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Esta es la historia de marcos, un niño solitario quien en su soledad conoció a Javier y entablaron una amistad que resulto ser un desastre con consecuencias inimaginables
-¿Hola, cuál es tu nombre?-
-¿Javier, y el tuyo?-
-Marcos, ¿quieres ser mi amigo?-
-Claro que sí Javier-. Así fue como lo conocí, él apareció de la nada y se me acercó muy confiado, yo no tenía amigos así que pensé que sería lo mejor para mí.
-Cuéntame más-, Esas fueron las palabras de la doctora, no sabía porque estaba allí, todo sucedió cuando conocí a Javier, estaba una tarde en el parque como todos los días acostumbraba a ir, miraba a los demás niños jugar, pero ninguno de ellos se acercaba a jugar conmigo, para mí el panorama parecía estar formado de blanco y negro, hasta que un día apareció un joven, tenía el pelo castaño y la cara llena de pecas, El se me acerco con interés y me pidió que fuéramos amigos. En ese momento me encontraba muy feliz porque había encontrado al fin alguien con quien jugar.
Desde ese día todas las tardes iba a aquel parque a jugar con Javier, no sé porque siempre iba solo, nunca lo vi acompañado de adultos que hicieran el papel de familiares, al parecer sus padres también trabajaban todo el tiempo y nunca estaban en casa, me sentí triste pero al mismo tiempo feliz ya que estaba en la misma situación que yo pero yo estaba ahí para hacerle compañía.
Jugamos todos los días por varias semanas.
Teníamos gustos similares, ambos nos gustaba los animales tanto como a mi pero, el no tenia mascota alguna porque no se lo permitían, aunque por mi parte yo tenia un perro llamado Max el cual era muy divertido ya que siempre estaba junto a mi.
hasta que llegó el infortunio día en que comencé a ir a la escuela, pensé que ya no tendría tiempo para jugar con Javier, y en la escuela también estaba siempre solo, todos mis compañeros ya se conocían pero yo era el único extraño entre todos ellos, aunque para mi sorpresa escuche una voz:
-¿otra vez solo?-,
-¿Javier?-, en ese momento se agrietaron mis mejillas por la fuerte mueca que hice, me dolían de lo fuerte que sonreí al verlo, tanto que todos los compañeros voltearon a mirar al lugar donde estaba sentado, me miraron de manera extraña y eso hizo que mi sonrisa se borrara, luego seguí mi conversación con Javier fuera del aula, mis primeras palabras fueron,
-¡qué alegría que estés aquí!-
-jajaja, lo sé nunca pensé que nos encontraríamos en la misma escuela- me respondió de manera casi tan alegre como la mía, ahora tenía un amigo inseparable, ya no tenía que preocuparme más por no volver a verlo, todos los días en la hora de receso me sentaba en el banquillo frente a la cancha de futbol a hablar con él, siempre era muy entretenido hablar con él, aunque al principio era algo incomodo ya que los demás niños nos miraban como si fuéramos bichos bichos raros pero no me importaba.
Todo era muy divertido y entretenido, siempre que le quería contar sobre algo que había visto en la TV, el también lo había, era como si estuviéramos conectados, hasta que un día se me acercó, tenía el pelo rubio con coletas, ojos cafés claros y brackets.
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