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Historia
Mi dulce Amor ¡Dejate Querer!

Mi dulce Amor ¡Dejate Querer!

Autor: Milkaina L.
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Capítulo 1 Prologo

Palabras:1510    |    Actualizado en: 29/04/2024

ol

ente el antiguo palacio donde estaba el Louvre. Un año después de su llegada a esta ciudad, confiab

lar las pinturas que llenaban las paredes. Cualquier persona que la observara

le había ordenado hacer dos días antes, según él, ya había transcurrido un tiempo suficiente, y ella debía regresar con urgencia y dejar de per

e ser su problema, para convertir

que ella servía, y debía agradecerle que le había buscado un buen marido, lo mejor de la aristocrac

gar. Era, de entre todos los lugares de la capital de París, un sitio para la reflexión. Hoy debía decidir entre acatar su ultimátum, o romper defini

dría ir, aunque quizás pudiera intentarlo. Antes ni en sueños pensó jamás en estar aquí, su estilo de v

s años, supuestamente él tenía tiempo enamorado de ella sin decírselo, y sin tener ninguna intimidad, uno de

osas, y a ella no la soportaba, la consideraba una perdedora sin ningún oficio, como su difunto padre, y cuando su madre quedo nuevamente embarazada, él de

ue al parecer preocupaba mucho a su querida esposa,

ella puso solo una condición para irse, quería estudiar arte, lo cual le causo mayo

ra tranquilamente sin discusión esta idea, y más bien la motivo a alejarse, esto le

un jugador empedernido, que las dejo sin nada, casi que en la calle, sin casa y sin recursos, a los cuales poder aferrarse económicamente. Por esa razón

aís, en cuanto subió al avión y había llegado a París, se sintió libre

llegada hace un año, ensimismada en sus propios pensamientos, no

respondiendo a sus propias dudas, preguntándose algo que rondaba por su mente. De inmediato él sintió que alguien lo obser

nto mirándola directamente y señalando la

na ligera excitación, tenía el cabello muy negro y s

la interpretemos desde el punto de vista del autor—le dijo con aires de sabidur

ebastián Myers —estiro la mano a modo de saludo y

na técnica propia, aunque estoy tratando de hacerlo… Pero espero tenga suficiente tiempo—recordó la llamada de su padrastro hablándol

joven, en verdad–ella observó inquieta la hora en su

arde ¡Hasta luego!—le dijo apresurada,

invitara a almorzar? —le pregunto dudando un poco, ya que no acostumbraba abordar

de tanta prudencia y recato, y decidió aventurarse, este hombre no se veía nad

público, no me lo tome a mal, pe

los hombr

sí misma, avergonzada en su yo interno por esta atracc

no me siento guapo—le sonrió, y esa sonrisa le pareció hipnótic

uí cerca—se sentía atraída por él físicame

llevaba suelto y alborotado, más bien se veía muy bohemia con sus pantalones anchos y su suéter ancho también, incluso con zapatos dep

tante tímida, pero en aquel momento no se sentía ni cohib

pre, el museo era su lugar de esparcimiento y su sitio preferido para tomar una decisión, una de ellas la llevaría a no ver nunca a su madre, su única familia en

e seguía órdenes, aún no entendía que le gusto de ese miserable y co

n de lágrimas, compadeciéndose a

losa sensación interna, le cedió el paso y

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