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Después de haber sido obligada a casarse con un hombre que aborrece, del cual escapa, con la ayuda de su abuelo. Tiene una loca experiencia de una noche con un desconocido que le dejará un bello e inesperado regalo. Lo cual hará que se vea obligada a crecer y mirar la vida de otro modo. Es contratada como asistente del apuesto CEO, que le pide el favor de que lo ayude por la falta de memoria que padece debido a un aparatoso accidente que tuvo, que lo dejó en coma un año y sin memoria de su vida al despertar. Sus vidas se verán envueltas de una manera que ninguno de los dos podía imaginar cuando se embarcaron en un Matrimonio por contrato.
Ya han pasado más de seis meses desde que vivo la farsa de un matrimonio impuesto. No tengo quejas hasta ahora. Luis no para en la casa. Yo estoy enfrascada en mis estudios. Visito a mis abuelos todos los días después que salgo del instituto. Por lo menos me quité a la insoportable de mi madre de arriba, me siento feliz a mi manera, soy libre. Solo debo aguantar el tiempo necesario y lo seré por completo.
Me iré a viajar, a estudiar lo que realmente me gusta lejos de todos, pues al terminar con esta farsa, me será entregada mi herencia, y podré hacer lo que quiera, por lo menos eso fue lo que dijo mi padre. Y aunque no nos llevamos bien, bueno apenas me habla, muchas veces se queda mirándome fijo perdido en sus pensamientos y creo que veo una gran tristeza en su mirada.
Hoy me entretuve más de lo que acostumbro en la biblioteca realizando un trabajo que mandaron, quiero sacar unas buenas notas para ver si papá se alegra. Además, que, si lo logro, no tendré que estudiar el fin de semana y podré irme con mis abuelos de pesca. Regreso a mi casa, son pasadas las nueve de la noche. Me asombro, al parquear el carro veo todas las luces encendidas. Entro en la casa, veo a Luis que está en compañía de la rubia del avión.
— Buenas noches. —Saludo sin gustarme mucho la imagen, pero no digo nada en espera de ver que sucede.
— ¡Por fin llegas Bela! —Se pone de pie Luis al verme y se me acerca. —Ven, te presento a Vivian, el amor de mi vida.
No lo puedo creer, una cosa es que la tenga por fuera, y otra muy distinta, es que me la traiga a la casa. Sin embargo, como somos un matrimonio de mentiras, respiro grueso y trato de sonreír, mientras la veo que avanza hacia mí. La rubia me mira, con una sonrisa burlona, mientras me extiende su mano.
— Hola Isabela —saluda con una vos de falsete horrible, y sigue hablando con expresión de triunfo que no se me escapa, y al ella terminar de hablar comprendo el motivo—, espero que seamos muy buenas amigas, ahora que vamos a vivir juntas.
— ¡¿Qué?!—exclamo realmente sorprendida, me giro para Luis que sonríe feliz, como si todo estuviera resuelto y eso me enfurece.
— Si Bela, no puedo estar pagando otra renta, teniendo esta casa tan grande —dice cínicamente sin dejar de sonreír ahora pasando un braso por los hombros de Vivian. —Tú sigue viviendo en la primera planta, nosotros ocuparemos la segunda plata.
— ¡Luis, eso no estaba en el trato! —Vocifero molesta, esto es demasiado.
— ¡Isabela, no me hagas enojar! ¡Si te digo que viviremos juntos, lo haremos! —Grita caminando hacia mí amenazante, pero lo enfrento.
—¡Yo no estoy de acuerdo con esto, no tengo nada en contra de tú relación, pero aquí no va a vivir! ¡No lo hará y punto! —Le grito atrás firmemente.
—¡Bela, me estás molestando seriamente! —Vocifera muy cerca de mi rostro rojo de la furia, como si con ello quisiera asustarme. —¡Si vuelves a abrir esa boca, te la voy a partir!
—¡No creas que te tengo miedo Luis, si me tocas, se va a la mierda el trato! —Le grito atrás de la misma manera.
Por un momento se queda mirándome fijo como si no lo pudiera creer, que yo la tonta Isabela lo esté enfrentando y llevándole la contraria.
—¿Me estás amenazando Isabela? —pregunta retomando su aptitud amenazante.
—Cariño, no te pongas así. Ella solo está sorprendida por la noticia. Te dije que lo tenías que discutir con ella primero. —Dice la rubia con una voz fingida. La miro fulminándola con la mirada.
—Vivian no te metas, sube para nuestra habitación, mientras yo acabo de conversar con Bela.
—¡Ella no se va a quedar aquí Luis, llamaré a mis padres si lo haces!
—¡Vivian, acaba de subir y déjame arreglar esto con mi esposa!
Le ordena de espaldas a mí, con sus manos en la cintura. Vivian me mira otra vez burlonamente, le da un beso en los labios a Luis y se aleja rumbo a las escaleras, mientras dice.
— Está bien cariño. No demores. Buenas noches, Isabela.
No puedo creer que haga tamaña desfachatez, se aleja con su sonrisa burlona en sus ojos. Estoy concentrada en verla marchar cuando veo que Luis gira a gran velocidad y me da una fuerte bofetada que me lanza al piso.
—¡Que sea la primera y última vez que me haces pasar esa vergüenza! —Me dice mientras me tiene agarrada por mi cabello apretando mi cabeza contra el piso. —¡Aquí se dice lo que yo diga!
—¡Suéltame poco hombre! ¡Suéltame! —Grito forcejeando para zafarme de su agarre, pero no lo logro.
—¡Tú, deberías mirarte en un espejo! —Sigue gritando mientras me sostiene por mi cabello, posesionado encima de mí, no dejando que me escape y me golpea la cabeza contra el piso. — ¡Ningún hombre se fijaría en una mujer como tú! ¡De la única manera que se fijaría en ti, es por el dinero de tus padres!
—¡Te vas a arrepentir de esto Luis, te lo aseguro, te arrepentirás la vida entera! —Le digo sin dejar de forcejear en mi intento de escapar de su agarre.
—¡No me amenaces más Isabela! ¡Tienes que hacer todo lo que te diga y cuando lo diga!¡Así que trata de pasar invisible! ¡Viviremos Vivian y yo aquí, y tú solo aparecerás, cuando sea una cosa oficial! ¿Me entendiste? ¡O tengo que volver aclararte las cosas!
Vuelve a tirar de mi cabello, haciendo que me levante, me empuja violentamente contra la pared, haciendo que mi cabeza retumbe, al tiempo que me agarra con sus dedos y aprieta mi cara con tremenda fuerza que me hace doler. Lo miro con rabia a sus ojos, y comienzo a derramar lágrimas, no de miedo sino de impotencia.
—¡Bela, tú no eres mujer, eres demasiado fea! ¡Tienes muy mal gusto para vestir! ¡Eres horrible! ¡Tu cuerpo da pena! ¡Para mí, es una vergüenza, tener que pasearme contigo del brazo, y presentarte como mi esposa! ¡Sabes cuál fue el motivo por el que me casé contigo! —Escupe todo ese veneno con rabia.
Luego me suelta con violencia haciendo que caiga de bruces lastimando mis rodillas y se va dejándome tirada en el piso adolorida. ¡No puedo creer lo que acaba de pasar! Hasta ahora, habíamos mantenido una relación cordial. Sabía que de niño que era un abusivo, pues yo misma sufrí de sus abusos durante nuestras vacaciones. Pero no esperé que me humillara y me golpeara como acababa de hacerlo.