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Inevitable Tentación

Inevitable Tentación

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Clara Sotelo, una encantadora mujer de cuarenta años, lleva el matrimonio perfecto con Ricardo Benedetti, un afamado hombre de negocios, diez años mayor que ella, ante la sociedad llevan un matrimonio excepcional, pero la realidad es otra, la monotonía ha acabado con la pasión que alguna vez los unió, solo estaban por mantener su hogar y la apariencia. De este matrimonio había dos frutos, una hija de veinticinco años, Angeline y un hijo de veinte Joaquín. La mayor está a punto de formalizar su compromiso con un hombre joven que no pertenece a su misma clase social, pero ella para poder llevarle la contraria su padre hará lo imposible por casarse con él. John Belalcázar, es el afortunado en conquistar el corazón de Angeline, a sus escasos 28 años a atravesado por las peores penurias, pero su corazón y su valentía le dan la fortaleza para ser el hombre soñado para cualquier mujer, todo va bien en la relación de ellos dos, hasta que John conoce a la madre de Angeline. Su suegra le despierta un flechazo al corazón que ninguna otra mujer le ha causado. ¿Clara será indiferente a las pretensiones de John? ¿habrá respeto por los vínculos familiares?, una historia llena de sentimientos, pasiones, enredos, peleas y mucho más, cuando el amor llega de cualquier manera, no hay nada que pueda evitarlo.

Capítulo 1 La oportunidad de la vida

La oportunidad de la vida

-Ya te he dicho muchas veces Angelina que no puedes casarte con un hombre pobre - Ricardo está iracundo, su hija comenzó una relación con un hombre que no pertenece a su estatus social.

- ¡Pero papá! John me gusta demasiado, te guste o no, saldré con él- Ella lo reta con la mirada, se cruza de brazos frente a él.

-Ricardo por favor, Angelina ya no es una niña, deja que sea ella quien decida con quien tener una relación, está en su derecho, no tiene que casarse solo por una posición económica- Clara trata de convencer a su esposo, pero este le arroja una mirada hiriente.

- ¡Tú no te metas!, tú eres la persona menos indicada para decir media palabra, y tú- se gira nuevamente hacia Angeline- si yo llego a saber que sigues saliendo con ese pela gato, te juro que te desheredo. ¿entendiste? - Ricardo sale de la sala de esta, dando fuertes pasos y con su arrogancia por delante, dejando a Clara y a Angeline, ellas apenas si pueden mirarse, no pueden creer la apatía y arrogancia de este hombre.

-Mamá ¿has visto la forma en que me trata? Mi padre me odia, siempre me ha hecho la vida imposible- Angelina se cruza de brazos y con su boca hace pucheros

-Para nada mi amor, él no te odia, lo contrario, quiere lo mejor para ti, tal vez tu novio, el chico con el que estas saliendo no te conviene.

-Pero es que ya no soy una niña mamá, ni John lo es, lo único diferente es que no tiene dinero, como Pablo, él hombre que mi padre me quiere imponer, me lleva diez años, y la verdad que no me gusta ni un poco.

-Hijita, hablare con tu padre, te lo prometo.

-No quiero que me pase lo mismo que a ti, que te obligaron a casarte con él por pura y física conveniencia.

Clara Sotelo, tenía quince años cuando su madre padecía una enfermedad terminal bastante grave, no tenía para costear el tratamiento de ella y solo vivían de la caridad de los vecinos, un médico que por esos tiempos frecuentaba el vecindario de las Sotelo, decide ayudarlas con un poco de medicinas para apaciguar las dolencias de Rosa, la madre de Clara, Ricardo Benedetti, era conocido en la zona por ser el mejor médico del pueblo, venia con una descendencia de familia rica, tenía demasiados lujos y dinero, pero hacia poco tiempo enviudo, sus conocimientos no le dieron para salvar a su esposa. Una infelicidad se pozo en su corazón, estaba en la búsqueda de un aliciente que le ayudara en su vida y allí estaba ella. Clara una hermosa jovencita diez años menor, con una necesidad, que para él se convirtió en oportunidad.

-Mira Clarita, dale estas medicinas a tu madre, esto hará que los dolores se apacigüen un poco, ya sabemos que es una enfermedad terminal, pero la idea es que tenga un poco de alivio. - Ricardo era un hombre guapo, tenía un cabello oscuro y unos ojos negros, era bastante delgado, aunque su físico no era tan llamativo, desde que perdió su esposa se habia convertido en el soltero más codiciado de la ciudad.

-Muchas gracias, señor Ricardo, no sé cómo puedo agradecerle.

-Yo si se cómo hijita, cuando ya no esté aquí, iras a trabajar a la casa del señor Ricardo hasta que pagues lo que debes- Dice la madre de Clara en su lecho de muerte

-No es necesario, no me gustaría que una señorita tan hermosa como ella trabaje para mí, me gustaría algo más allá.

Desde ese día Ricardo empezó a pretender a Clara, ella aceptaba poco a poco sus pretensiones, su madre la persuadía para que así fuera, después de que falleciera, Clara quedaría a su suerte, nunca habia trabajado, así que si se casaba con Ricardo Benedetti tenía la vida resuelta.

Sin así quererlo Clara ya estaba envuelta en un compromiso matrimonial con Ricardo, y a los pocos meses de este anuncio, Rosa falleció, él se llevó a vivir a Clara a su casa, pero hubo algo que nunca le dijo cuando estuvieron saliendo. De su antiguo matrimonio, habia quedado el fruto de ese gran amor. Angelina, una hermosa pequeña de ocho meses, de piel blanca y mejillas rosadas.

Aunque Clara era una joven inexperta, sentía un gran agradecimiento por Ricardo, después de su matrimonio con él, adoptó el rol de ama de casa y madre de la pequeña, era tan solo una niña cuando tuvo que hacerse cargo de tal responsabilidad, poco a poco se fue enamorando de su esposo, quien a pesar de ser una niña cuando la robo de su lecho.

Con el pasar de los años, Clara estaba perdidamente enamorada de Angelina, la mimaba como si fuera propia, le daba el amor que siempre le hizo falta de una madre y era su total refugio, aun no lograba amar profundamente a Ricardo, pues él después de que la saco de su casa, comenzó a tornarse un hombre diferente, la trataba como si fuera menos, y llevaba cierto resentimiento, Clara ya llevaba dos años casada con él y no había querido consumar el matrimonio, sentía que tan solo era una jovencita que no estaba preparada para los placeres del amor.

Angelina empezaba a dar sus primeros pasos, y su primera palabra fue “mamá”, veía en Clara la madre que falleció por dar a la luz su existencia, sin embargo, por un acuerdo muto con Roberto, no le dirían nada hasta que tuviera la edad suficiente para comprender que Clara no era su verdadera madre.

Los años fueron pasando poco a poco, Clara se habia convertido en una refinada mujer de la alta sociedad, su esposo le pago para terminar su secundaria, y estaría próxima a entrar a la universidad, ella pensaba que, con esto, recibiría su aceptación, ya llegaba a los diecinueve y por fin se sintió preparada para entregarse a su marido. Cosa que hizo totalmente feliz a Ricardo, desde ese día, el comenzó de forma apasionada a amar a su mujer, las cosas entre los dos se iban dando, y el comenzó a presentarle su familia ante la sociedad. Clara se habia vuelto una mujer realmente hermosa, siempre la presento como la madre de Angelina y del futuro bebe que estaba en su vientre. Pocos meses después Joaquín estaba completando esta hermosa familia.

Ella inocentemente se convirtió en una ama de casa de la alta sociedad, una madre muy joven, que solamente se habia dedicado a criar una hija que no era de ella, y a un bebe que nunca planeo, sus planes de estudiar y ser una mujer mejor preparada se habían postergado, no sabría hasta cuando, pero todos le decían lo afortunada que era, pues tener de esposo a Ricardo, era tenerlo todo.

Los años fueron pasando, marcando todo a su paso, Ricardo había logrado ubicarse en una posición social bastante respetable, gracias a sus conocimientos como médico, hizo una especialización como cirujano plástico, y quien se convirtió en un conejillo de indias para él, fue Clara, que, aunque lo conquisto con su belleza natural, con el nacimiento de su primer hijo adquirió marcas en su cuerpo y algunos kilos de más. Él aprovechaba la juventud de ella para poder hacer lo que quisiera, hizo sus primeras cirugías en el cuerpo de su mujer, dejándola todavía más esplendida de lo que era, se aseguró de que no tuvieran más hijos para que no le dañaran su obra de arte de nuevo.

La pasión entre ellos se hizo presente, él amaba lo que estaba construyendo en el cuerpo de Clara, aunque ella no hacia más que obedecer, no sabía si realmente lo amaba, lo único seguro era que su lugar estaba en la mansión Benedetti, actuando como una muñeca de plástico, la mujer perfecta que despertaba la envidia de los amigos de su esposo por ser menor, aquella que era linda y apasionada, era buena y no decía nada, no salía a ningún lado a menos que fuera en brazos de su marido, y jamás él tuvo queja alguna.

Pero los años fueron llegando, los hijos fueron creciendo y Ricardo comenzó a mostrar desinterés por su esposa, ella tan solo se habia convertido en su acompañante a los cocteles, aun sabiendo que él es más de una oportunidad le era infiel, ella seguía tan leal a sus preceptos, han pasado más de veinte años desde su matrimonio, tan solo tiene cuarenta años, su amor incondicional a sus hijos, y su hogar sigue intacto, sigue siendo la misma mujer sumisa e infeliz, nunca ha sido verdaderamente amada.

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