ateral que quedo prácticamente destrozado después de la fiesta de compromiso, el césped está tan aplastado que el jardinero principal decidió retirarlo por completo para plantar rollos nuev

apoyada sobre una mano, al igual que yo, para lograr alcanzar las plantas acuá

de la vista del bosque y el lago, por ejemplo sobre el jardín principal se encuentra una mesa de cristal que dispone de una sombrilla blanca y varias sillas para pasar una tarde amena con un hermoso paisaje de fondo, ta

familia, pero el clima no parece estar de acuerdo con la señora Mitchell. Las nubes grisáceas nos advierten que la lluvia s

e mis pantalones se han empapado por la humedad del césped de la or

cereza del pastel para que extrañes su presencia cuando el aburrimiento se hace presente, sin duda es un ángel. En cambio, mi humor es inestable dependiendo de la tarea que me den ha

cusadora, como si los papeles fuesen al contrario

a, no es que no lo hubiese hecho nunca, sino que no tengo el valo

retira de su cabello la gorra blanca que lleva puesta y h

lviendo a m

segura?—

qué lo p

ratando de encontrar las palabras indicadas pa

rara—afirm

on eso?-me reincorpor

ca su cabello, mira al lago para d

muy callada últimamente, ya no te quejas como antes,

si molesta, porque no sé durante cuanto tiempo más podre evitar a ese tipo insufrible, porque sé que tarde o t

omportamiento de la gente o tal vez soy yo la que es demasiado transparente con mis sentimientos. Para ya no

ella es muy comprensiva cuando se trata de límites, es decir, cosas que sabe que n

blar en voz alta y quizás no porque quiera hacerlo, sino porque tal vez no se da cuenta, es alemana, por lo que ese modo brusco de hablar

rlo-expone colocando su mano sobre su mentón tal cual Sherlock

ado para una familia como los Mi

igual que yo, se ha imaginado más o menos cuál

oz de la señora Mitchell, al no saber a quién se diri

olanes, además de unas innecesarias gafas de sol qué, aparentemente, combinan con su atuendo, aunque no hay ni

de aquí, creo que ya huelo a pez o alg

nta la planta acuática que hemos e

reconocer esa odiosa voz—ya veo que

algunos detalles, pero

a Anna. Al escuchar su voz mi cuerpo

bien, creo que

egu

cogiéndome un poco para que

ho tiempo—sugiere levantándose y colocando su mano sobr

uchar a la señora Mitchell, esta