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Historia
Mi dulce y suertudo millonario

Mi dulce y suertudo millonario

Autor: Lucy Avi
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Capítulo 1 Vago, borracho, ¿perdedor

Palabras:1880    |    Actualizado en: 27/02/2024

os en los que ella se hacía realidad por una fracción de momento. Lara, su vecina, abarcaba todo el espacio d

juicioso hacia su lugar laboral. Se quedaba bajo las sábanas a deshoras del mediodía o quizá un

etedor, que Dios veía sus omisiones para con la vida correcta, y que eso lo llevaría derechito al infierno;

día de repente le llegó una notificación de la empresa donde su padre le había conseguido una plaza. El me

a liquidación. Así como tampoco le importó mucho cuando su madre le puso un alto y de la ma

istérica doña Clemencia—. Vas a empacar tus cosas y te me va

pertenencias, las cuales no eran muchas después de todo. Solo tomó su ropa ligera, dos pares de zapatos, su table

la para pasar junto a su indiferente padre. No hubo despedidas ni palabras de aliento de su parte; no e

Habían dejado a su hijo un ultimátum y este no hizo el mínimo intento por mejorar, más bien, a

estorbo. Para terminar de ennegrecer el día había comenzado a llover a cántaros y la vida no podía ser más

o de reproche hasta el momento. Había sido su mejor amiga desde que, ella le hacía las indeseables tareas

a desde hace un año, ya que su ascenso como gerente de una cadena de restaurantes le había permitido

ano, con una maleta mediana en su mano y con una sonrisa de tonto; el muy despistado no pudo dignarse

dres se llegó. —dijo Mary con desconciert

nca creí fue que lo cumplieran de verdad —refunfuñó mientras se en

tu trabajo podrías comenzar a hacer un

. —titube

—dijo Mary de b

despidieron —musitó Danil

ó ella y Danilo s

me echaron. —Danilo chocaba ambo

o cerrarlos y mentalmente co

nes mi apoyo. —Ella finalizó aquella frase positiva y él ya estaba dedicándole una sonrisa que, la h

onar! —exclamó eufórico y sin permiso la levantó

empapada, tarado! —espetó entre

lo me emocioné, eso e

onrisa ladina—. Solo si desde mañana t

spondió mientras levantaba s

—, ahora te vas a duchar y

la chica para encaminarse con s

se bar de mala muerte, que se había convertido en su recinto sagrado. Allí estaba Danilo, rodeado de gente que bailaba de lo lindo entre la

de eso, sabía que Lara jamás voltearía a ver a un papanatas desempleado lleno de líos mentales. No, ella no se f

rte de la embriaguez, en su opinión; ahora venía lo mejor. Allí frente a él estaba ella... su amor imposible que le

... —le decía l

u largo y sedoso cabello rubio y a esos ojazos azules que lo miraban y lo hacían querer sumergirse en ellos para siempre. Danilo en verdad estaba dis

e suspiros, pero cuando abrió los ojos, lo único que vio

o observaba con una sonrisa maliciosa ¿Pero qué carajos había pasado? Su hermoso

quiere? —Se atrevió a preguntar

lvez poco —ase

enos avísame para no llevarme el susto d

nido hasta aquí para decirle que usted ha sido el acreedor de una maravi

un sueño, así que, siguiendo el dicho: «sólo se vive una vez», le arrebató el papel al ho

o está he

eza y la luz cegadora del día llegaron a sus sentidos. Era seguro que, a lo que nunca se acostumbraría era a la resaca del día si

acar a un miserable borracho como él; eran unos desgraciados en verdad. Con la poca dignidad que le quedaba salió

oche. Al menos me hubieras avisado que te ibas de tragos para que no me tuvieras así de a

e su mamá, pero bueno, en parte tenía razón, él

pasar, ¿si? —Fue lo único que se le oc

Mary no recibía visitas a las horas de la mañana y muy poca gente sabía dónde ella vivía,

desea? —in

ncuentra? —cuestionó el hombre y

somó la cabeza por detrás del hombro de Mary; sus sos

de aquel señor cuarentón de bigote de sus sueños. Aquello le

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