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Víctor Martínez es el CEO de una exitosa empresa que ha consolidado con años de esfuerzo y sacrificio. Está casado con Sofía, una mujer que, en su mente, representa la perfección, la estabilidad y el futuro que siempre imaginó. Juntos han creado una vida sólida, una familia respetable y un hogar lleno de promesas. Sin embargo, la llegada de Ricardo, un nuevo asesor con un enfoque disruptivo y una energía palpable, altera la calma de la rutina de Víctor. A medida que trabajan codo a codo, una química inesperada comienza a surgir entre ellos, algo que Víctor no sabe cómo manejar. Al principio, cree que se trata de una admiración profesional, una respuesta natural a la habilidad y visión de Ricardo. Pero pronto se da cuenta de que lo que siente por él va más allá de una simple relación laboral. La atracción es más intensa, más difícil de ignorar. En medio de este conflicto interno, Víctor se enfrenta a una guerra emocional. La culpa lo consume, pues sabe que la vida que ha construido con Sofía podría desmoronarse si sus sentimientos se descubren. Atrapado entre el miedo de perder su familia, su estatus y la reputación que ha trabajado tan duro por mantener, Víctor comienza a cuestionarse su propia identidad y las decisiones que lo han llevado hasta aquí. A medida que la relación con Ricardo se intensifica, Víctor debe tomar una decisión crucial: seguir viviendo en la seguridad de lo conocido, sacrificando su verdadera esencia, o arriesgarlo todo por ser fiel a sí mismo y a sus sentimientos, sin importar el precio que tendrá que pagar. ¿Es posible encontrar la felicidad siendo honesto con uno mismo, incluso si eso significa destruir lo que más valora? El Precio de Ser Tú es una historia sobre el sacrificio, la identidad y las complejas decisiones que enfrentamos cuando el amor y la lealtad entran en conflicto con nuestras propias necesidades emocionales. ¿Qué estás dispuesto a perder para ser quien realmente eres?
El reloj marcaba las ocho de la mañana, y como todos los días, Víctor Martínez ya se encontraba en su despacho, revisando informes y tomando decisiones que dictarían el rumbo de su empresa. El imponente edificio de cristal reflejaba la luz del sol en una esquina exclusiva de la ciudad, su hogar y su oficina desde hacía años. Allí, rodeado de su equipo de confianza, había construido su imperio: una multinacional que competía a nivel global. Nadie lo había hecho llegar tan lejos, y había sido su ambición y su capacidad de trabajo las que lo habían mantenido en la cima.
Sofía, su esposa, le había dado la estabilidad que necesitaba, y aunque su relación nunca había sido tan intensa como una historia de amor de película, él estaba convencido de que lo que tenían era lo que debía ser: una relación sólida, basada en el respeto mutuo y en los valores que compartían. Ella había sido su compañera ideal, su compañera de vida, y aunque en ocasiones se sentía atrapado en la rutina de un matrimonio de tantos años, siempre encontraba consuelo en la seguridad que le brindaba la relación.
Esa mañana, sin embargo, algo era diferente. La llamada de su asistente, Ana, interrumpió sus pensamientos.
- Señor Martínez, tenemos una reunión programada con el nuevo asesor, Ricardo Sánchez. ¿Está listo para recibirlo? -dijo su voz al otro lado de la línea.
Víctor frunció el ceño ligeramente. No le gustaba que lo interrumpieran cuando estaba concentrado, pero sabía que ese tipo de reuniones eran parte de su rutina. Después de todo, tenía que adaptarse a los cambios del mercado, y había aceptado la recomendación de su hermano, que había insistido en que este nuevo asesor podría ser la clave para ampliar la presencia de la empresa en nuevos sectores.
- Sí, claro. Que entre, por favor. -Respondió con tono firme.
Unos minutos después, la puerta de su oficina se abrió, y un hombre de aspecto joven, elegante y confiado, apareció en el umbral. Ricardo Sánchez era alto, de cabello oscuro y con unos ojos penetrantes que parecían analizar cada rincón de la habitación antes de posar su mirada en Víctor. Su actitud era tranquila, pero había algo en él que transmitía una energía inquietante, algo que hizo que Víctor se sintiera ligeramente fuera de su zona de confort.
- Buen día, Señor Martínez. -Dijo Ricardo, estrechando su mano con firmeza. -Un placer finalmente conocerlo en persona.
Víctor lo observó por un momento, evaluando lo que acababa de encontrar. No podía negar que el hombre estaba bien vestido, pero había algo en su presencia que no podía ignorar. Un magnetismo sutil, casi imperceptible, pero que parecía estar ahí, como un aura invisible que rodeaba a Ricardo.
- El gusto es mío, Ricardo. He escuchado mucho sobre ti. -Respondió Víctor, manteniendo su tono profesional. -Pasa, por favor. Siéntate.
Ambos se sentaron frente a la mesa de vidrio en el centro de la oficina. Víctor estaba acostumbrado a controlar la dinámica de cualquier reunión, pero algo en la forma en que Ricardo se movía, en su lenguaje corporal, lo desconcertaba. Era un hombre seguro, sin ser arrogante, con una presencia que parecía estar en completo control de sí mismo. Algo que Víctor, acostumbrado a ser el centro de atención, apreciaba, aunque no podía evitar sentirse retado por él.
- He estado revisando los datos que me proporcionaron -dijo Ricardo, sacando una carpeta de su maletín-, y tengo algunas ideas sobre cómo podemos expandir la empresa en mercados donde aún no hemos penetrado de forma significativa. También he analizado algunos aspectos de nuestra estrategia digital, y creo que hay un gran potencial por explorar.
Víctor lo escuchaba atentamente, pero algo dentro de él comenzaba a desconectarse de la reunión. La voz de Ricardo, calmada y segura, comenzaba a invadir su mente de manera diferente, mucho más allá de la profesionalidad que le atribuía a una conversación de negocios. Sus palabras fluían con naturalidad, como si estuviera acostumbrado a ser el centro de atención, pero lo hacía con tal destreza que no lo percibía como una amenaza.
Ricardo comenzó a hablar con más detalle sobre los posibles riesgos y beneficios de cada estrategia, pero Víctor no podía dejar de pensar en el extraño sentimiento que crecía en su interior. Era un leve cosquilleo, un roce de algo que no entendía. Trató de concentrarse en los datos que Ricardo compartía, en la claridad con la que expuso su propuesta, pero sus pensamientos volvían una y otra vez a aquel magnetismo innegable que sentía hacia él.
El resto de la reunión transcurrió sin grandes sobresaltos, pero para Víctor, todo parecía estar envuelto en una nube. Cuando Ricardo se levantó para irse, Víctor se dio cuenta de que había perdido parte de la conversación sin saber cómo ni por qué.
- Bien, creo que tenemos mucho trabajo por delante. Gracias por tu tiempo, Ricardo. -Dijo Víctor, forzando una sonrisa mientras estrechaba su mano una vez más.
Ricardo asintió con una ligera sonrisa y salió de la oficina, dejando a Víctor sentado en su silla, perdido en sus propios pensamientos. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué se sentía tan incómodo y, al mismo tiempo, tan atraído por él?
Esa tarde, Víctor no podía concentrarse en nada. La imagen de Ricardo se mantenía presente en su mente, una sombra en su campo de visión, un pensamiento persistente. Cada vez que trataba de deshacerse de esa sensación, volvía con más fuerza. Sabía que tenía que poner su atención en su trabajo, en su familia, pero algo en él lo empujaba a seguir pensando en Ricardo. Era como si algo se hubiera desbordado en su interior, como si todo lo que había dado por sentado en su vida, en su matrimonio y en su carrera, de repente estuviera en juego.
De regreso en casa, Sofía lo recibió con su sonrisa cálida, la que siempre había creído que era suficiente para mantener su equilibrio. La conversación de esa noche transcurrió como siempre. Sofía hablaba de las actividades de los niños, de los planes de fin de semana, de sus amigos. Pero Víctor no podía dejar de pensar en lo sucedido.
Esa noche, cuando se acostaron, Víctor no logró dormir. En su mente, los recuerdos de la reunión con Ricardo se mezclaban con sensaciones que no quería explorar. Lo que había comenzado como una relación profesional ahora lo había arrastrado a un territorio desconocido. Su mente lo reprimía, pero su cuerpo, su corazón, parecía estar diciendo otra cosa.
Sofía, ajena a la tormenta interna que se desataba en su marido, lo abrazó con ternura, pero Víctor no pudo corresponderle con el mismo entusiasmo. Algo había cambiado, y no sabía si podría volver atrás.
Mariana Estévez es una mujer que lo tiene todo: una brillante carrera como CEO de un imperio financiero, una reputación intachable en el mundo corporativo y una vida de lujo que refleja su éxito. Su dedicación al trabajo es absoluta, sacrificando su vida personal en el proceso. En su mundo, el poder y el dinero son las reglas que guían cada movimiento. Sin embargo, esta aparente perfección se ve truncada cuando recibe la desgarradora noticia de que su hija, Valentina, ha caído en las garras de una peligrosa red de trata de personas. Este suceso desencadena una carrera contrarreloj que lleva a Mariana a un terreno desconocido y peligroso, un ámbito donde su poder y su influencia no significan nada. Desesperada, decide usar todos los recursos a su disposición para localizar y desmantelar la red de trata, arriesgando todo lo que ha construido, incluida su familia y su imperio. Pero, a medida que se adentra en la investigación, descubre que la organización está mucho más cerca de lo que jamás imaginó: algunos de sus empleados más cercanos, aliados y hasta miembros de su propia familia están involucrados en esta red criminal. Mariana se enfrenta a un dilema existencial: salvar a su hija y destruir el imperio que ha construido con sacrificio, o proteger el conglomerado y arriesgarse a perder a su hija para siempre. En este conflicto de lealtades, Mariana debe tomar decisiones extremas, poniendo a prueba la moralidad de sus relaciones personales y profesionales. A lo largo de su lucha, las traiciones y secretos se revelan, y Mariana descubre que, aunque el poder puede conquistar el mundo, no puede salvar lo que realmente importa: su familia. En una lucha imparable entre el amor, la lealtad y la ambición, Mariana se ve obligada a pagar el precio de lo que está dispuesta a sacrificar para rescatar a su hija y redimir su vida. El Precio del Poder es un thriller emocionalmente cargado que explora el lado oscuro del poder, la obsesión por el éxito y las decisiones extremas que una madre está dispuesta a tomar por el bienestar de su hija. En este mundo donde el dinero y el poder parecen ser la respuesta a todo, Mariana tendrá que aprender de la manera más difícil que hay cosas por las que el dinero no puede pagar, y que el precio del poder puede ser más alto de lo que ella jamás imaginó.
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