img Trabajando para el enemigo  /  Capítulo 4 Jugar con fuego. | 66.67%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 Jugar con fuego.

Palabras:1273    |    Actualizado en: 06/03/2022

ento, Marcus alzo la vista y se encontró a la joven masajista de perfil colocando la toalla correctamente encima de la camilla y con una especie de mueble auxiliar donde tenia diferentes cremas y ac

a recogido el pelo en una coleta alta para que no se le llenara de aceite ni le molest

evaba una simple toalla blanca alrededor de la cintura, anudada en el margen de su cintura, dejando lo justo a la imaginación. - Por favor túmbese bocabajo. - dijo la joven señalándole la camilla. - Coloque la cabeza en el extremo donde está el aguj

e cada vez se le hacían más lejanos. El aroma a lavanda transporto al joven empresario a un sueño de lo más extraño. Exactamente al despacho de Nataly, al momento de su reunión, en el que estaban sentados uno al lado del otro. A sus

las zonas genitales. No le dio la más mínima importancia al ver que su cliente estaba teniendo una erección, y siguió con su trabajo. Todo y no poder apartar la mirada de su erecto miembro no dijo ningún comentario al respeto. - Si te distrae, puedo ponerle solución. - dijo Marcus con tono burlesc

o eso no entra en los servicios de masaje. - Le contesto de lo más profesional. - Pero si damos por finalizada la sesión y me invita a tomar un trago, a saber donde podría terminar la noche. - argumentó la Martina con cierta picaresca.- Hagámoslo como uste

de tratara se lo bebió todo, sin dejar ni una gota. Eso dejo a Marcus más sorprendido de lo que estaba. Creo que esta señorita tiene más peligro que yo, pensó, veamos qué nos depara la noche. Al mirar a la joven detenidamente, esta ya se había quitado los zapatos y la bata, por lo que solo tenia puesto los tejanos y un bralette negro con det

oncierta desventaja?- dijo él mientras señalaba su cuerpo desnudo. Ella lo miro de nuevo de arriba a bajo mientras se mordía el labio inferior. -Eso tiene fácil solución ¿no cree?- le contesto. Y como su estuviera sola, dio dos pasos atrás, para que él la pudiera ver bien, y con tot

en la camilla, y boca abajo. -le ordeno. - Ya que tu me manoseaste a mi, quiero que sientas lo mismo. Sin preguntar la joven izo lo que le pedia. Empezó a echarle aceite por la espalda y a esparcírselo con las manos. Desde los hombros, bajando por los omoplatos, siguiendo el camino sensual de su espalda asta llegar al lumbago. Donde no se detuvo y empezó a masajearle las nalgas con el aceite de su

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY