/0/7036/coverbig.jpg?v=20220916084638)
El peligro siempre fue inevitable, por eso me hice su aliado.
El peligro siempre fue inevitable, por eso me hice su aliado.
ASHER
Mi vida siempre fue basado en mis reglas, en mi mundo, por eso cada vez que hacía alguna travesura no me arrepentí, de todos modos era yo quien daba la cara y no me faltaba huevos. Desde niño mi madre decía que era muy energético y travieso, siempre estaba indagando, presionando, arriesgando, todo por obtener algún beneficio, siempre encontraba alguna forma de hacer dinero, es decir, robaba y revendia cosas. Varias veces en la escuela me detenían por vender cosas, hasta que tuve que detenerme por mi madre, llegó a un punto donde ya no me brindaba el amor de siempre y me di cuenta que estaba haciendo algo mal, asi que decidí tener un bajo perfil.
Las vacaciones de verano se acercaban, y era mi último año de bachillerato, no diré que tengo buenas notas, pero al menos me esfuerzo. Creí que éstos últimos meses debería de ser más emocionantes y así lo haré.
- Hola Ash -se acercó Sandra en cuanto me bajé de la moto después de estacionarla.
- Hola Sandra -la saludé sin ganas. Era hija de la mejor amiga de mi madre, era la única persona que no podía tratar mal, además de que la conocía desde que nos comíamos los mocos. Pero me gustaba de alguna forma porque no era como todas las chicas, ella era más reservada, inteligente, bonita. Tenía todo para tener al chico que quiera, pero estaba obsesionada conmigo desde que le quite su virginidad hace unos meses atrás, solo quería algo de piel pero ella al parecer no quería solo eso y me fastidiaba no poder simplemente alejarla de mi.
- ¿estudiaste para el examen? -preguntó atenta. Le prometió a mi madre que me ayudaría con la escuela, pero solo fue una excusa.
- algo -respondí caminando hacía la entrada.
- es un examen importante Ash -recalcó. Solté un suspiro y me detuve a mirarla.
- porque no solo te metes en tus asuntos -traté de deshacerme de ella.
- porque le hice una promesa a tu madre y sabes que las promesas... -dijo de brazos cruzados.
- ...deben cumplirse -terminé por ella con cansancio marcado en la voz. Ella sonrió- no te preocupes, será lo que Dios quiera -dije pasando a un lado de ella, al fin dejándola atrás. Fui a mi casillero y guardé mis cosas, hasta que Dan llegó.
- crees que deba devolverlo -preguntó mostrándo apenas unos relojes.
- ¿de dónde mierda lo sacaste? -le pregunté cabreado y cerrando su mochila donde estaban.
- ¿recuerdas la chica de la feria? Pues me invitó a su casa y déjame decirte que su padre es un hijo de perra, no sabes cuantos relojes tiene, solo le quite algunos para poder pagar el maldito viaje -habló emocionado.
- ese viaje será una bomba -hablé de la misma manera.
- lo sé, tal vez tenga oportunidad con Zoe -habló mientras caminamos a nuestra clase.
- te ha rechazado miles de veces -me burle.
- la esperanza es lo último que se pierde, ella será mía ya verás -dijo seguro sentándose en su banco. Pero solo entonces me di cuenta de que el mío estaba ocupado por un cuerpo una chica.
- éste es mi lugar -le dije duro, ella me observó y sonrió con superioridad. Era hermosa, su cabello rojizo, una piel pálida, unos labios rosas y ojos azules. Pero eso no quita que esté en mi lugar.
- no veo tu nombre -dijo fingiendo buscarlo. Aquello me molesto y mucho.
- Asher siéntate, hay más lugares -dijo el profesor acomodando sus papeles.
- déjala es nueva -me dijo Sandra desde su lugar a unos metros.
- me importa una mierda si es la reina de Inglaterra, éste es mi lugar -escupi enojado.
- Asher! -me regaña el profesor- siéntate o vete de mi clase -ordenó y sin más me fui dando un porrazo. Fui debajo de las gradas del campo de football y fume un cigarrillo para poder poder calmarme. Maldita tipeja quien se cree. En cuanto terminé el cigarrillo la campana sonó.
- ¿por qué te gusta tanto meterte en problemas? -escuché a Sandra.
- yo no te pedí que fueras mi niñera -le dije enfrentandola.
- no tú, pero si tu madre -dijo con gracia. Estaba arruinando mi día hasta que decidí usar mi arma. Me volteé y le sonreí apenas.
- ¿o solo es porque quieres estar cerca de mi? -le pregunté acercándome a ella, quien trató de verse recta.
- tal vez, tal vez no, solo diré que me beneficia ser tu niñera -habló desafiante, pero en su forma de respirar y sus ojos noté que mi cercanía le afectaba, lo deseaba.
- entonces tendré que sobornarte -dije tomándo su cintura y atrayendo su cuerpo al mío, ella obviamente trató de zafarse por su orgullo, pero sabía que no podía resistirse a un beso. De esos que nos dimos aquel día, no diré que no me gustó, pero Sandra merece algo mejor que una mierda como yo. Ella tomó mi mi nuca e intensificó el beso. Maldición, debería detenerme, pero aquella vez se reflejó en mi mente y quise repetirla. Pero una voz femenina nos interrumpió, era esa tipeja.
- ups lo siento -dijo fingiendo pena pero era obvio que lo hizo aproposito. Sandra la miró con una sonrisa enorme.
- está bien, no será la primera ni la última -acomodó su falda y tomó su bolso.
- ¿qué quieres ahora? -le hablé con desprecio. Ella levantó las cejas y soltó una risita.
- ¿tienes fuego? -dijo sacando un cigarrillo. La observé molesto, pero por educación de fumador a fumador, me acerqué y lo prendí, ella acercó el cigarrillo y me miró mientras se encendía, entendí aquella señal, pero no iba a ceder.
- espero que ahora entiendas cuál es tu lugar -solté serio y ella alzó una ceja exalando el humo.
- sé perfectamente cual es mi lugar -dijo sonriendo con picardía. Aquello me enfadó más, tan solo me volteé y le dije a Sandra que se adelantara, ella me miró molesta y se fue.
- escucha seré directo, no vuelvas a sentarte en mi lugar -le dije directo. Ella rió.
- sé que quieres verte como un macho Alfa delante de tu novia, pero ya no está -dijo fumando su cigarrillo.
- primero no es mi novia, segundo soy mejor que un macho Alfa y tercero déjame en paz, nos seguiste porque nadie viene a este lugar tan alejado cuando hay clases -
- a menos que seas fumador éste es el sitio ideal -dijo apagando la colilla contra uno de los postes. Sonriendo la tiro en un basurero cerca.
- que oportuno -dije con sarcasmo- cuando sacaste un cigarrillo y me pediste fuego, me di cuenta que no eres fumadora, el paquete está apenas abierto seguro se lo compraste a un idiota moreno con un pañuelo en la cabeza, y nunca andamos sin fuego -ella me miró con sorpresa y luego rió.
- no volveré a tocar esto -dijo tirando el paquete de cigarrillo a la basura.
- ¿qué quieres? -le pregunté serio.
- oí cosas sobre ti y quiero saber si son ciertas -soltó como si nada.
- ¿y por qué habrías de creerme? -pregunté atento.
- porque hay muchos billetes en juego -dijo a lo que la observé con mayor seriedad.
Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.
Paola Fischer vive un matrimonio aparentemente feliz hasta el día en que, al regresar a casa, encuentra a su esposo, Lucas Hotman, en la cama con su secretaria, Rose Evans. La traición la deja destrozada, y, sin saber cómo enfrentar el dolor, se marcha de su hogar. Esa noche, en un bar, conoce a un enigmático desconocido que le ofrece una compañía inesperada. Buscando escapar de su desilusión, Paola se entrega a una noche de pasión con él, dejando que el dolor de su traición se diluya en la intimidad. Al día siguiente, trata de seguir adelante, pero pronto se enfrenta a una sorpresa que cambia el curso de su vida: está embarazada, y el padre no es Lucas, sino aquel hombre al que apenas conoció.
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Corinne dedicó tres años de su vida a su novio, pero todo fue en vano. Él no la veía más que como una pueblerina y la dejó sola en la boda para estar con su verdadero amor. Tras ser despechada, Corinne recuperó su identidad como nieta del hombre más rico de la ciudad, heredó una fortuna de mil millones de dólares y acabó llegando a lo más alto. Pero su éxito atrajo la envidia de los demás, y la gente trató constantemente de hundirla. El Sr. Hopkins, famoso por su crueldad, la animaba mientras ella se enfrentaba uno a uno a esos alborotadores. "¡Así se hace, cariño!".
Tres años de matrimonio, no logré descongelar el corazón de Theo. Mientras una galería de arte colapsara sobre Lena, él estaba coqueteando con otra mujer, e incluso le regaló un jet privado. Por su parte, a su esposa le pusieron tres tornillos de aceros para componerle el hombro, pero eso no arregló su corazón. Redactó un acuerdo de divorcio y le dijo a todo mundo que él era impotente. Luego, elevándose de sus cenizas, Lena se consagró como una diseñadora de primer nivel. Ella esperaba que Theo se fuera con su verdadero amor, pero reapareció en la pasarela, la presionó contra la pared y le dijo: "Así que soy impotente, ¿eh? ¿Te importaría probarlo tú misma?".
© 2018-now ManoBook
TOP