de pudiera dejar que el dolor se derramara sin contención, aunque solo fuera por unas horas. Conducía sin rumbo fijo cuando, casi por inercia, t
era de anonimato, de soledad compartida. A medida que el licor empezaba a recorrerle las venas, Paola intentaba dejar que las palabras crueles de Lucas se disolvieran, pero cada
ua? -murmuró con una mezc
ñero, o al menos eso había creído. Recordó sus intentos por formar una familia, las promesas rotas, las miradas evasivas cuando h
cuchar la voz gélida de Lucas llamándola frígida, reprochándole que estar con ella era un tedio. ¿Cómo
sombra que siempre había estado en la oficina de Lucas. Ahora sabía que
s? -susurró al vacío, como si u
ritiéndose en su vaso. El barman, con expresión s
Le pedí un Uber, será
casa era enfrentar la soledad y la humillación.
usurró, aferrándose
as murmullos incoherentes mientras la depositaban en la acera. La brisa nocturna le devolvió un poco de l
ella. Mareada, supuso que era el Uber. Abrió la p
ió que no estaba sola. Un hombre de cabello oscu
es mi Uber -balbuceó, e
nció. Sus párpados se cerraron y, antes de poder reac
.
ama extraña, en una habitación iluminada tenuemente. Frente a ella, un hombr
, el auto. Y junto a todo eso, el eco de las palabras crueles de Brenda, su sueg
ué ella no podía hacer lo mismo? No sanaría su dolo
l desconocido. Lo atrajo hacia sí y lo besó con fuerza, esperando que él la rechazara. P
Paola sintió que, por primera vez en mucho tiempo, alguien la besaba no solo con deseo, sino con respeto.
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