de que su esposo había escuchado cuando grit
imonio? Ella había aceptado casarse por despe
sión. Había amanecido en el sofá, con
acercándose, levantó la mirada y observó a Cecilia.
bien,
bía sucedido después de empezar a be
, llevándose las m
bas llorando. ¡Y ahora me
u mejor amiga. Quizás, en el calor de
preguntó, apenada, mient
al notar que solo se trataba de u
abía ignorado, eso
, él la había ignorado. Ni siquiera se
no estaba, pero no era cierto. No
zó a sí misma, b
hombre, pero tú nunca me escuchas. Lo he visto
un árbol de Navidad. Quizás Cecilia
. Todo lo demás era un misterio, per
ive? Necesito i
e. Su amiga seguía buscando salir lastimada. Nicolás no
e de ese hombre l
o era ese hombre? No lo creía. Su padre no sería tan ins
con él. Necesito hablar con ese ho
ada. Hellen insistiría h
a esta noche. Tu esposo
ablar con Nicolás. Estaban casados, pero él no tenía ninguna obligaci
buena impresión. Se colocó un vestido sencillo en color
de su amiga. Debía dar una buena impresión. Era
en ella. Quizás las palabras de Cecilia la habían asustado: "Ese hombre es frío. Su mirada da terror. No puedo negar
erme nada malo, se dijo a
l lugar. Muchas miradas se posaron en
si toda la ciudad conocía las dificul
ud. La mujer la miró con desprecio. H
a, quien tenía una
en la oficina de mi padre -s
spiraciones para calm
on él. Gracias
ena idea -murmuró s
d, sin darse cuenta de que Tatiana la
e encaminó al lugar indicado. Se de
o de la habitación. Su cor
ado a sudar. Minutos d
e de Cecilia salió por la puerta,
Me sorprende verte aqu
ticar con alguien en especial. Mi pa
olás por la puerta. Su respira
rpulento, pero ni siquiera le prestó ate
pronunció
lofrío recorrió la espalda de Hellen.
lar contigo.
siera matarla. ¿Cómo se atr
o, pero la joven fue tan atrevida que no se lo per
de chicas que buscaban cualquier e
, pero para él solo
y un hombre casado. Quítese
na. Nicolás ni siquiera sabía quié
lo necesito -respondió la joven de manera arr
¿por qué sigue blo
ioridad y esa sonrisa burlona en sus
imple -respondió-: