Edward es el príncipe huérfano que tras la muerte de sus padres se ve obligado a seguir las órdenes del consejo. Por lo tanto a ve obligado a casarse con Bea y a convivir con ella a pesar de no conocerla
Edward corre por el campo buscando su espada, Alejandro lo alcanza por la espalda y no tarda en poner su propia espada en su cuello.
— Está muerto, su alteza. — El príncipe se queja con su amigo por injusto. — ¿Otra vez estás usando tu posición de futuro rey, Edward?
El juego se termina cuando un grupo de sirvientes entra al jardín.
— Larga vida al Príncipe Edward — dice la sirvienta principal que en tiempos modernos se consideraría el ama de llaves.
Los niños se separan, Alejandro agacha la cabeza. Edward se encuentra confundido hasta que recuerda que hicieron lo mismo cuando tenía 5 años y su madre murió.
7 años después, Edward entiende lo que eso significa. Su padre a muerto.
— No hagan eso — les ordena — no ha muerto, no me dejaría. Corre hacia adentro del palacio y sube las escaleras lo más rápido que puede. Tiene que esquivar a varias personas que le dan su más sentido pésame o le dicen “larga vida al príncipe” antes de llegar a la habitación de su padre donde un doctor cubre el cuerpo.
— Lo siento príncipe — le dice la mano derecha de su padre antes de que se largue a llorar en sus brazos.