama. Continuaremos por unas horas más.

Son las 6 de la tarde y estoy sentado en uno de mis sillones al lado de la ventana, me quito los zapatos y pienso en otra cosa que me saque del aburrimiento que dejó en mí la reunión con ese rico empresario despreocupado que solo hablaba de los niveles altos y bajos, compra y venta, precios y valores. Puras patrañas que funcionan en el mundo de esos insulsos y pequeños poderosos que se creen lo máximo, yo si soy genial.

—Eric —llama mi hermana por la puerta.

— ¿Qué sucede? —le respondo con algo de cansancio.

—No fuiste a ver a Viví, dice que mañana te espera antes de clases.

—No puedo ir a esa hora es demasiado —me quito la camisa.

—No me importa, no me interesa si es muy temprano para ti necesito que le lleves sus medicinas —exclama y siento en su voz que me va a llamar por mi apellido.

—De acuerdo lo haré —entonces siento que se marcha y es el momento perfecto para enfocarme en lo de esta noche.

Me quitó toda la ropa y me doy una ducha rápida, me visto con un pantalón negro y una camisa vinotinto, me pongo loción para después aplicar algo de gel en mi cabello. Tomo mi celular y el fajo de dinero que conservo detrás de unos de los bloques de la pared, me veo por última vez en el espejo y acomodo el cuello.

— ¡Voy a salir! —exclamó desde las escaleras.

—! Prince, que no se te ocurra levantarte tarde! Mañana —dice Anette sonando como nuestra difunta madre que me dolía llamarme por el apellido de mi padre cuando le hacía molestar.

—Lo que tú digas —le digo cerrando la puerta.

Caminó rápidamente para tomar el transporte público y una vez en el no tomo asiento, me siento activo para lo que haré está noche. Voy por un callejón oscuro y ajusto mis mangas que aprietan mis muñecas, cruzó a la izquierda y luego a la derecha, llegó al distintivo grupo de lucha callejera y los presentes me abren paso hacia el centro de la multitud. Veo a mi contrincante un tipo de 1,80 riendo a todo pulmón y entonces todos callan.

—Bien el Halcón llegó, pensamos que ya no vendrías —menciona el encargado de las apuestas un enano canoso que huele a cigarrillos rancios.

—Di mi palabra —respondo sin quitarle la mirada a mi contrincante.

—Basta de charla !A luchar! —grita entre carcajadas aquel tipo.

Se pone en posición de ataque y empuña los nudillos envueltos en gasas simplemente patéticos, me quito la camisa y una de las chicas la toma. Todos enloquecen con sus billetes arriba exigiendo la pelea así que coloco mis palmas hacia el sujeto y mantengo la calma.

— ¡Comiencen! —exclama el enano.

Me mantengo rígido y entonces el sujeto grande me lanza el primer golpe dándome en la mejilla haciendo que mi sangre salpique, me reincorporo para recibir un puñetazo en las costillas y otro golpe en la cara haciendo que mi frente golpee en el asfalto, entonces trazó cada uno de sus movimientos en mi cabeza, es predecible e impulsivo, veo todo en cámara lenta mientras se aproxima para tumbarme al suelo en ese instante le doy un golpe en el cuello luego en la quijada y para terminar pateó fuertemente su rodilla haciéndolo caer sin posibilidad de levantarse de nuevo. Todos me ovacionan y tomo mi camisa de las manos de aquella chica.

—! Halcón! ¡Halcón!! Halcón! —gritan emocionados mientras me pongo la camisa.

—Págame Luis —el enano me da la mitad del dinero de mala gana sin decir media palabra.

Me largo del sitio guardando bien el dinero en mi calcetín, veo mi celular y me queda tiempo suficiente. Tomó un taxi, me veo en el retrovisor y la herida que tenía está mañana en mi barbilla se ha vuelto más grande haciéndome ver bastante varonil, mi ojo está bien, pero sé que se va a hinchar, una abertura en encima de mi ojo derecho me hace dudar.

Pasamos frente al hospital y le pido al conductor que se detenga, entró sin antes decirle al taxi que me espere. La busco por todos lados, pero no encuentro a mi vieja amiga Emma.

— ¿Eric? —dice la dulce voz de Emma y volteo.

—Necesito ayuda —le digo a mi amiga de piel clara y cabello negro como la noche que cae por sus hombros dándole un toque de hermosura.

—Entonces te asaltaron —dice Emma mientras estoy encima de una camilla sin camisa.

—Así es, eran como tres tipos —la veo quitarse los lentes luego se pone guantes y toma una jeringa, gasas y alcohol.

—Pobre de ti —me dice presionando la gasa encima de mi ojo, me arde, pero no dejo de mirar cómo se traga mis mentiras.

—Estaré bien, solo debo tener más cuidado con las calles oscuras —continúa limpiando la herida y nuestros ojos conectan, ella hace una mueca y sacude mi cabello.

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Recién lanzado: Capítulo 11 Mentiras   02-29 00:46
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