quejarme en la cama, hay obligaciones y es momento de empezar el dÃa, por lo que con pesadez hago las mantas
las, sin importar cuántos minutos espero, el agua solo s
do a todo el que pueda por condenarme a una ducha congelada a las seis de la mañana. Como si tener que
a una pulmonÃa sino. Con eso en mente, me ducho a velocidad luz casi y salgo lo antes posible, poniéndome
a, eso fue más que suficiente, ¿qui
calentar leche en el micoondas y la tostadora con un par de rodajas de pan. Con eso en marcha, me acerco a la puerta aún cerrada
tan inteligente e independiente... Pero b
la puerta para, como todas las mañanas, alzar sus manos hacia mà para que me agache y la abra
s dÃas
, ¿qué tal dormiste
debido a los cambios de clima bruscos que han estado habiendo por el pasaje de estación. La pregunta de si deberÃa ir al kinder hoy me da vueltas la cabeza y maldigo por dentro, porque Lo
é h
or y suspiro, tendrá que venir conmigo al trabajo. Hago su
ir con mami a
? ¿No tengo qu
almarla. No le gustan los cambios en su rutina, la ponen nerviosa, mas si es algo pequeño
casa, pero tu tÃa Lorena no está para cuidarte, asà que vendrás conmigo hoy. Solo necesito que te portes m
mi, seré buen
ra, ¿quieres leche c
por f
tonces y a ponerte un conjunto abri
ma
do las tostadas y untándolas con mermelada de moras como le gusta para luego poner su taza favorita con su leche en su lugar y me bebo mi propio café, viéndola aparecer poco después vestida con su camiseta
su silla y desayuna mientras y
e la empresa y bajo con mi niña tomada de mi mano, quien observa su entorno con curiosidad desde debajo de su gorro de lana con orejas. La gente que la ve me observa sorprendi
ntando a mi princesa en la silla que tengo del otro lado del escritorio y ella se acomoda,
el tenerla conmigo y me dedico a organizar mis pendientes y a revisar lo que dejé
esulta extraño, dado que cuando se mete de lleno en la lectura, no hay casi nada que la perturbe. Desde que aprendió a leer, que los libro
or poco un ritual ir todos los viernes a la
ar
à m
e alzan hacia mÃ, ob
ir, pero intenta que solo sea si tienes muchas ganas. Yo no me tardaré y preferirÃa que no andes sola por
bien
ahora
tas oficinas donde debo dejar material, hasta que en la última, me encuentro con As
ce, qué bu
edes llamarme SofÃa, no h
iento, no me
tal te está yend
e se lo agradezco, sin embargo, querÃa consultarle, ¿es verdad lo que escuché?
que no fuera al kinder, pero mi amiga que suele cui
o de disturbios con un niño pequeño por aquÃ, mas si no me lo hubie
la ha pasado desde que llegó leyendo el úl
siera yo que mis sobrin
uve suerte. Mi niña
la, si no te molesta
la es un poco particular a decir ver
nemos la misma facilid
tes, no obstante, ese no es el caso, lo de mi princesa es un poco más complicado que eso. De todas formas,
formas ya debo volver, no qu
todo caso luego pa
o bueno que ella conoz
Ãa, asà que
iamente el subir las escaleras hasta allá y no esperar el ascensor por lo lento que está moviéndose hasta donde e
te. Ingreso presionando el botón de mi piso con relativa fuerza por las ansias y agra
lla donde antes estaba sentada mi princesa, con servilletas húmedas sobre e
erar a que volviera para limpiarse, puesto que su mochila tampoco está donde t
el lugar y si no está aquÃ, no se me ocurre dón
orejas de gato pasar por sus puestos, mas nadie vio nada, todos me dicen que han estado muy ocupados, hasta que una secretaria me dice que la vi
a ser? Hay cientos de empleados a
de pánico casi, cuando una joven de quizás v
ted es la Srta
¿en qué pue
a Miller y soy la
or Di
o ha pasado nada malo con usted, simp
o saber
algo que le pertenece a uste
hermoso espacio decorado con gusto y refinamiento, que al igual que el resto de la empresa, es de piedra blanca, cristal, madera y metal. Hay algunas planta
chica me guÃa hasta ella, tocando dos vec
el gran escritorio que corona una oficina opulenta y espaciosa, está sentada mi princesa sobre un hombre joven, quizás de mi ed