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Cuando regresó a casa, Ashley encontró a su novio engañandola con su mejor amiga. Decidida a ahogar las penas en alcohol, fue a un bar a emborracharse, sin imaginar que esa noche cambiaría su vida para siempre.
"Señorita, la reservación está confirmada. La mesa seis es la indicada para ustedes"
Ashley salió del restaurante francés con una sonrisa en los labios. Hoy se cumplía un año de su noviazgo con Tom. Y para sorprenderlo, reservo una mesa en el mejor restaurante francés de la ciudad. Tom y ella tenían una relación estable, lo había conocido en una de sus visitas a la sucursal de una de las joyerías de su empresa. Ashley Thompson, era diseñadora de joyas en el Grupo Vorosky. La afamada firma poseía más de 100 joyerías en todo el país y se extendía a varios países del mundo, era una de las más estables en la bolsa de valores de New York.
Para ella su vida era casi perfecta, tenía un novio amoroso, amigos, y trabaja haciendo lo que ama. Si tan solo su madre no estuviera tan enferma, entonces la calificaría como un diez. Pero, aun así, ella no es del tipo de chica que se permite llorar, mientras pueda, luchara contra las adversidades y trabajara para un futuro mejor.
Camino hacia la estación de autobuses y espero pacientemente su turno para subir. Mientras lo hacía imagino la cara de sorpresa de Tom cuando le dijera que cenarán en el "Alain Ducasse"
Siendo el restaurante más costoso de la ciudad, a ella no le importaba gastar sus ahorros en una cena especial. Tom ha estado a su lado en los momentos más difíciles, la apoyo cuando la enfermedad de su madre empeoro y también está el hecho de que ella lo ama con todo su corazón. Si bien el aun no le ha dado el anillo, está segura de que solo espera el momento indicado. Esta segura de que son el uno para el otro. Ashley puede verse en un futuro viviendo a su lado con felicidad, teniendo a sus hijos y envejecer juntos.
El autobús rápidamente avanzo por la ciudad, y ella se bajó en la parada correspondiente para llegar a casa. El área de Brooklyn era una zona medianamente tranquila, la mayoría de los que viven aquí tenían sus trabajos fijos y podían costear la mayoría de los gastos que requería el inmueble. Ella había rentado un apartamento tipo dúplex con excelente vista a su icónico puente. Cuando caía la noche la vista era espectacular.
Mientras pensaba que usaría esta noche para su cena de aniversario, abrió su bolso y saco las llaves. El portero le dio un saludo amable, que ella respondió con un asentimiento de cabeza. Entro en el ascensor y marco su piso, el número diez.
Tom debería estar en el trabajo en estos momentos. Pensó.
Con un ding, el ascensor se abrió y ella salió rumbo a su puerta. Anhelaba arrojarse a sus brazos y actuar como una niña malcriada, porque durante estos últimos dos meses a causa de su trabajo casi no habían tenido tiempo de compartir juntos. Esta noche ella lo remediaría.
Cuando abrió la puerta principal, escucho dos voces que le resultaban muy familiares.
¿Está aquí? ¿Quién es la otra persona?
―Tom... ¡Oh, Dios! ¡Si!
Cuando escucho la voz de la mujer, Ashley se quedó atónita. Se trataba de su mejor amiga.
El hombre al escuchar su gemido satisfactorio, incentivo sus esfuerzos y le pregunto seductoramente.
― ¿Te gusta eh?
― ¡Si, sí! ¡No pares!
Sus voces se hicieron más fuertes a medida que Ashley se acercaba al dormitorio. Su estómago se llenó de nauseas.
Acaso ellos... ¿Cómo pudieron?
Sus voces se volvieron más apasionadas y el sonido del golpeteo de la cama contra la pared le confirmo su sospecha.
Ashley sintió asco de ellos.
Uno es su novio con el cual creía tener una relación basada en el amor y la otra es su mejor amiga.
¿Estaban teniendo sexo en su propia cama?
Ella respiro hondo para contener las lágrimas.
¡Malditos no merecen mis lagrimas!
Aunque no podía comprender el asunto y a decir verdad en este punto tampoco le interesaba, no permitiría que le siguieran viendo la cara de tonta. Si había algo que ella odiaba era la hipocresía. Y Megan, era una hipócrita traidora de la mejor en su clase. Siempre actuando como la amiga comprensiva que estaba ahí para ella, dándole palabras de afecto en sus peores momentos, cuando en realidad se revolcaba con su novio quizás desde hace mucho tiempo, Ashley no creería que esto se trata de una primera vez. Había estado fuera de casa dos días para ser exactos, y había llamado a Tom para avisarle que no llegaría hasta mañana. En realidad, lo había hecho deliberadamente para sorprenderlo, y finalmente quien termino sorprendida fue ella.
Después de unos segundos, ella se calmó lo suficiente como para enfrentarlos.
Tomo una respiración profunda y abrió la puerta con fuerza.
Las personas en la cama detuvieron sus movimientos y miraron hacia ella sorprendidos. Tom se levantó rápidamente y cubrió su entre pierna con una almohada. Megan en cambio, se sentó y cubrió su cuerpo con la sabana.
Ashley les dio una sonrisa burlona y exclamo.
― ¡Me dan asco los dos!
―Ash, déjame explicarte.... ― Tom intento acercarse, pero ella dio un paso atrás con una expresión desagradable en su rostro. ― Ni se te ocurra tocarme y menos después de haber tocado a esa.
Megan se sintió agraviada por sus palabras y contesto.
― ¿Esa? Te recuerdo que tengo nombre. ¿Además, de que te sorprendes? Debiste haberlo prevenido, Megan.
La chica le dio una mirada arrogante y Ashley tuvo el ferviente deseo de estrangularla ahí mismo. Lástima que no pudiera.
― ¿Qué debería haber prevenido? Que tenía por golfa a mi mejor amiga y que mi novio no puede mantener su polla en sus pantalones. ¿Es eso de lo que hablas?
―Ashley déjame explicarte. Cariño no es...
― ¡No me llames cariño! ¿Qué vas a decir? ¿Acaso esto tiene explicación, Tom? Te estabas tirando a mi mejor amiga, en mi cama y en mi casa. ¿No pudiste al menos llevártela a un hotel?
―Cálmate, hablemos. Esto... esto fue un error...
―Un error que se repitió diez veces, por si te interesa ― dijo Megan burlonamente.
―Dios mío, ustedes son peor de lo que pensé. ¿Sabes qué? No voy a escuchar nada. Lárgate de mi casa Tom y llévate a tu amante contigo. No me interesa escucharte, digas lo que digas no voy a cambiar de decisión. Porque esto se terminó. ¡Así que vete!
― ¡No, no puedes hacer eso! Ash, te amo. Me equivoque lo acepto, pero ella no significa nada para mí. ¡Ella me sedujo!
Ashley lo miro con ira contenida, se preguntaba qué problema cerebral debió tener para no darse cuenta del tipo de hombre que era Tom. Uno que no tenía pantalones sin duda, a la primera de cambio no dudo en echarle la culpa a Megan.
― ¡¿Qué?! ¿Quién fue el que llego a mi borracho quejándose de que su novia no le dedicaba tiempo? ¿Y ahora dices que te seduje?
Megan se levantó de la cama y señalo a Tom con su dedo.
― No quieras cargarme toda la responsabilidad. Me dijiste que estabas mal con Ashley, que tu relación se había enfriado y te apareciste en mi trabajo muchas veces invitándome a almorzar, con tu tonta excusa de desahogarte, acepta que solo quería meterte entre mis piernas, ¡Maldito cabron!
― ¡Cállate!
Tom sin previo aviso abofeteo a Megan con fuerza. La fuerza del golpe hizo que la chica cayera nuevamente en la cama. Se levanto y se tocó la mejilla adolorida.
―Después de todo quizás le hice un favor a Ashley, ahora ella puede ver claramente en realidad la basura que eres.
Diciendo esto recogió su ropa y salió de la habitación. Unos segundos más tarde, se escuchó cerrarse la puerta con un fuerte golpe.
En la habitación, Ashley sacaba a toda velocidad la ropa de Tom del armario y las gavetas. Ya que el departamento fue rentado por ella, tenía todo el derecho a pedirle que se largara. Y eso haría. Detrás de ella, Tom recogía la ropa esparcida por el suelo mientras Ashley se dirigía al balcón.
―Ash, tenemos que hablar. Por favor detente.
Ella se dio la vuelta con brusquedad y lo miro como si pudiera desaparecerlo con la mirada.
― ¿Y que me dirás?
―Se que estuvo mal... pero también es tu culpa. ― dijo el descaradamente.
― ¿Mi culpa? ¿Yo te obligue a engañarme?
―No directamente. Pero soy un hombre Ashley, tengo necesidades, ¿Cómo se supone que debo satisfacerlas? A ti solo te interesa tu maldito trabajo. ¿Y yo? ¿Cuándo ibas a tener tiempo para mí?
Ella abrió los ojos sorprendida, de verdad no podía creer el cinismo del hombre.
―Eres peor de lo que pensé. Ni siquiera eres capaz de asumir tus errores, no sé cómo pude pensar en casarme contigo.
Ashley siguió caminando hacia el balcón y sin que nadie lo esperara lanzo toda la ropa hacia abajo. Se sacudió las manos como si hubiera tocado algo sucio y enfrento al hombre a su lado.
―Quiero que te largues de mi casa. La mayoría de tus cosas están allá bajo. Recoge lo que queda y vete.
Sin decir nada más, paso a su lado y se encerró en la habitación de invitados. Cerrando la puerta detrás de ella se dejó caer al suelo, pensando que lo que había dicho Tom no tenía sentido. Los últimos dos meses la empresa prácticamente la había absorbido, con la nueva campaña en marcha y el nombramiento del nuevo CEO, todos están trabajando horas extras. Ella amaba su trabajo, y también amaba a su novio. Espero que al menos hubiera sido un poco más comprensivo, también estaba la enfermedad de su madre, si no trabajaba arduamente como costearía su tratamiento.
No, no era su culpa.
Cuando escucho cerrarse la puerta. Fue cuando finalmente se permitió llorar.
Uno: Firmar el contrato. Emma Romero tenía una deuda que pagar, una deuda que ni siquiera era suya. Pero era la única manera de mantener a su familia a salvo y todo lo que tenía que hacer era vender su cuerpo y su alma. Mateo Falcone. Había sido el jefe de la organización era despiadado cuando se trataba de castigar a los que le traicionaban. No creía en las debilidades. Sólo en los resultados. Los límites se cruzarán, las lealtades se pondrán a prueba y sus vidas cambiarán para siempre.
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