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ser la esposa de un mafioso como lo era aquel italiano, toda mi vida me la pase diciendo que quería conocer a un narco, pero cuando se te hace realidad el deseo, entras en pánic

tificación seria decirle que no me gustaba la ropa que me habían puesto en aquel armario. El reloj marcaba las cuatro y cuarenta y cuatro de la mañana, según tenía entendido la gente de servicio d

a para ver la hora en el reloj de la mesa de noche, eran

dor y un cuchillo, esa era mi oportun

eñora dejo el desayuno en la cama y se dirigió al baño para ver si lo que yo estaba diciendo era cierto o no.

ta? —Dijo mientras veía a su alrededor. Yo salí del closet y la tomé del cuello, colocando el

y tierra por encontrarla, buscaría en cada rincón de España y del mundo entero hasta en

—Pregunto el italiano mientr

e le pasara a la señora. —Le resp

qué clase de problema mental tenía ese tipo. Yo estaba ahí atentando contra la

án riendo? —Pre

a deja esa bobada de que si no te dejo ir le harás daño a Claudia. Ya

uno. Decepcionada de que mi primer plan saliera mal, me senté en una orilla de la cama y suspire profundo.

me lo haces saber y yo me haré cargo de es

me o casarse conmigo a las malas? —Le pregunté mie

Jamás te voy a tocar o a hacer algo que tu no quieras, esperaré tranquilamente, igual, el

ecuestrarme y traerme aquí? —Le pregunté, quería

ue te enamores de mí. —R

uapo. No entiendo porque yo, uno chica tan corriente. Me imagino que querías era a una chica virgen y po

es que están “buenas” porque la mayoría de las veces, no son inteligent

anquila, sin tener que verle la cara a un s

e acercó a mi tan rápido que no me dio tiempo ni de echarme para atrás. No voy a neg

s enamorada de mí. Ninguna puede resistirse a mis encantos. Es más, solo tengo 7

—Le dije

con normalidad, no sé qué me estaba pasando, era la primera vez que me sentía así con un hombre. Mi corazón

entos a un lado. Era imposible que yo me sintiera atraída por un mafioso. Respiré