Durante tres años de matrimonio, Chelsea siempre fue una esposa devota de Edmund. Pensó que su amor y atención algún día derretirían el frío corazón del hombre, pero resultó que estaba equivocada. Finalmente, no pudo soportar más la decepción y decidió poner fin a su matrimonio. Edmund siempre pensó que su esposa era aburrida. Así que se sorprendió cuando Chelsea de repente le arrojó los papeles de divorcio frente a todos en la fiesta de cumpleaños de Nelson. ¡Qué humillación! Después de eso, todos pensaron que la pareja nunca se volvería a ver, y Chelsea pensó lo mismo. Sin embargo, se equivocó una vez más. Tiempo después, en una entrega de premios, Chelsea subió al escenario para aceptar el premio al Mejor Guión, mientras que su exmarido, Edmund, fue quien le entregaría el premio. Cuando le dio el trofeo, de repente la agarró de la mano y humildemente le rogó frente a la audiencia, "Chelsea, lamento no haberte apreciado antes. ¿Podría darme otra oportunidad?". Chelsea solo lo miró con indiferencia, "Lo siento, señor Nelson. Ahora solo me importa mi negocio". El corazón de Edmundo se rompió en mil pedazos. "Chelsea, no puedo vivir sin ti". Pero su exesposa se fue sin dudar un momento. ¿Es una buena idea para ella centrarse en su carrera? De cualquier manera, los hombres solo la distraerían, especialmente, su exesposo.
"Edmund, has estado casado con Chelsea durante tres años. Ya es hora de que ambos tengan un hijo. Quisiera conocer a mis bisnietos antes de que la muerte venga por mí".
La seria voz del anciano sonó a través de la puerta del estudio, la cual se encontraba entreabierta en ese momento.
El joven le respondió con frialdad: "¿Por qué debería tener un bebé con una mujer que yo no amo?".
Chelsea Williams estuvo a punto de llamar a la puerta para informales que la cena se encontraba lista. Pero cuando escuchó su conversación, se quedó congelada en su sitio. El rostro de la chica se volvió pálido en tan solo fracción de segundos.
La voz del joven volvió a escucharse. Esa vez, sonaba más firme y desinteresado. "Abuelo, solo para dejar las cosas en claro, no tendrás bisnietos de mi parte mientras siga casado con Chelsea. No quiero que ella sea la madre de mis hijos. ¡Así que no me vuelvas a molestar con este tema!".
"¡Tú, mocoso!", gritó el anciano con enojo. Un segundo después, se escuchó el sonido de una taza rompiéndose en el suelo. Y eso fue seguido por el sonido de pasos que se acercaban a la mujer.
Chelsea se apresuró a meterse en el baño que estaba a un lado para poder esconderse. En el proceso, se raspó la cintura con el borde afilado del lavabo.
Un intenso dolor se disparó desde allí hasta su corazón. Luego, lo sintió en todo su cuerpo. Ella comenzó a temblar y se mordió el labio inferior con fuerza. Las lágrimas debido al dolor pronto cayeron de sus ojos.
Hace tan solo unos días, había recibido el resultado de una prueba de embarazo de Diane Stevenson, la amante de su esposo, Edmund Nelson.
Junto con el resultado de la prueba había recibido una dura burla de su parte.
"Chelsea, ¡qué mujer tan miserable eres! Aunque has estado casada con él durante tres largos años, sigue sin estar enamorado de ti. Vives bajo su mismo techo, pero te odia con cada fibra de su ser. ¿Acaso no te da vergüenza? ¿Cómo puedes estar con un hombre cuyo corazón pertenece a otra persona? ¡Dios mío! Si yo fuera tú, estaría muerta de la vergüenza desde hace mucho tiempo".
Ella no sabía sobre la existencia de Diane antes de casarse con Edmund.
En su noche de bodas, el hombre no se había quedado en casa. Él la había dejado tan pronto como la ceremonia llegó a su fin. A la mañana siguiente, Chelsea se despertó con una noticia impactante. Su esposo había sido visto en un hotel con una popular estrella femenina la noche anterior. La noticia fue la comidilla de todo el pueblo.
Fue ese día que ella se dio cuenta de que el corazón de su esposo ya le pertenecía a otra persona.
No estaba dispuesta a renunciar a su nuevo matrimonio, así que decidió quedarse. Esperaba que Edmund se pudiera llegar a enamorar de ella algún día. Había renunciado a su trabajo y se quedó como ama de casa a tiempo completo.
Desafortunadamente para Chelsea, nada había cambiado incluso después de tres años.
Mientras la mujer seguía perdida en su mente, la puerta del baño fue abierta con fuerza desde afuera. Ella se tambaleó y sostuvo su peso en el lavabo.
Miró hacia arriba con los ojos llorosos solo para encontrarse con la mirada fría del hombre que entraba. Era su marido, Edmund.
Sus ojos eran tan fríos que incluso podrían llegar a congelar el infierno. El traje negro que llevaba puesto ese día lo hacía parecer más antipático de lo normal. Él se acercó a ella, la sujetó de la barbilla y le preguntó agresivamente: "¿Incitaste al abuelo a presionarme para tener un bebé contigo? Perra, te has vuelto más maquinadora con los años. ¿Qué te hace pensar que quiero que tú seas la madre de mis hijos? ¿Acaso te has vuelto loca?".
Sosteniendo su barbilla aún más fuerte, el hombre agregó furioso: "Me tendiste una trampa, y me obligaste a casarme contigo hace tres años. Y ahora quieres asegurarte de ser parte de esta familia teniendo a mi hijo. ¡Pues sobre mi cadáver!".
El rostro de Chelsea se tornó rojo. Ella se mordió el labio inferior, y respondió: "No lo hice".
"¿Que no lo hiciste? ¿Entonces por qué me está presionando? ¿Y por qué estabas escuchando a escondidas nuestra conversación?", se burló Edmund.
Con un tono entrecortado, él continuó: "Ya que escuchaste lo que estábamos hablando, debes saber lo que siento por ti. Me das asco, Chelsea. No eres digna de tener un hijo conmigo".
Ella apretó los puños con fuerza al escuchar sus fuertes palabras. Sus uñas estuvieron a punto de perforar su piel.
La mujer sabía muy bien que Edmund no la amaba, pero su corazón se rompió en mil pedazos cuando escuchó que no era digna de tener a su hijo.
Durante esos últimos tres años, Chelsea se había estado esforzando al máximo para que su matrimonio funcionara. Chelsea siguió siendo una esposa obediente a pesar de saber su infidelidad.
Durante día y noche, mantuvo la esperanza de que el corazón del hombre algún día se ablandaría por ella. Sin embargo, el corazón de Edmund pasó de ser un iceberg a un pesado plomo. Nada de lo que ella había hecho lo derritió.
"Por favor, sé honesto conmigo. En los últimos años, ¿tú...? ¿En algún momento me has amado, aunque haya sido por tan solo un segundo?".
La voz de Chelsea era baja y lamentablemente. Su cuerpo estaba temblando violentamente, como si estuviera haciendo esa pregunta con toda la fuerza y el coraje que tenía.
Esa pregunta tan repentina envió una emoción inexplicable al corazón de Edmund. Pero tan solo duró una milésima de segundos.
La frialdad que había en sus ojos aumentó. "¿Tú qué crees? No eres tan tonta, ¿verdad? ¡A juzgar por lo que está ocurriendo ahora, deberías poder responder esa pregunta por ti misma!".
El desdén en su respuesta fue como un cuchillo que atravesaba el corazón de Chelsea. Todo el dolor que había estado ocultando desde hace tiempo salió a la superficie en ese momento.
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Carolina Navarro fue obligada por su padre a casarse con un hombre desfigurado para salvar a su familia de la ruina. Maximo Castillo tenía todo lo que cualquiera deseaba, hasta que un accidente aéreo destruyó su cuerpo, su alma y su relación, haciendo su vida desesperada. Sin embargo, independientemente de eso, todavía necesitaba una esposa y un heredero. ¿Podría funcionar un matrimonio entre estas dos personas? ¿Sería solo un matrimonio de conveniencia o crecería el amor entre dos almas heridas?
Para el público, ella era la secretaria del CEO. A puerta cerrada, era la esposa que él nunca reconocía oficialmente. Jenessa estaba eufórica cuando se enteró de que estaba embarazada. Pero su alegría se vio reemplazada por el temor cuando su marido, Ryan, se reunió con su primer amor. Con el corazón encogido, decidió dejarlo libre y marcharse. Cuando volvieron a encontrarse, Ryan se fijó en el vientre prominente de Jenessa. "¿Quién es el padre del niño?", le preguntó. Pero ella se limitó a burlarse. "¡No es asunto tuyo, mi querido exmarido!".
Hace cinco años, la familia Powell quebró. Madeline Powell dio a luz a gemelos; dejó uno con el padre del niño y se llevó al otro. Años espués, Madeline regresó como líder de Internet de opinión. Sin embargo, alguien se enteró de su regreso. El hombre la pellizcó por la barbilla y se burló fríamente: "Has publicado muchos videos en Internet, ¿qué tal filmamos algo picante juntos?". Los ojos de Madeline se abrieron y su garganta se secó. Al día siguiente, vio a un niño pequeño que se parecía exactamente a su hijo en la casa del hombre. Madeline no pudo evitar besar la mejilla regordeta del pequeñito. Sorprendentemente, el niño no estaba contento. Puso una cara solemne y preguntó: "¿Qué estás haciendo?". Madeline estaba furiosa. ¿Cómo pudo ese hombre haber hecho que su hijo fuera tan desagradable como él?
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.