img Secretaria del Sexo  /  Capítulo 4 4 | 6.90%
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Historia

Capítulo 4 4

Palabras:2491    |    Actualizado en: 16/04/2024

l

o, dónde me esperaba Conner, de seguro con su mirada cargada de odio. Siempre que llegaba tarde me miraba así, con odio. Yo por mi parte me divertía verlo así, e

, dirigiéndome al jet priv

Cortará mi cuerpo en pedazos y los ec

i hermana había progresado en su estado aún más. Era libre de sí misma, y ahora más, mucho más segura de el

os, su mirada decía que quería matar a alguien. Lo estaba haciendo llegar tarde a Alemania para una junta. Me despedí de Carolina con el corazón en mi garganta. Temía dejarla sola por este tra

en mi nuca, así que me giré para enca

no escuché mi al

avión ya—ordenó y me sorprendí un

, con una sonrisa pícara en sus labios. Rodé los ojos, y terminé entrando en aquél avión. Me

o me

nada que dando un paso, ¿tendría novia, prometida? No. Nunca en la prensa escuché mencionar a alguna mujer que manteniera relación afectiva con él. Suspiré, me estaba toma

–d

pensaba y era algo perturbador, muchos hombres habían acabado en mi cama, y todos ellos mis jefes. Podía as

onectar mis audífonos al celular para escuchar música. Este sería un viaje un p

🌺

mi hombro con suavidad, que me caus

ara poder ver bien, y fijarme en que tenía delante de mí a Conner, mirándome co

es se erizaron en cuanto sentí el frío de la noche, diablos,

n—relamí mis labios como siempre—. Y d

ar que me cautivó. Me gustaban sus ojos azules como el mar. S

, iremos al hotel—empe

oles que ya había llegado a Alemania. Ellas respondieron con un simple emoji de beso, seguidos de un "cuídense". Rodé los ojos

er. Su hermoso y redondo culo resaltaba muchísimo con aquellos pantalones formales que traía —sí, formales, olvidé decir que Conner iba vestido sin su típico t

azos pálidos. Dios mío, él era tan guapo, perfecto, hermoso, una sonrisa

al mío, sí, la habitación dieciséis y diecisiete,

escuchar lo que decía. Esperen, ¿acaso él dijo el cuarto de la señorita Donnell queda junto al mío?

e él estaba esperando a

ceé—. Sí, sí, me

vergüenza! Sentí como mi rostro se teñía de rojo hasta mi cuello, noté cómo me miraba de reojo y eso sólo hizo qu

como una boba admirándolo, de seguro él me había cachado viéndole de tal forma, y frente a su otra asistente y su socio. Qué horror...

usité algo

grande de dorado con blanco a un lado, un balcón que daba a vista a una playa —algo realmente hermoso—, un televisor

de satisfacción. Estaba tibia. Tomé champú que estaba a un lado del jacuzzi —no sé

n olor a pepino se fundió en mis fosas nasales, haciendo que de inmediato me gustara el olor.

¡un jacuzzi! ¿Es eso posible, en serio! ¡Es enorme! Y está dentro de un baño de hotel. Dios mío, virgen santísima. Salí del baño con la toalla enrollada a m

r temprano, y cerré mis ojos para caer ren

🌺

ba mi puerta a estas horas? Miré la hora en mi celular y éste marcaba las dos de la madrugada. Bufé y me levanté de

—¿estaba borracho?—. No te s

vamente esta

la—hablé rápidamente, y quise darme

y un montón de cosas más que está diciendo en estos momentos, pero tenía que meterlo

habitación, y cerré l

Elisse—oh, ahora me d

urbon que desprende. Mis piernas flaquearon, me sentí muy ge

brio—solté una risa nerv

un e

o, el sabor que tenía era un total de Bourbon y mentas. El beso era salvaje y feroz, tanto que me aferre a s

labios hicieron un camino desde mi cuello hasta mi ombligo, era jodidamente excitante verlo así, y me d

a, y yo hice lo mismo con la mía. Es un beso totalmente apasionado cargado de excitación. Me encargué de quitarle la camisa y mirar sus d

inevitable no gemir. Estaba tan duro y dispuesto a entrar en

pezones erectos haciendo que arqueara mi espalda por la gran excitación que me daba. Dos de sus larg

o total a mí. Vi como rasgaba el sobre plateado con sus dientes para después ponérselo en su miembro du

raba cada rincó

e frus

r—pedí en un

es? —replicó él, con

por favo

o h

y salvajemente d

durante toda

🌺

me di cuenta que no. Estaba totalmente desnuda, y mi ropa se encontraba en el suelo tirada, mis bragas de seda habí

etir. Una sonrisa engreída apareció en mi rostro. Me deslice de la cama para salir a bañarme, la alarma había sonado justo a tiempo esta vez. Saqué de mi ma

e mi cabello rojo largo hasta mi cintura y salí de la habitación. Me dirigí al restaurante dónde estaría él, y me acerqué un poc

, me senté al lado d

abía voltea

ías—dijer

e arriba a abajo sin ningún disimu

ambién pídele a Matthew Brodick si está en sus posibilidades enc

cartera, y me dispuse

, él me pedía hacer

ura de celos en mí, imaginarlo con otra me hacía hervir de sangre. Por lo que le propondría un t

lvaje en la cama, y dios mío,

lo quería par

buen

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