Chloe

r un milisegundo al lee

arrugaba ese papel con tanta fuerza que sentía

sitaba otras pruebas, lo sentía de antemano y ya percibía que esa mujer en realidad me odiaba, que

ra citar, lo único que sabía era que en esos

rumbe en el suelo nuevamente a llorar, me sentía fracasada, me sentía

él y me confronté cara a cara. En ese momento comprendía algo t

e debía hacer algo de inmediato si no, la idea de atentar contra mí se haría present

o de un plan de venganza, había comenzad

nte en el trabajo que Dorian, el primo de Nate y actual pres

fuera de la empresa y que recogiera mis cosas, solo me limité a

ue lo que me dijo, ofuscado y d

lvados, sin corazón, sin alma, solo lo que les generara dinero era importante para ellos. Estaba se

pero no sin antes dejarle un pequ

icamente era más resbalosa y repugnante que los pobres animalitos. Es

onformar, pero no... la nueva Chloe necesitaba más que una b

e lo creía, me convertí en alguie

pio odio. Usé parte de mis ahorros -esos que los tenía destinados a la casa de mis sueñ

y me quedaba recostada en la barra hasta el amanecer y a veces

nte. Ya borracha encontré a un tipo que me miraba con interés y

pero para nada se estaba divirtiendo en cuanto comencé a con

lo conociera y no me convenía aquello-, que el tipo que creía me amaba, que me decía y me "demost

né sin pensar, en cuanto menos lo esperé salí de control, tomé al po

ilímetros de su molesta cara, mientras arrastrab

tó mientras se deshacía con fuerza de mi agarre. Pero eso no quedó allí, se quejó con el guardia

le prometo que me

quedarme un poco más para hundirme en mi miseria, que era

Comencé a tamborilear mis dedos sobre la mesa, porque

ando acompañado de tres posibl

van, el herm

a mesa de la par, haciendo que la pareja que estab

po tan marcado, que ni el traje escondía esos músculos de sus b

s ínfulas de grandeza y elegancia como siempre, pero yo ya sabía cómo eran todos

no se despegaban de él. La ira, el odio, el rencor se m

ando vi su blanca s

rfecta para conseguir la v

... En cuanto a ti, Maxwell, ¡me servirás como mi carta maestra para logra

usté en cuanto se reveló en mi mente, pero luego sonreí