ido de su pequeño apartamento más que para controles médicos. Tenía náuseas constantes,
uedad y orgullo herido- la hacía quedarse. Tal vez quería demostrarse que podía sola. O que no tenía miedo. O tal vez, en
no lo
legó un sobre.
ante. Reconocía el estilo del sobre, la sobriedad del di
on manos t
cio e
ma
in hijos. Sin
scrita, ni si
lo mejor.
l estómago. Pero no por el em
olo no quería
Como si nunca h
, sentada en el suelo, con
as a f
hueca-. ¿Por qué me aferraría a un
do l
a calle lateral de su edifici
ará como
ujón. Un mal golpe. Que pa
pendientes de esmeralda que Alejandro le había regalado el día anter
de que no quede
sin em
a encargarse de esa cr
straída, sumida en su propio
h,
puchado. Rápid
entó correr. D
e directo a
pudo. Sintió un dolor seco, agudo, como si le hu
hurgar su cartera, y corrió. Fue ráp
sde un portal. Corrió a au
ambulancia! ¡
miró sus m
go, n
la cegó por un segundo. Escuchó su nomb
escuchás? So
hablar, p
carpeta. Luego un médico.
na. Lo sentimos mucho. Llegaste con sa
irando al techo como si esperara que alguien le d
adie l
ni ecografías, ni latidos. Solo dijo lo esencial. Como si la his
uizás para ellos er
entina... hab
de vino, mientras observaba desde la terraza cómo las luc
a nadie si ha
sitaba
uno paga lo suficiente
hospital fue larga, s
o denso, inmóvil, que se había instalado dentro de ella. Como si alguien hub
hablaba. Apen
. Le trajo ropa, jugo, incluso una mantita con la que solía cubrirse en su
s veces más. Siempr
stable. No hubo com
No hubo ultrasonido detallado. No hubo análisis completos. "No fue neces
dos días después. Caminaba
. No quería ver a nadie. No quería responder mensajes. Ni
eño. Telas que había elegido con cuidado. Vestidos que nunca lle
a no signi
lvorienta. Algunas ofertas de trabajo, invitaciones a expo
nces,
que
enía que desaparecer de ese lugar
er a un campo de guerra cada mañana
la ciudad, la h
pantallas y asistentes que hablaban más rápido de lo que pensaban. Firmaba papeles, apr
por su vida personal. Aunque
os comentaban la velocidad con la que se había resuelto todo. Algunos dec
taba Isabe
a seguridad de quie
sionistas, posaba junto a él en eventos de beneficencia. Siempre con una sonrisa perf
o estaba enamora
ella era... convenien
ba en medio de la noche por un hijo que n
he, sirviéndole whisky en su departame
ro no r
comodaba. Pero ya no sabía
y ni siquie
l resto para Tomás o para la señora del edificio. No quería n
s tres años. Se despidió con una sonrisa triste. Dijo que iba a vi
cuando el dolor es tan visibl
enovado y un nombre nuevo
por la ventanilla con los ojos secos
prometió
a a tocar lo
a. Con Valentina fuera del mapa y Alejandro enfocado en su nue
ogado de confianza detalles financieros. Empezó a sugerir inversiones,
a mostrado to
quería la empresa.
lejandro llegaba a reco
ía la corona