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Quienes fuimos antes, la relación que tuvimos antes ¿Será un determinante significativo en la relación que tendremos hoy? ¿Lo que hiciste hace una vida, podría marcar significativamente el rumbo de todo lo bueno que has hecho en tu vida actual con esa persona a tu lado? Hazte estas preguntas en primera persona y sitúate en esa situación a los ojos de Eva, y de los individuos que la rodean.
Corrí con fuerza buscando lo que para mí sería una exitosa salida, estaba ahí frente a mí la luz que me indicaba que toda la oscuridad que finalmente había acabado para darle inicio al nuevo día, a la claridad.
No, no corría para huir de algo que me aterraba, tampoco corrí por la euforia de saber que todo estaba marchando mejor que nunca, corría persiguiendo una ruta, un destino, una llegada, el fin de un camino oscuro y tortuoso que había estado recorriendo durante un tiempo indefinido.
Y al alcanzar la luz, todo se vuelve aterrador, un incendio, gente gritando, yo en una casa en llamas sin poder encontrar una salida y los escombros bajando y al llegar al suelo estallaban.
Vi sus ojos, ojos oscuros y sombríos, me miraban con placer como si disfrutara de mi situación, grita con furia para asesinar al hombre de los ojos sombríos, pero no acertó, es entonces cuando ocurre: Caen los escombros encima de mí, los veo venir y no tuve el valor ni los reflejos necesarios para moverme de ahí.
- ¡Eva!- Gritó una voz de alguien conocido para mí, fue lo último que escuché antes de recibir el impacto que acabaría con mi vida.
El sonido de una alarma hace que todo se vuelva oscuro, lo podía escuchar de la forma más realista posible, atormentando mis pobres oídos, mis ojos se abren de golpe y veo todo lo que me rodeaba: Un cuarto blanco, estaba yo en la cama acostada y bañada en sudor, veo las paredes blancas, el copete de la cama y el juego de cuarto negros, veo mi biblioteca, mi piano, mi laptop, mis dibujos colgados en la pared, el espejo en la pared del frente, literalmente toda la pared del frente es un espejo.
Veo mis cortinas negras que cubrían las ventanas, voy escuchando el sonido de mi respiración, percatándome de los latidos de mi corazón... Y poco a poco recuperando la noción de lo que me rodeaba, poco a poco voy despertando y siento una pesadez increíble en mi cuerpo.
Sabía que había tenido un sueño pesado y desagradable, pero tal vez el problema más fuerte que tengo es que con frecuencia amanezco así, con esta agitación, sin portar con el mínimo de la capacidad necesaria para recordar qué es lo que estaba soñando, porque siento como si acabase de vivir algo muy fuerte, así que tuve que haber vivido una pesadilla.
Tiene que haber un orden social, y aquellas personas que se salgan de ese orden se les cataloga de locos y tienen que darles pastillas para regular su personalidad a lo que la sociedad desea. Entiendo que quizá no sea muy sano tener con frecuencia la misma pesadilla y no recordarla, pero yo pasé muchos años de mi vida lidiando con ello.
Es cierto que de niña fui llevada al médico y me medicó, pasé un tiempo durmiendo tranquilamente gracias a la medicación, pero yo era un vegetal, un ser inanimado, triste, opacado y apagado, por lo que al cumplir la mayoría de edad lancé todas mis medicinas por el inodoro, bajo la premisa de no querer ser controlada por unos secuaces de la sociedad, claramente me refiero a los psicólogos y psiquiatras.
Pero hoy tomé la decisión de resistirme a esa corriente del pensamiento e ir al psicólogo, eso es lo que haré por más que esté en contra de ello, aunque puedo vivir con este problema, es cierto que podría tener una vida más amena y más tranquila sin el mismo.
Larga ducha, intensidad de pensamientos que navegan en mi mente, todos a la vez, de todas las direcciones y probablemente a la velocidad de la luz, mi respuesta a esos pensamientos usualmente verbal o gestual, suelo hacerlo en situaciones como esta, cuando no estoy a la vista de nadie.
Tengo todo un universo dentro de mí, un universo que la gente desconoce porque si este saliera a la luz sería catalogada como una demente y nadie, absolutamente nadie querría estar cerca de mí.
Canto en la ducha dejándome llevar por esta sensación, me voy enjabonando y siento como si la ducha fuera una fiesta donde yo soy la reina, o un concierto donde yo soy la compositora, quizá un espectáculo cuyo centro soy yo.
Una vez que termina mi ducha, me seco y empiezo a vestirme. Escojo una sencilla blusa negra, unos jeans blancos y botas negras, mi bolso y mi reloj del color del jean, pero el bolso lo dejo en la cama para ir a preparar algo de desayuno: Con unas panquecas bañadas en miel y un vaso de chocolate líquido resuelvo para empezar mi día.
Una vez desayunada, salgo de mi casa cuyos colores son de paredes blancas y rejas negras. Tomo un taxi a quien le indico que me lleve a mi destino. En el trayecto hubo una conversación trivial ya que suelo relacionarme fácilmente con la gente.
- Antes llevaba a mi hijo al psicólogo, tiene 6 años.
- ¿Y eso?
- Era un niño muy impulsivo e incluso agresivo, actualmente ha logrado controlarse y lleva la vida de un niño normal.
- Me alegra mucho.
- ¿Y usted? ¿Puedo saber lo que la llevó a ir?
- Tengo pesadillas de manera recurrente.
- El doctor al que usted va la va a sacar adelante, se lo digo porque sacó a Victor Andrés adelante...
- ¿Su hijo?
- Correcto.
- ¿Sabe? Es el primer taxi que entro y veo que lleva consigo una foto de una mujer.
- ¡Ah!- Soltó una risita tímida- Ella era Claudia, mi esposa.
- ¿Era?
- Murió al dar a luz a Victor.
- ¡Oh, por dios, lo siento!
- Sí, cosas que ocurren... Me llamo Victor Alejandro. Un gusto.
- Yo me llamo Eva... Un placer.
Durante toda la conversación no me había detenido a mirarlo, miraba solo la parte trasera de su cabeza, sí le di una mirada al entrar pero no detallé para nada en sus rasgos faciales. Era un hombre guapo y sumamente tierno tanto de rostro como de voz, portaba también cierta elocuencia.
- ¿Con frecuencia llega a este punto conversacional con desconocidos?- Me pregunta Victor.
- A veces, normalmente hablamos de los problemas o de situaciones típicas de la cotidianidad, o de lo que cada quien hizo en su día, pero de que un taxista me haya contado que es viudo y con un hijo... Primera vez.
Finalmente se estaciona pues había llegado al sitio, abro mi bolso para ubicar mi monedero y pagarle a Victor.
- Esta conversación podría continuar en otro momento, si usted gusta, Eva. Si es así, dígame dónde la busco en la noche y a dónde la llevo.
Sonreí, no me esperaba esa invitación, pero si hay algo que sabía y de lo que estaba segura es que no quería que esta conversación acabara aquí.
- Te espero a las siete de la noche en Mulato- un bar- ya si no te gusta el alcohol, entonces que sea en otro sitio.
- Ahí está bien, Eva- le di el dinero, en ese momento nuestras manos se juntaron y vi por primera vez sus verdes ojos, su cabellera marrón oscura, su barba y bigote que apenas estaban empezando a crecer, la barba la tenía solo bajo el labio un poco y bajo la barbilla, en los lados no tenía nada de vellos faciales- ¿Pasa algo?
- ¡No!- Respondí un poco avergonzada- solo que no había detallado tu rostro y ahora lo estoy haciendo.
Nuestras manos no se soltaron... Hasta que lo solté yo- ¡Te espero!
- ¡Hasta entonces, Eva!
Detallé su carro, un aveo negro y posteriormente me encamino hacia el edificio, una clínica donde tenían atención médica de todo tipo, llego hasta la planta baja y tomo el ascensor, el cual empieza a subir mientras yo no dejaba de pensar en lo extraña que es la casualidad, encontrarme con un desconocido y que desde el primer momento la química fluya tan bien, no estoy idealizando ni de lejos lo que podría pasar, estoy idealizando la sensación de la incertidumbre, el valor de lo desconocido frente a nuestros ojos, estoy idealizando el dulce sabor de esas experiencias que se escapan de lo cotidiano, no estoy idealizando lo que podría ser, no estoy creando una historia en donde él y yo estamos destinados a casarnos y a formar la familia más hermosa del universo, estoy muy destrozada para fantasías baratas, con lo que sí estoy idealizando es con lo que se va a sentir al hacer algo diferente a lo habitual ¡Ya lo estoy haciendo, en este momento! ¿Cuándo voy a aceptar una salida con alguien que acabo de conocer? ¡Jamás, hasta ahora jamás me había sucedido! Lo veo a él y veo experiencias nuevas, vivencias diferentes, ese sabor de la adrenalina, de lo agradable, veo el hielo romperse, veo algo que desde ya está haciendo que mi vida dé un nuevo giro, tenga una sazón diferente, un nuevo sabor. De esto se trata vivir.
Lo veo a él y no veo el amor.
Lo veo a él y veo la vida.
Llego al cuarto piso, doy algunos pasos hasta llegar al cubículo de la psicólogo, veo que tenía a dos personas por delante y mientras transcurre el tiempo que debía transcurrir me decido a perderme en las dulces páginas de un libro.
Una vez que llega mi turno entro al cubículo, veo a un doctor diferente, Francisco Torrealba, decía la credencial de su pecho.
- ¡Buenos días!
- Buenos... Días, ¿Y el doctor Alejos?
- Lo cambiaron, ahora estoy yo, manejo el mismo precio de la consulta, ¿Te parece bien, o te doy su dirección?
- No... Quiero ver qué opina otro especialista de mi caso.
- De acuerdo, ¿Cómo es su nombre?
- Eva García... Por favor, tutéeme y dígame si puedo tutearlo.
- ¡Claro, Eva! Dime entonces ¿Cómo te sientes?
- Desconcertada, tuve de nuevo otro sueño, pero no sé cuál es.
- ¿Sueño? Cuéntame más detalles.
- De acuerdo. Desde pequeña tengo pesadillas, un tiempo logré dejar de tenerlas pero a los dieciocho me revelé y dejé la medicación... Meses después empecé a lidiar de nuevo con esas pesadillas, lo peor es que me levanto con un cuadro ansioso y no suelo recordar lo que soñé.
- Muy bien, Eva, ahora dime qué es lo que tú llamas un cuadro ansioso.
- Sudoración, sistema respiratorio comprimido al punto de que no puedo respirar, un poco de taquicardia, mucho nerviosismo, temblor y un estado de alerta, como si estuviera en modo supervivencia.
- Esto quizá te va a sonar alocado y si te desagrada puedes regresar con tu psicólogo, ¿Tú crees en las vidas pasadas?
- No tengo un criterio sobre eso- respondí.
- Bueno, esto es lo que me parece que ocurre, Eva: Tuviste una muerte violenta en tu vida pasada y se presenta en pesadillas que no puedes recordar, porque no pertenecen al plano de tu realidad actual y para confirmarte mi teoría quiero que me respondas si tienes un miedo profundo a algo.
- Hasta ahora no lo he descubierto, nada de lo que comúnmente me rodea me asusta, pero si descubro algo le avisaré de inmediato.
- De acuerdo. Ahora para llenar tu historia necesito que me respondas algunas preguntas.
Mientras iba respondiendo sus preguntas, el doctor iba tomando sus apuntes.
- ¿Nombre completo?
- Eva Carolina Andrade Perozo.
- ¿Edad?
- Veinticinco años.
- ¿Con quién vives?
- Sola. Soy soltera, no tengo hijos.
- ¿Creciste con tus padres?
- Sí.
- ¿Tienes hermanos?
- No. Soy hija única.
- Grado de instrucción.
- Licenciada en Letras.
- ¿Trabajo?
- Columnista en una revista. Trabajo en las tardes, desde el mediodía hasta las siete.
- Siete horas diarias.
- Excepto los domingos. Los sábados trabajo de siete de la mañana hasta el mediodía.
- ¿Cómo te va económicamente?
- Muy bien. Puedo darme una vida tranquila y a veces tiendo a los excesos.
- ¿Y qué crees que genera esa tendencia?
- Cambios en el estado de ánimo, a veces tiendo a gastar más de la cuenta o a ir a fiestas y beber en exceso, es algo muy episódico.
- Muy bien, ahora hazme dos dibujos, piensa en algo que te asuste mucho y en algo que te inspire mucha calma.
Hice ambos dibujos, tal como me lo pidió el doctor, me tomé mi tiempo para disfrutar de ello y una vez que termino se los entrego.
- Explícame el primero.
- Un incendio, hice un poco de introspección y efectivamente, el fuego es un elemento aterrador para mí, hace que mis nervios se paralicen a pesar de que nunca he tenido una experiencia cercana a este. Algo que me dé tranquilidad, un parque con una fuente, jamás he ido a un sitio así, pero está en mi mente y me genera muchísima tranquilidad.
- Muy bien, Eva, en la próxima sesión entraré en tu psiquis para ver qué es lo que sucede en tu mente actualmente y qué circunstancia hizo que tuvieras la vida que actualmente llevas.
- Voy a pasar el punto...
Se hicieron todos los procedimientos para realizar el pago con mi tarjeta de débito, posterior a ello nos despedimos con un apretón de mano.
- ¡Hasta entonces, Doctor!
- ¡Hasta entonces, Eva! La próxima semana. El lunes a esta misma hora.
- ¡De acuerdo!
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