img El Guerrero Formore  /  Capítulo 1 Ojos de Amatistas Claras (Parte 1) | 20.00%
Instalar App
Historia
El Guerrero Formore

El Guerrero Formore

Autor: Kain Storm
img img img

Capítulo 1 Ojos de Amatistas Claras (Parte 1)

Palabras:3962    |    Actualizado en: 28/11/2023

rianne, que se habían congregado en su hogar, presididos por su padre. Todos hablaban a la vez y no era de extrañarse que eso ocurriese. Ya que,

¿Dónde han perdido el rastro de sus caravanas?— preguntó aquel anciano hechicero sin le

los Clanes druídicos de Eireann, estaban siendo víctimas de extraños saqueos a sus caravanas de aprovisionamiento. Estas mism

sin excepción, constataron que esté suceso ocurría cuando los carro

hombre de mediana edad y rala cabellera, al que Kiara solo conocía c

caravanas al cruzar el río Viejo Jon. Ese rio se encontraba en la parte parte Sur de

ada de apremio a su padre, que estaba a su lado con semblante pensativo, i

a, Kiara sabía muy bien lo qué estaba pensando, siempre era así cuando algo ocurría cerca de ese territorio. Más aún, si es

s Druidas, ni de los Nigromantes… hasta a veces tengo dudas de si le gustaría directamente no saber nada de mí y mis negocios, hermano… Cada día está más paranoico por esto de la guerrilla…— escuchó como su tío

todo este asunto era peligroso para ese hombre del que estaban hablando. Ese mismo hombre por el que se preocupaba siempre. Cerró

, tiene las manos manchadas de este asunto, Darack…— Replicó bruscame

o odiaba su padre a los Gigantes de Piedra en general! Y, aún más consciente era de cuanto desconfiaba ese anciano druida del

izadas de nosotros los tuathas! Son incluso peores que esos a los que te has unido… — continuó hab

que quedarse a presenciar toda aquella reunión, enterándose así de las conclusiones finales. Era lo que se esperaba de ella; lo cor

ctica no era del todo inútil. Si había algo que tenía en mente hacer cuando ella fuera la líder, eso era: No seguir el e

ad aquel hombre que era su padre. Tanta solemnidad que, a algunos presentes, les costaba trabajo seguir el discurso—… He decidido que, lo mejor para esta situación, será que no manden ni reciban caravanas por el tiempo en el

ente lo que sus ojos gritaban en silencio. Pero no era lo correcto, las etiquetas estaban por algo y ella era la niña buena, la niña perfecta ante los ojos de su padre. Por ende, no debía faltar a las etiquet

, como era su intención. Briam no pudo evitar observarlo censurante por ese agravio, Darack siempre era así, incorrecto y grosero. A veces, el anciano Druida se preguntaba por

parte, era lo que ella quería decir, pero no lo admitiría, no era lo co

s ver la cara, hermano mío! Tú solo estás pensando en quitarte al semi gigante de encima. Lo culparas aunque él te demuestre concretamente que no tiene nada que ver en esto. — repuso sardónico mientras se encogía despectivo de h

as. Todos, con excepción de esos dos hermanos, contuvieron el aire, a la espera de las respuestas. Pero el líder de los clanes druídicos no se digno

el hombro de su sobrina. Un mensaje en clave que solo ella pudo

las cosas en La Garganta. No te preocupes,

bsurda de la que nos vayamos a tener que arrepentir después, hermano mío…— Advirtió

ado un poco de orgullo ante su revoltoso hermano menor en frente de toda la cohorte. Este, y

con Guillum. Aún así ¿Qué podría hacer el semi gigante para evitar todo lo que se le venía encima? Además ¿Por qué motivo él iba a necesitar saber eso? Si era inocente de todo este asunto ¿verdad? Un carraspeo de parte de su padre, le hizo volver la ate

terminado aquella reunión. De lo contrario, ella habría tenido que

o el día siguiente tuvo que presenciar la planificación de los abs

ozcada! ¡Por Danna, padre, ese hombre es capaz de ver tu

referia guardarse para si misma, sabía que hasta lo podría matar antes de que su padre llegase a siquiera tocarle una sola hebra de su oscuro cabello. Pero todo eso se lo tu

a la noche del día siguiente, ya estuvieron hechos los preparativos para la com

a simple y

e harían pasar por simples carreros, unos de los tantos que el clan tenía a su disposición, e intentarían averiguar todo lo que pudiesen de las posiciones que ocupaban los saqueadores e i

o ese asunto, y traerlo, encadenado como la vil rata que era, a comparecer delante del consejo druídico que, Briam O’Briam, había establecido para la ocasión, al cabo de tres lunas. Ni

s de Briam en aquel preciso momento en el que Kiara

mbre ese? ¡Mierda puta! Te juro que no lo entiendo ¡Joder, Rumpel! Si yo me acuerdo de cuando estuvo en la boda, en el momento de brindar, fue el único de los presentes que no levantó la copa y ¡Mejor aún! Tiró su vino al suelo, sin dejar de mirar a ese nigromante asqueroso de Fionn como si lo estuviera retando a qué le dijera algo por eso… ¡Tiene

se, porque de eso dependía el prestigio de su clan. Sin embargo, dada como era a la indulgencia, Kiara, no sentía que podía culparla. A fin de cuentas, sabía muy bien que, por desgracia, la pequeña Moira pasaba

iendo cabriolas de macho con la espada, bebiendo cerveza e hidromiel en las cantinas como si fuese un hombre, bus

u hermana y, así, intentar de inculcarle, aunque fuera un poco las buenas costumbres y

l sabe porqué lo dice. Además, no te olvides que esta no sería la primera vez que los gigantes ocasionasen problemas a los druidas. Es cierto que él fue el que más rechazo mostró ante la situación de la boda, pero, siento decirte que no puedes juzgar a un libro por su portada y bien l

buena, la hija perfecta. Y ella… Moira. Se encogió de hombros dándole a entender lo que pretendía decir y sonrió burlona. Si algo debía destacarse de Moira, eso era que jamás había aprendido a callar

esos nigromantes y de los mismos formore que estaban aquí para la boda? ¡Ay, ay! ¡Ya debo estar vieja y senil como Padre, porque parece que se me confunden las personas! Quizás fue otro hombre alto de ojos violetas y cabello negro y yo no me acuerdo ¿Ah? Pero también creo que oí por ahí que ese semi gigante del que no podemos asegurarnos nada, porque la gente puede cambiar y

uardarse en la comodidad de su habitación. Había veces en las que se preguntaba porqué se molestaba en ser tan cordial con su pequeña, grosera y en

uvo más remedio que darle la razón. Aunque eso solo fuera en partes y a regañadientes, ya que todavía le ardía mucho la manera en la que la había expuesto delante

da y adorada hermana menor prefirió malinterpretar sus intenciones y acusarla de hipocresía

inocencia de Guillum? ¡Pero ella, como futura líder del clan O’Briam, tenía una imagen que dar

e aquél semi gigante, que este fuera la mente maestra detrás de todo ese vandalismo. Ella lo conocía bie

vo? Era

muchas veces que no pensaba tomar parte de la guerra que se gestaba en ese momen

laba muchos dialectos de Eireann y de “Mas-alla-de-Eireann” también. Podía destacar en él la honradez de sus pensamientos, así como las ideas claras de un verdadero líder que piensa exclusivamente por el biene

os que llegan a una cierta edad avanzada y adquieren mañas, producto de la soberbia q

el viejo nigromante no se equivocaba. Pero su padre siempre alegaba que tenía motivos más que fundados para pensar de esa manera ¿Cómo no lo

s de Danna. Y, si no había guerras por luchar, estos gigantes, siempre conseguían la manera d

e formore, había conseguido hacer esa diferencia, iniciando toda su pequeña trayectoria como líder cuando la p

u taza de té y no pudo evitar sonreír con nostalgia. Por lo general, prefería evitar recordar esos sucesos aciagos que fueron la vergüenza de su familia y el conflicto que

nocer que, de vez en cuando, necesitaba recordar ese día. Neces

tistas claras que se dibujaron en su mente. Ojos violáceos de expresión taciturna y curiosa preocupación que la observaron fijamente aquella leja

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY