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Historia

Capítulo 4 3-La Cena

Palabras:2349    |    Actualizado en: 13/02/2021

tulo

sta no le queda al nombre rústico. Volteo a ver a Wade qu

usta?

resionante —volteo—Discúlpame, es qu

a la silla de madera con delicadeza,

rvo su atractivo rostro mi

a, yo digo cosas como

e maldad—Eso es una confesión

te dije con

r a mi madre Elizabeth o madre que para mi son térm

cir por su tono que es la chica agradable—Aquí está su c

s manos y bajo mis

ay

daba esas clases de cocina. Observo a Wade

mí. Carraspeo—Wade, ¿puedo pedir? —él alza su

a que la chica ven

me recomiende o decida y

me sorprenda —habla con un t

y se va de nuestro lado—¿Sabes como se lla

un poco aquí y ella no me atiende muc

e pocas veces es

cuando vengo es a comer algo rápido y es

mo un ti

ra en mis manos —A pesar de que eres millon

evitar su mirada. Lo observo de reojo y su

s cejas

sobre eso o me dejara la impresión de que eres —su ton

na palabra. Alzo mis cejas y aplasto mi boca, miro tod

llevarse grandes bocados de papa rellena con carne a la boca. Siento su mirada

y la

estuvo genial, gracias por la invitaci

ue alguien

el segundo piso y Arel

breme la puerta, rápido—mi mira

lve a decir y

e está a pocos pasos de mí, veo en direcci

uiere decir que

z ya se

e, lo único que puedo ver es como trat

ue escucho de él y e

ias, muchísi

ometida, pero ¿Qué paso? — voltea a mí

blé normal y gentilmente, pe

ue si te puedo decir es que te salve de una—su cálida sonrisa

io del corredor y ella saca sus llave

con la mano y

me de que ella y él no estén dentro. La decoración de abajo ahora me parece m

pena y ya concéntrate tarada,

gantados del lugar y siento todas las miradas en mí, los susurros son estresantes

que se

ta

cerca de ella —Sabía yo que

mente, mientras agarra un mechón de cabello rubio—Pongamos esto así. Tú eres de aquí y yo de otro lado, pero ¿sabes cuál es la diferencia ahora que estoy aq

azo po

os y rápidamente doy con el, pero hay

no sea lo que

ada Elizabeth junto a un Matías algo normal, pero con los labios hinchados. Toco la ventana

ustedes? —pongo

de que quiero, no, no quiero, n

a es lo que menos importa, la cuestión es no irme con Wade. Giro hacia l

miro fijamente sin parpad

sera y entro rápidamente. Balbucea algo q

caminar hacia el a

exy, lastima que no m

la vía. Puedo ver hacia atrás a un Wade jalando su cabello, el cabe

puede que mujeriego y tú tienes la intención de preguntar s

S MI MENTE, NO MI MA

de que te estás dici

.

del hielo, sabe

vill

i alrededor, detengo mi vista en la casa a

odo queda e

rovisor—Como no respondiste en tod

pe m

e y es

o me dices que

ncia y ya pre

ídos ante tal grito de

r no se note

adre. Está no es mi casa, pero es donde vivo y como ustedes no tienen camas ni donde do

quiero ahorita es pelear co

quí hubiese empezado desde ahí y estaría bien, ya

me inte

del coche antes de que proteste en mi con

a la entrada, los sigo y me abrazo a mi misma por e

de ropa, solo espera aquí que llevo a tu madre al cuarto y regreso por ti—asiento.

o h

en, quiero d

lguien de mi categoría podría comprar algo así. Camino hacia las gigantes ventanas a mi izquierda y obs

, no pue

dormir —Matías apúrate, deja de hacer cosas con mi madre —bajo mi cab

o mis ojos. Lo sigo escaleras arr

manos en las rodillas y lo veo cruzado de brazos—¿Qué? Como y no engordo, tampoco hago

gra con dorado y una figura de un lobo aullando en oro en la parte de arriba, él a

uerme co

sarás —me da unos pantalones de

orro hacia la cama, me tiro y reboto en ella, el techo es de color blanco, tengo puertas a mi derecha y a mi izquierda, los conductos del aire en una esquina

ncuentro es con un armario enorme lleno de ropa y zapatos de hombre, todo tipo de relojes y pulser

grande de brazos si él no

ajo de este, las abro y me encuentro con afeitadoras, depiladoras, una máquina de cortar cabello, en otro encuentro toallas, me voy a el armario d

ongo un bóxer que encuentro envuelto dentro de la ropa, luego los pantalones y de último la franela, agarr

e duer

debe estar en su casa durmiendo plácidamente s

sando en

sentidos, el frío y ese olor encantador me hace

.

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