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Brianna Lowell quiere conquistar al jugador de basquetbol, pero es demasiado tímida y torpe para interactuar con él. Austin Finnegan es un experto en las chicas. Es el capitán del equipo de basquetbol. Pero muy malo con los números. Física, química, matemáticas, si, eso no es para él. Y Brianna, uff, es la mejor. Tiene los mejores promedios en esas materias. Se necesitan el uno al otro para completar sus propios objetivos. Él necesita aprobar sus materias suspendidas para que no lo saquen del equipo y perderse la capitanía. Ella desea con el alma conquistar a su amor platónico. Austin la ayudará a conquistar a Connor, a cambio de que Brianna sea su tutora. ¿Podrán cumplir sus objetivos juntos? ¿O sus planes comenzarán a cambiar a medida que se vayan conociendo más a fondo?
BRIANNA
Creía que el frío era lo mío. Éramos uno. El frío y yo contra el mundo. Brinny y un gorro de lana. Guantes y abrigo de felpa con Brianna, como el título de un espectáculo de comida en vivo. Pero estaba equivocada, muy muy equivocada. El frío es traicionero. Apenas salí del club me atacó.
Después de mi sesión en la pista como todas las tardes, recibí el llamado de mamá avisándome que debía volver a casa porque tenía que salir y alguien debe quedarse con Maya. Es nuestra perra, está vieja y la operaron de la vista hace unos días, tenemos que cuidarla siempre para que no se haga daño. Por lo que mi vuelta a la pista terminó antes de lo previsto. Una vez vestida salí al estacionamiento por mi auto sin especular que la temperatura había bajado como, no sé, ¿doscientos grados?
El viento helado rugió y me movió hacia la derecha involuntariamente. Había olvidado mi abrigo -mamá me mataría, por cierto- y mis guantes por lo que me estaba congelando. Solo mi gorro tapaba mis orejas y agradecía a mi sentido común por haberlos traído.
Conduje a casa con cuidado, comenzaba a nevar y odio conducir con nieve. Y con lluvia. Y de noche. Y de día también. Odio conducir, en resumen. Me aterra tener un accidente y morir, o quedar paralítica. Mejor ser precavido.
Apenas entré a casa mamá me esperaba enfadada. No estaba preparada para echarme un regaño, pero justo cruzaba por el pasillo cuando ingresé temblando y cubierta de nieve, por lo que no fue muy difícil deducir lo que había ocurrido con mi torpeza y yo.
-¡Brianna Sophia, dime por el amor a Cristo que no vienes así de desabrigada de la calle!- ya estaba con las manos en la cintura y un pie golpeando el suelo.
-Salí tan apurada que se me olvidó el abrigo.
-¿Cómo se te va a olvidar el abrigo? ¿Estás demente?- me acerqué a ella con una sonrisa inocente-. No, no, no me sonrías así. Me a darte una ducha caliente y que sea rápido que ya me tengo que ir.
-¿Qué ocurrió?
-Encontraron a la madre de la niña de mi caso, quiero estar presente.
Mamá es policía. La mayor parte de su trabajo la enviaron a las oficinas del sector de registro de evidencias. No porque mamá sea mala en su labor, sino porque se involucra demasiado y eso le trae problemas. Por ello su jefe prefiere tenerla archivando evidencias en vez de estar en las calles. Sé que ella ama su trabajo, pero también sabe muy bien que estar en el banquillo también le hace bien.
En cambio, papá no. Él no se involucra en nada y eso también está mal. No siente nada de nada y aunque para él y su salud mental está bien, para los demás no. Y a veces no está bueno, porque es cirujano ortopédico y su trabajo se basa en conectarse con las personas.
Por ejemplo, ahora está en cirugía hasta la medianoche y volverá a casa más tarde, él nunca se queda con el paciente para supervisar que todo haya salido bien, tiene muchos estudiantes que hacen ese trabajo por él. Lo bueno de todo esto, es que pasa más tiempo conmigo.
Mamá toca la puerta del baño para avisarme que se irá y rato más tarde salgo de la ducha - ducha caliente y relajante - para ir en busca de Maya, mi perrita.
Aubrey Channing, una mujer con muchos secretos por contar. Dominic Blake, un alma libre con necesidad de ayudar a los demás. Fueron novios en algún momento de sus vidas y ninguno contaba con el hecho de reencontrarse siete años después. Ambos cambiaron, ya no eran los mismos niños hormonales de la escuela. Ahora eran dos adultos con vidas programadas y metas de vida. Sin saber que ambos patearían las ideas del otro con su simple presencia. Aubrey tenía muchos secretos y Dominic quería sin duda descubrir que ocultaba su ex- novia. Aubrey era fuego intenso. Y Dominic un bombero con sed de adrenalina, sin embargo, la única llama que no quería apagar era la de ella.
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
Traicionada por su pareja y su hermanastra en la víspera de su boda, Makenna fue entregada a los despiadados príncipes licántropos como amante, pero su propio padre ignoró su difícil situación. Decidida, ella intentó escapar y buscar venganza, pero, sin darse cuenta, captó el interés de los tres príncipes licántropos, que la deseaban en exclusiva entre muchas admiradoras. Esto complicó sus planes, atrapándola y convirtiéndola en rival de la futura reina licántropa. Enredada en deseo y celos, ¿podría Makenna lograr su venganza en el intrincado baile con los tres príncipes?
Eveline se casó con Shane, un obstetra, a la edad de 24 años. Dos años más tarde, cuando estaba embarazada de cinco meses, Shane abortó al bebé él mismo y procedió a divorciarse de ella. Fue durante estos tiempos oscuros que Eveline conoció a Derek. Él la trató con ternura y le dio el calor que nunca antes había sentido ella. También le causó el mayor dolor que jamás había tenido que soportar. Eveline solo se hizo más fuerte después de todo lo que experimentó, pero ¿podría soportar la verdad cuando finalmente se revelara? ¿Quién era Derek detrás de su carismática fachada? ¿Y qué haría Eveline una vez que descubriera la respuesta?
Una joven novicia, obligada por su madrastra, se prepara para ser monja, mientras su hermanastra, busca casarse con un hombre rico, incentivada por su madre, para recuperar la vida de lujos que antes llevaban. Un hombre, rico y poderoso, enamorado de una mujer casada, obligado por su familia, busca una esposa, que sirva para recibir su herencia, mientras sigue con la mujer que ama.
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".