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Matrimonio de apariencias amor por conviviencia

Matrimonio de apariencias amor por conviviencia

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Bianca conoció al multimillonario Maximiliano de la O, aunque al principio solo fue sexo, porque él la encontraba tonta y ella lo encontraba petulante, al ella quedar embarazada del poderoso hombre, vio como su vida cambió, ahora el querría tener cerca a la madre su su primogénito. Ella no tenía idea de que tan cerca terminaría. Bianca emprenderá un viaje para madurar, crecer y enseñar a amar. Esta es la historia de una chica mimada y un hombre limitado emocionalmente y de cómo el amor hace maravillas. -¡No se supone que pasara! No estaba tratando de conquistarte. -No, si de eso me di cuenta, eres un maldito patán, petulante, engreído y controlador, y te amo, por eso sé que te amo. -Quiero estar contigo, abrazarte, besarte, hacerte sentir bien, que estés bien, protegerte y cuidarte, que me cuides y protejas, que veas por mi, yo poder ver por tí, Bianca no se si eso es estar enamorado de ti pero ¿Puedes aceptarlo? ¿Qué más quiere? ¿Qué me estoy perdiendo?

Capítulo 1 La Cumpleañera

Bianca se puso un ajustado vestido rojo de algodón sin mangas que le cubría hasta debajo de las rodillas, que dejaba ver su delgado cuerpo, sus senos perfectos proporcionales a su estatura, su cintura estrecha, sus piernas largas y uniformes, observó su trasero y pensó que era lo suficientemente grande y firme para llamar la atención pero no tanto como para hacerla ver vulgar, se veía hermosa, el rojo realmente hacía juego con su pálida y suave piel y su largo cabello rojo, se miró en el espejo dudosa.

Sus pensamientos la llevaron a distraerse frente al espejo. Solía distraerse fácilmente, la gente la percibía distraída y despistada por ese detalle, ciertamente podía estar en una conversación y perderse gran parte por estar metida en su cabeza.

La mañana estaba fría.

—Estoy pensando seriamente en usar algo más atrevido a pesar del frío, hoy quiero hacerlo —pensó.

Finalmente optó por llevar el vestido y completarlo con tacones rojos, un suéter blanco y un sobretodo largo blanco también, podría quitarse todo eso y verse sensual si así lo decidía en cualquier momento del día. Eran las 8 y media de la mañana e iba rumbo a la oficina de abogados para la que trabajaba, comenzaba a las 9 am en punto así que iba con el tiempo justo.

La ciudad, Isla Verde, aunque pequeña tenía algo de tráfico, era una ciudad hermosa, tranquila, sin ajetreos mayores, el sol siempre era intenso, había humedad, y de vez en cuando se sentía el olor a mar, que llega desde la bahía e inundaba la ciudad, al pasar por una calle se podía ver el mar al fondo de los modestos edificios cerca del puerto.

La firma de abogados estaba en el distrito más céntrico de todos, a Bianca le agradaba ver los comercios y edificios de oficina contrastando con la imagen de la bahía, la gente salía y entraba apresurada de los edificios, inundaban los locales de comida que estaban cerca, antes de comenzar el día de trabajo, muchos tomaban su desayuno cerca de los edificios.

Bianca, entró al edificio donde estaba la oficina de la firma para la que trabajaba, Yores & Smith, era una firma de abogados, no tan grande para ser la más cotizada pero tampoco tan pequeña como para que no sintiera que su carrera de abogada no iba a avanzar. Está en un buen lugar, al menos profesionalmente.

Entró a su oficina, al rato se acercó alguien a la puerta.

—¡Buenos días Bia! —parado en la puerta con una media sonrisa, estaba Ignacio.

Ignacio era un apuesto abogado que entró junto con ella a la firma dos años atrás. Moreno delgado, alto y definido. Él siempre le coqueteaba, pero Bianca estaba segura de que era gay, o al menos lo sospechaba.

—Buenos días Ignacio, ¿A dónde me llevarás hoy a almorzar? —le preguntó ella coqueta.

—¿Quieres que te lleve a almorzar? —dijo con cara de sorprendido a la vez que decidió entrar a la oficina y tomar asiento frente a ella.

—Hoy lo merezco, hoy estoy de cumpleaños, tienes permiso de consentirme —le reveló sonriéndole ampliamente.

—No sabía, felicitaciones, que mal trabajo el de recursos humanos, ¿Por qué esta oficina no está llena de flores?, ¿Por qué toda la oficina no está llena de flores? —le preguntó divertido—. Estoy seguro de que tienes más de un admirador, ¡Despistados todos tus admiradores!

Ella se rió con sinceridad.

—¡No exageres Ignacio!, Recursos Humanos hace su trabajo bien, un error en mi registro de nacimiento da cuenta de una fecha distinta: en 15 días, para efectos del público uso ese, para mi círculo más íntimo y familiares tomó en cuenta mi fecha original de nacimiento —le confesó ella.

—¡Pilla! ¡Te asegura dos celebraciones! —le dijo el acusadoramente, sonriéndole.

—Hoy me prepararán una cena en casa de uno de mis hermanos, puedes venir conmigo, tú y quien sea con quien estés saliendo —le dijo ella expectante.

—No salgo con nadie, estoy esperando por ti —le dijo mientras se inclinaba un poco sobre su escritorio con un gesto como quisiera contarle algo más —Y gracias por contarme en tu círculo más íntimo—le dijo sinceramente.

—¡Buenísimo! Ven conmigo esta noche y le dirás eso a mi familia, que esperas por mí —le dijo con tono de complicidad.

Ignacio era la persona con la que Bianca tenía más confianza en la firma, el resto de los hombres querían llevársela a la cama, y los que eran lo suficientemente decentes como para no acosarla, la querían sacar siempre del juego, era gente muy competitiva, había pocas chicas en la oficina, una de las jefas y su asistente, las 2 recepcionistas, 4 en áreas administrativas recursos humanos y par de abogadas más, Nía y Luisa.

—¡Bianca! Cariño, te esperan en la sala de juntas —le dijo con tono calmo la asistente de la socia Yores.

—Gracias, Alicia, ¿Quién? —le preguntó amablemente.

—La Sra. Yores y los Sres. Martin y Smith —respondió de forma robótica.

—¿Tenía alguna reunión que olvidé? —preguntó preocupada Bianca, a veces olvidaba asuntos importantes.

—No querida, te están requiriendo ahora —dijo la mujer con tono sarcástico. — ¿No estás ocupada ahora o sí? —completó en el mismo tono.

—No, te sigo, voy enseguida —dijo —. Odio como aquí todo es tan formal y todos son medio antipáticos, pensó.

Bianca se levantó y siguió a Alicia, estaba por cumplir los 30 años pero parecía mucho más joven, era rubia, delgada de facciones muy finas, era seria y un poco pedante pero muy eficiente en su trabajo.

Alicia le tenía algo de envidia a Bianca, había escuchado más de una vez en las conversaciones de la oficina que todos los hombres de la firma decían que ella era la más bella, que tenía el mejor cuerpo de todas, en la firma y se motivaban entre ellos a ver quién se animaba a hacerla caer. Alicia era fanática de la atención. Bianca se la quitaba.

Entró a la sala de juntas y los socios la miraron sonriendo, la invitaron a pasar.

—¿Ignacio les contó? ¡Qué tonta! No soy tan importante como para que me inviten a la sala de juntas a felicitarme por mi otro cumpleaños —pensó Bianca.

—¡Bianca! — habló Yores, morena, alta elegante con su cabello recogido y tenue maquillaje —. Tenemos excelentes noticias, la firma acaba de conseguir un cliente importante, Bianca, es grande, ¡Será el más grande que hayamos tenido jamás! —le dijo con solemnidad.

—¡Es una gran corporación! —Habló Smith— ¡Nos han contratado para algo puntual pero esto de verdad puede ser el inicio de una relación más larga y muy provechosa para nosotros, nada más que entrar en el círculo de este cliente es ya bastante positivo para nuestra imagen —continuó.

—¡Ya veo! —alcanzó a decir Bianca, sin saber exactamente a dónde iba todo.

—¿Cómo puedo ayudarlos? ¿Para qué me han llamado? —dijo torpemente.

Yores, la miró con su expresión amable pero fulminante, como queriendo comprenderla.

—Me escuche ruda o desinteresada, de los tres, ella me intimida más, es fuerte y decidida, muy inteligente, con mucha experiencia, es exigente sin piedad, es del tipo de jefes que si viviéramos en la época medieval, te mandaría a colgar si te equivocas, le estoy causando mala impresión —pensó Bianca angustiada.

—Nada querida —le dijo con tranquilidad— queremos que formes parte del equipo de abogados que asistirá a este cliente.

Bianca solía causar dos reacciones en la gente de la firma, o les agradaba su sencillez y humildad y reconocían su capacidad profesional o la encontraban torpe, despistada y que seguro por ser bonita estaba allí. Yores tenía la última impresión de ella, pero siempre que hablaba con ella pensaba cada vez más que era agradable y humilde.

—¡Excelente! muy bien, gracias por considerarme, si lo creen tan importante ¿Cuál es el cliente? —preguntó fingiendo interés.

—Corporación de la O, el mismo Maximiliano de la O nos ha contratado —dijo el Sr. Smith —¿Solo nosotros pensamos que es importante? ¿O estás de acuerdo? —le preguntó con complicidad.

—De acuerdo, es impresionante, ¿Y para qué nos ha contratado específicamente? —preguntó ella.

—Una adquisición —dijo Yores con más seriedad.

—Bien, pero esa no es mi área de especialidad, no comprendo —contestó confundida.

—El Sr. De la O, ha mostrado interés en una compañía que está en una región asiática, Asia Sur, tu hablas su idioma.

—Si, bueno, lo domino de una forma avanzada pero no sé si técnica —dijo mientras notaba la mirada atrevida que le dirigía el Sr. Smith, prácticamente no dejaba de mirarle los pechos.

—Le dijimos al Sr de la O que en el equipo uno de los abogados expertos hablaba el idioma y esa eres tú, tienes trabajo por delante, ¡Mucho! —le dijo el Sr. Martin.

—León estará a cargo de la cuenta, reúnete con él hoy mismo para que te de detalles de tu trabajo y del resto del equipo —le dijo Yores sonriéndole.

—Gracias por tomarme en cuenta, por la oportunidad —se vio obligada a decir.

—Seguro querida, tendrás la oportunidad incluso de conocer a Maximiliano, imagínate, ¿no es emocionante? —dijo la Sra. Yores.

—Sí, seguro, lo será — dijo mientras se levantaba tratando de no mostrar lo incómoda que estaba por la mirada descarada del Sr. Smith.

—¡Traductora!, seré traductora de papeles, seguro, ¿Qué es esto? Y, ¿Por qué no he dicho que no?, Maximiliano de la O es uno de los hombres más ricos del país, del planeta, su familia es poderosa, él junto con sus hermanos tienen un imperio, es un hombre atractivo. Sé que está casado eso se, con una mujer increíblemente hermosa, lo que es lógico para un hombre increíblemente hermoso y rico, poderoso con el mundo a sus pies, pero dicen que Maximiliano es un patán, así que —Genial no puedo esperar para conocerlo y contarle a mis amigos y a mi familia —dijo para sí Bianca.

Fue a la oficina de León, mientras se acercaba vio que estaba solo, lucía algo ajetreado con los papeles que tenía sobre el escritorio.

—¡Buenos días León!, me han dicho que formare parte de tu equipo, aqui estoy reportándome —dijo ella con formalidad.

León levantó la mirada con una sonrisa pícara.

—¡Adelante Bianca! —le dijo amable.

León era uno de los abogados más experimentados, pronto sería socio, habiendo conseguido la cuenta con los de La O, su ascenso sería más rápido aún.

Bianca pensaba que él era de los pocos decentes de la oficina, aunque lo había pillado mirándola inapropiadamente, a ella le causaba gracia porque se ponía nervioso y desviaba la mirada torpemente, todas las veces; si no hubiese sido porque estaba casado; felizmente casado y con hijos, ella se habría ilusionado por él, era simpático sin ser un galán, educado y bastante decente.

—Dime, ¿cómo te voy a ayudar? —le pregunto Bianca.

—Bianca, como habrás oído, este es un cliente muy importante para la firma, aunque tenemos clientes grandes, pues nunca habíamos tenido uno de la talla de esta corporación, ni habíamos accedido a una personalidad como la de Maximiliano de la O, estarás de acuerdo que es un personaje importante —le explicó el.

—Si claro, es uno de los hombres más ricos y poderosos del país, quizás del planeta.

—¡Exacto!, ve a dónde esto nos puede llevar.

—Sí, veo que todos están impresionados con trabajar para él, pero porque nosotros en este caso particular —preguntó ella.

—Conocí a Maximiliano en una fiesta para una organización sin fines de lucro, mi esposa me hizo ir y no sabes ahora como se lo agradezco, fue de pura casualidad, ahí estaba Maximiliano de la O, nada más y nada menos que sentado solo en una mesa y no pude resistirme, fui a presentarme, lo salude, dicen que el hombre es antipatiquísimo, pues es verdad, apenas me miro, pero me respondió el saludo —le explicó él.

—¡Que valiente! —le dijo Bianca.

—Pues si, al salir, nos volvimos a cruzar, me miró, se acercó y me dijo, ¿Me dijiste que eras abogado y trabajas para una firma? Y me quedé helado y le dije que si, me dio una tarjeta y me dijo que me contactara al día siguiente con su abogado, pues estaban convocando algunas firmas para una asesoría sobre un asunto que ya me explicarían. Y fue todo, llame a su abogado, nos reunimos, me explico que Maximiliano estaba interesado en la adquisición de un grupo de empresas en Asia, que nunca habían hecho eso, que él no estaba muy de acuerdo y propuso buscar asesores que le dijeran los pro y los contra de la adquisición, participamos varios, al parecer fuimos los únicos que dimos más puntos positivos posibles que el resto, o nos contrató para molestar a su abogado, ¡Quién sabe! —sentenció

—¡Ya veo! Y parece algo importante —dijo ella.

—Sí, básicamente harás las traducciones, llamadas, etc., igual contrataremos a un intérprete para cuando estemos con Maximiliano y los dueños de la compañía, pero hay trabajo de escritorio que sí nos gustaría que hiciera uno de los nuestros, es decir, tú.

—No es necesario siempre un intérprete, una persona que hable el idioma —dijo Bianca.

—Queremos impresionar, queremos ir más allá —le dijo León.

—Entiendo — afirmó.

—En el equipo estará Nia, Luis, John, Marcos, Martin, y tú —informó León.

—¡Tanta gente! —se sorprendió Bianca.

—¡Queremos impresionar!

—Y facturar en grande —pensó ella para sí.

León conocía la verdadera motivación de Maximiliano de la O, tras las adquisiciones pero se lo guardaba para sí.

Bianca salió de la oficina de León un poco mareada, ¡Que novela!, ya casi eran las 12 del mediodía y ella podía ver desde el pasillo a Ignacio sentado en su escritorio esperándola. Todos estaban entusiasmados con conocer al multimillonario Maximiliano de la O.

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