dos pesan y pareciera como si no fu
n cuando trato de girar el rostro para ver con dificultad la razón de la incomodidad. Un
sciente de lo sucedido. No recuer
bra logro distinguir una figura oscura y esbelta que se cierne sobre mí. Acercándose como un cazador que
o de luchar por salir corriendo, pero mis extremidades se encuentran a
é
stro y pequeños flashes pasan a toda velocidad por mi cabeza al verlo ahí de pie. Lo s
etiene a mi lado pasando
de su tacto, asustado
mí. Se detiene de golpe a mis espaldas y comienza a susurrar cosas que aparentemente no
mi cuello y las lágrimas ruedan por
quido blanquecino, hasta la bolsa con el extraño rojo y tra
olo podía significar una cosa: Si me decí