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Secuestrada por un error

Secuestrada por un error

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Aurora era una joven dulce e inocente, ella había crecido en la mansión Achagarray, sin saber quiénes eran sus padres biológicos. Había sido maltratada desde su niñez; sin embargo, su mundo dio un giro de ochenta grados cuando fue confundida con la heredera de la familia Achagarray y secuestrada para luego ser vendida a un prostíbulo. Ella se convertirá de una niña inocente a una mujer fuerte y poderosa con sed de venganza, quién hará pagar a todas las personas que la lastimaron.

Capítulo 1 Secuestrada

Mi nombre era Aurora, era todo lo que conocía de mi pasado. El nombre de mis padres y cualquier dato sobre mi origen, era un absoluto misterio para mí.

Había crecido en la mansión Achagarray desde que tenía uso de razón. La señora Mariana se portaba amable conmigo, era maternal y amorosa, me trataba como si fuera su hija, ella era la única figura materna con la que contaba.

Ella era el ser más luminoso que había habitado la tierra; sin embargo, su luz se percibía apagada. Sufría de una gran depresión, ya los médicos lo habían determinado y su esposo e hijos habían hecho lo imposible para que ella esté lo mejor posible, yo estaba dispuesta a ayudar en lo que fuera necesario.

En cuanto al señor Eugenio, él era un ser frío y déspota. Era uno de los hombres más prestigiosos del país, un empresario prestigioso y con aspiraciones políticas, la familia Achagarray era una de las más antiguas y adineradas de la región.

El señor fue quién me trajo a casa cuando era un bebé y me acogido en su familia. Él me recordaba día y noche que sin él no hubiera sobrevivido y le debía la vida. Siempre se había portado hostil y severo conmigo. En ocasiones sentía que él ignoraba mi existencia y en otras que me odiaba por el solo hecho de existir.

El matrimonio tenía dos hijos. Ámbar quien tenía mi edad y su hijo mayor Ian, él era el orgullo de su padre y quién presumía que sería su sucesor el día que el falte.

Ambos hermanos eran como el día y la noche. Con Ámbar tenía una pésima relación porque ella me consideraba una rival y me hacía la vida imposible; en cambio, Ian era muy protector conmigo como si yo fuera su hermana menor.

Durante años había amado a Ian en secreto. Él era lo único bueno que tenía en la vida, por él toleraba los maltratos que sufría en la mansión porque el señor me ofendía y golpeaba cada vez que se le antojaba y una empleada en especial, el ama de llaves, convertía cada dia en un infierno.

Ella me obligaba a realizar el quehacer, lavar la ropa, cocinar, lavar los platos y fregar los pisos. No me molestaba ayudar, pero cuando hacía algo mal no dudaba en golpearme.

La señora Mariana tenía un carácter demasiado débil para defenderme e Ian ni siquiera lo notaba. En ocasiones me sentía completamente sola y deseaba acabar con todo, pero debía ser fuerte.

—Aurora— Ian pronuncio mi nombre en un intento por captar mi atención. Podía ver la preocupación en su manera de mirarme cuándo salió de la habitación de su madre.

—¿Cómo está la señora Mariana?— Inqueri

—Muy mal, los médicos siguen sin encontrar una causa a su depresión. Si no come su estado se deteriorara aún más — Me informo mientras se recargo en mis hombros y yo le regrese el abrazo.

Ambos teníamos una relación muy sólida. Me consideraba más una hermana a mí que a Ámbar. Por un lado apreciaba su cariño, pero por otro me dolía porque yo lo amaba con toda mi alma y deseaba ser correspondida.

Había esperado durante años para declararle mi amor y al tenerlo de regreso sentía que el anhelado momento había llegado.

Siempre había sido una mujer de carácter fuerte y en ese instante no dude en guiarme por un impulso. Uní mis labios a los de él en un beso, debí pararme de puntitas porque él era mucho más alto que yo.

Ian era un hombre muy guapo, era alto, su cabello era castaño claro y sus ojos poseían un tono gris, sentía que podía ver mi alma con ellos.

Además de desearlo como hombre lo admiraba. Él se había enfrentado a su padre para no seguir seguir con el negocio familiar, estaba forjando su propio futuro independientemente de su padre.

Sentí sus suaves y cálidos labios por única vez, él no me empujaba ni me seguía el beso simplemente me permitía besarlo.

—Aurorita— Él acaricio mis mejillas y me miro con ternura y

—Te amo Ian — Le confesé centrando mis ojos azules en los suyos — Te he amado toda la vida y siempre te amaré.

—Aurorita yo te amo como a una hermana. Eres mi hermanita más pequeña. — Expresa logrando que mis ojos vidreen — Yo sé que me admiras y estás....

—Yo no estoy confundida, Ian eres el amor de mi vida.

Él ríe burlón — Tienes dieciséis años, Aurora, soy mucho mayor que tú. Aún no haz vivido la vida y no puedes saber que te deparará el destino.

Era increíble que a pesar de su rechazo era un completo caballero como siempre lo había sido.

—¿Ian creés que cuando yo sea mayor podrías enamórarte de mí?— Le pregunté limpiando mis lágrimas con las manos

—Aurora seré sincero porque no quiero generar falsas ilusiones. Ayer le pedí matrimonio a Elena Montesinos.

En ese momento sentí que mi corazón se había roto por completo. Lo único que deseaba era que la tierra me tragara y me escupiera muy lejos.

—Ian, pero Elena no te quiere. Yo sé que es tu novia, pero ella....

Él no me permite terminar la oración y lleva sus manos a mis labios.

—Aurora no quiero escucharte hablar mal de Elena o me enfadare muchísimo. Ella es la mujer que amo y con quién deseo pasar el resto de mi vida.

Elena era una de las mejores amigas de Ámbar. Ella también pertenecía a una familia acaudalada, pero su familia se dedicaba a la medicina en lugar de a las finanzas. Eran dueños de una cadena de farmacias muy importante.

Se rumoreaba que su familia tenía lazos importantes con el narcotráfico y la fabricación de estupefacientes, pero no había nada confirmado.

Además de ser rica y mimada, a ella le encantaba salir con varios muchachos. Engañaba a Ian con sus amigos, ella no se se lo merecía, no lo amaba tanto como yo.

Debía hacer lo que sea para impedir ese matrimonio.

***

—¡Eres una estúpida! ¡De verdad creías que el joven Ian se fijaría en ti!— Gloria me gritaba burlona mientras yo fregaba el piso

Al parecer una de las empleados le había contado sobre mi beso con Ian y ella no desaprovecharía la oportunidad para burlarse. La odiaba con todo mi ser.

— Solamente una mosquita muerta como Aurora tiene el sueño de cenicienta — Se burlaba Ámbar mientras se acercaba

Su cabello era rubio y sus ojos en tono verde. Era sumamente bella y muchos compañeros del colegio alegaban que tenía la apariencia de una autentica Barbie.

Sin embargo, a pesar de la belleza no dejaba de ser uno de los seres humanos más crueles que había conocido.

—Mi hermano nunca se fijaría en ti. Él se casará con Elena, una mujer de su clase y mi mejor amiga.

Debía hacer un esfuerzo sobrehumano para que sus insultos no me afectaran, pero no les daría el gusto de llorar.

***

Ese día fue como cualquier otro, me duche, cepille mi largo cabello tono caramelo y me mire al espejo. Era increíble que a pesar de casi ser una adulta tuviera el cuerpo de una niña pequeña. Parecía una auténtica tabla y eso me indignaba, tal vez eso explicaba porque Ian no se fijaba en mí.

Esa mañana era horrible porque Elena se había quedado a dormir a la casa con "Ámbar" supuestamente, pero yo sabía que había ido a la habitación de Ian.

Durante el desayuno el señor no dejaba de hablar de lo feliz que estaba por la relación de su hijo y su futura nuera porque ello implicaría una alianza que lo beneficiaria tanto a él como al padre de Elena.

Ellos se tomaban las manos y se besaban y yo sentía que mi mundo se destrozaba por completo. Ya no deseaba seguir en esa casa y mucho menos presenciar la boda por ello anhelaba irme, pero no tenía a dónde ir.

—Señor Achagarray — Pronuncie su nombre antes de que él subiera a su carro y me regalo una mirada fría, él siempre me miraba de ese modo

—¡No tengo tu tiempo, Aurora! ¡Tengo una junta muy importante!— Me informo molesto

—No le robaré más de cinco minutos, señor. Dentro de poco tiempo cumpliré los dieciocho años y quisiera saber que ocurrirá conmigo. — Exprese desconcertada y él río con fuerza

—¿Pretendes que siga costeando tu educación?— Inquiere en un tono burlón —¡No eres más que una malagradecida! ¡Me he encargado de matarte el hambre durante los últimos dieciséis años y pretendes que te siga manteniendo!

En ese instante me había percatado de que no podría asistir a la universidad al menos que yo pagará mis estudios.

—Yo no quise ofenderlo — Me disculpe — No me refería a mis estudios. Lo único que quiero es saber quiénes fueron mis padres y si tengo más familia.

— ¡No eres más que un error!— Me gritó molesto — Tu madre era una cualquiera que se entrego al primer sinvergüenza que vio y por supuesto él no se haría responsable de ti. Tu padre huyo y ella me dejó a tu cuidado al morir.

No lograba contener mis sollozos ante tal confesión; sin embargo, él parecía disfrutar mi sufrimiento.

— A nadie le interesas, Aurora. Deberías estar agradecida de que me encargue de tu educación y no te deje en la calle. Mantente en tu lugar y no te atrevas siquiera a mirar a mi hijo — Me advierte antes de alejarse.

Limpie mis lágrimas cuando que alguien pronunciaba mi nombre y esa era Elena. La castaña de ojos tono verde que mi Ian amaba.

— ¡No te cansas de humillarte! — Ríe burlona — Tú no eres más que una recogida, Aurora.

—¡No me vuelvas a llamar así!— Le grite molesta

—¡Es la verdad, eres una recogida! ¡Cuando sea la señora Achagarray me encargaré de que te corran de esta casa y mi suegro te interne en un sucio internado!.

—Ian y la señora Mariana nunca lo permitirían.

— Mi suegra es solo una sombra en esta familia y mi marido hace lo que a mí se me antoja. Es solo mi títere.

No logre contenerme en ese momento y la abofetee, para mi mala suerte Ian llego en ese momento y me vio.

—¡Aurora como te atreves a golpear a mi prometida!— Me grita molesto, nunca en mi vida me había gritado.

—Ian yo....

—Ian mi amor está mujer me gritó. Me dijo que solo era una intrusa y una zorra y que no te merecía — Me acusa fingiendo sollozos

—Ian yo te juro que no...— Intentaba defenderme, pero él no escuchaba razón.

—No quiero repetirte que Elena será mi esposa y tendrás que aceptarlo. Si no la respetas tendrás un problema conmigo. Discúlpate ahora mismo, Aurora — Me exigía

Ian siempre había sido el amor de mi vida y haría lo que sea por él, pero nunca había logrado dominar mi carácter.

—¡No me disculpare, Ian porque yo no he hecho nada!.. ¡Deseo que nunca te arrepientas de esto!. — Sentencie antes de marcharme prácticamente corriendo.

Me sentía muy mal, completamente devastada. No podía creer que mi Ian me haya tratado de esa manera.

El chófer se dedicaba a conducir mientras yo centraba la vista en la ventana intentando contener mis lágrimas. No deseaba que nadie en el colegio me viera de esa forma.

Sentí un impacto y el vehículo se detuvo abruptamente. Por acto reflejo me lance abajo del asiento y en ese instante uno tras otros se escucharon sonidos similares a fuegos artificiales. Hoy sé que se tratan de disparos.

Grite fuerte cuando me percate de que el chofer estaba bañado en sangre. Vivía en una ciudad bastante peligrosa, pero nunca me había imaginado que me ocurriera algo similar.

De repente, cuatro hombres encapuchados bajaron de la camioneta que se había estacionado en frente de nosotros. A punta de pistola y amenazas me obligaron a bajar del carro, no era capaz de emitir ninguna palabra, ni moverme, estaba completamente congelada.

Ellos cubrieron mi cabeza con una bolsa y condujeron a toda velocidad. Ese era el inicio de mi infierno.

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