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Historia
En el momento menos oportuno

En el momento menos oportuno

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Capítulo 1 1

Palabras:3758    |    Actualizado en: 06/02/2024

dejaba salir una sonrisa retorcida, llevó el

color miel hasta l

cigarro de la boca y le dio un sorbo—, es el Señor Perfecto: siempr

de mi casa —Leo soltó una carcajada ronca—. Necesita qu

igarro— a ese no se lo foll

ven— dice que le encantaría ser la privil

rnas —fanfarroneó Anna mientras ponía los ojos en blanco—

una potra como tú —le dio una palmada en el muslo derecho que dejaba ver su corta fald

as —gruñó la chica—,

ada más grande—, ¿a que no te gusta

salir un bufido. Ahí estaba otra vez

ica—. Por su culpa me suspendieron y la vieja de ma

ó el cigarro que cayó debajo de

te año —soltó Anna con tono aburrido—, cómo me

es ha

será para que m

a vivir junto

y posó su mirada en el joven que recogía la basura de la canch

tara mucho las clases, pero sí le interesaba el lugar donde viviría y sabía que Le

callada cuando te digo que v

e el joven que recogía la basura la

dijo—, mejor larguémonos, no sea que cor

edo a ese idiota? —solt

efutó mientras fruncía el ceño—

o de Víctor —Leo volvió a soltar

es en la cara de su novio, pero sabía que él sólo seguiría molestándola c

de repente Leo con una sonrisa torcida, r

Anna con tono serio—. Soy capaz de h

olvió a carcaje

rza su mandíbula hasta qu

ar —se levantó de la grada—

encerlo de que no es obligación casars

in del descanso y el comienzo de las clases. Anna

que gritaron de

r y vio a L

te la eche ade

aquel joven acababa de gritar aquello. Lentamente volteó un poco su mi

ase. Al llegar, caminó hasta el fondo y se sentó en el puesto que sabía nadie utilizaba, ya que desde allí no se podía

zaron a tomar sus puestos y el bul

olegio. Su madre hace un año la había cambiado de colegio en un intento

a acostumbrada a hacer: nada. El instituto San José era conocido por ser uno de los más estrictos, los horarios de estudio

ortar al presidente del consejo estudiantil, Víctor, con quien en ya muchas ocasiones había discuti

relucientes y con aquella sonrisa rosada que siempre cargaba en el rostro. Saludó a todos s

salud —informó—, pero dejó los talleres que debemos realizar y

pupitres para agruparse en binas por todo el lugar. La única que estaba sin pareja era Anna

íctor—, ¿no ha

reguntó ella respingando una ce

escolar era todo un desafío, ella a todo momento lo estaba provocando. Por su culpa tuvo varios problemas en la institución y su rutina diari

con su hoja de trabajo hasta donde se encontra

as hacer? —preguntó

demos hacerlo juntos. ¿No te gustaría tener una

dar de la silla y cruzó sus brazos mientras obs

staban un poco sonrosadas, sus pestañas largas remarcaban una mirada profunda y bas

se aire de perfeccionismo que llevaba a todas partes. Quería que t

gundo —dijo Víc

chica arrugand

mero? —Inquirió Víctor—, ha

soltó ella con desdén,

te, después bajó la mirad

xplico —dij

ó Anna mientras tornaba su m

rgarita entró al salón al momento en q

iller —

ular y puso los ojos en blanco, a

ó con voz calmada, después, sali

Tragó en seco y sus ojos viajaron hasta el reloj de madera

robado la mayoría de las materias. ¿Sabes lo que eso significa,

ente el rostro alicaído de Anna, aqu

Anna, no cualquier estudiante puede ingresar en esta institución, tu madre luchó mucho para que pudieras ser admi

ocaron a la puer

informó la

—se escuchó la

rte no podía ser peor. En la mirada de la profesora Margar

rabajos —dijo Víctor mientra

etas blancas. Su rostro se veía algo pálido y cansado; Víctor era el típico estudiante que no era capaz de decir no, el mismo que

tra cosita —dijo la profesora mientr

tó el joven—

unos segundos a Anna

mbién a ponerse al día con los trabajos que deba entregar… —volvió a mir

bligó a mantener un rostro calmado, sin embargo, sus o

estar de acuerdo en quedarse un tiempo extr

a el extremo del escritorio y le dio dos p

u sonrisa—, Anna quiere alzar sus notas, se va a graduar

Parpadeó dos veces y después bajó su mirada hasta sus manos, donde la bronce

tor—, ¿o tienes cosas que hacer? Mañana será el examen de química y no me gustaría que Anna tenga una mala nota,

momento— debo ir a la iglesia,

e hacer —replicó A

sas tienes que hacer? ¿Ir a verte con tus amiga

e no sabe —pr

tu tía y conozco a la p

anco, algo que aborreció

ó la mujer—, por favor, Víctor, me

on una leve sonr

ida biblioteca en la que debería estar encerrada por dos horas, d

—escuchó det

ras seguía caminando por el pasillo—, m

so esta vez —insistió Víctor—. No voy a fallar

da lo que tú quieras!

e en su brazo derecho, V

mucha seguridad—, no voy

e crees? —Bufó

inge que me pre

er algo bien, no voy a encerrarme en una

a arrastrarla en sentido contrario a la sal

—chilló Anna irritada—,

co y observó el papel frente a ella donde había

Víctor a su lado con tono s

el lápiz de la mesa, volvió a traga

e puedes,

y tomó su bolso de la mesa—,

te —la observó fijamente—. Conmigo no debes fingir, sé

bula y sus fosas nasales se abriero

rcicios de matemáticas, te irá bien en el examen, estoy seguro de ello y s

a estaba preocupada por sus notas, bueno, por lo que diría su

o. Mira la biblioteca, estamos solos, nadie s

los únicos que se encontraban en el lugar, solo acompañados por las me

caso a Víctor por primera vez en la vida. Tal vez fue su desesperad

o Víctor con un tono bastante calmado—, pregunta sin problema, la i

e notaba que estaba agotado, pero seguía sosten

cios, explicaciones; más preguntas, pequeñas d

importar que arrugara las libretas en el interior. Al sentir que el bolso detrás de ella

ó que gritaron desde la cocina—, ¡no

a—, alégrate, es

me voy a cree

lo creas —soltó ella

bello rojizo, entró a la sala con un

epasando? —preguntó c

ientras hacía mala cara, com

s! —Gritó la mujer—, ¡

a a su izquierda, no pudo retener una sonrisa, al ver que ella volteó a verlo, rápidamen

scuchó un susurro a su derec

a compañera de clases

aceptó

res de la joven que antes Víctor observaba, la

ella mientras sus meji

tú? —res

o—, mañana los chicos irán a comer al restaur

cla

relazó los dedos de

arás

espondió ella con

entonce

podía entender lo que debía hacer. Tomó el lápiz y marcó la hoja de papel con su nombre, después, procedió a resolver los ejer

de al lado, unos dos asientos arriba, estaba Víctor, quien acentuó con la cabeza con una liger

la más alta, se sentó y dejó su bolso a su derecha, lo abrió y sacó del interior una peque

plásticos que encontraba tirados en el suelo. Le parecía absurdo que el único momento que se tenía para descansa

staba enojada con él y no deseaba verlos por algunos días. Su relación con él era bastante complicada y un tanto extraña, le aburría en sob

e un brazo, alzó la mirada y vio a Víctor, el joven

verdad? —Comentó—,

e estás tomando del brazo? —

cosa —soltó Víctor—, vamos, ho

s preguntas de Anna con bastante paciencia y las horas, aunque se sintieron algo largas para la chica que no estaba acostumbrada a prestar aten

ndo Víctor terminó de explica

—dijo Víctor desplegan

ijo ella mientras cruzaba sus piernas y sus

lvas a hacerlo, por

n, señor

s así? —inquirió él mientr

erfecci

olesta por

nera —explicó Anna—, claro que me molesta, así

adas si eso es lo que piensas. Sólo no me

vez, —bufó Anna— inten

discutir conmigo —alegó Víctor mos

mento se observaron fijamente y a la joven le pareció por un instante que Víctor la est

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