1: El pac
uces dispersas, humo en las aceras, bocinas lejanas
jando el filo de la luna que se colaba por la persiana metálica de su oficina. El reloj
elegante pero tenso, ent
controlada, aunque la impaciencia se
os dedos-. Depende de quién lo pregunte -respondió, con su típi
ks. Quiero
Rolex en la muñeca, zapatos de cuero bien lustrados, un corte de cabello perfect
r Brooks -le indicó
Se notaba que estaba acostumbrado a mandar, pero esta vez par
e la anterior-. Algo no anda bien. Últimamente llega tarde a casa, dice q
a mil veces. Pero había algo en la forma en que lo decía qu
u esposa? -pregun
so. Como si el nom
ya tomaba notas mentale
tes entre semana, a veces los sábados. Dice que tiene una l
levantó
no confí
retó la
o normal. Cambió el perfume. Incluso sonríe cuando cree que
erritorio familiar. Hombres celosos, esposas con secretos, matrimonios a punto de estal
spués del trabajo. Registrar sus movimientos. Clásico. Pero
miró, i
Cu
inclinó hac
lta, no hay mejor lugar para descubrirlo que en el mi
lado por un insta
teresante. Yo puedo decirle que soy un empresario estresado, que necesi
cómo generar confianza. Pero en el fondo... algo no encajaba.
que no le está siendo i
uvo su mir
está mintiendo, quiero pruebas
l que le está sie
no se
ra, Carter. Vine a cont
lencio por unos segund
ro haré las co
. En su interior, billetes de cien perfectamente doblados. Brandon no los
Dylan, dejando una tarjeta-. Ella es... hermos
on so
ra psicóloga que
con el que había entrado, pero sus ojos se delataron en el último segundo: miedo. El tip
el nombre de una mujer que, aún sin conocerla, y
icóloga. Casad
nto... su
.
gris, como si el cielo presintiera
reado opiniones de antiguos pacientes, incluso fotos. Y ahí estaba ella... en una imagen de perfil profesional, con una bata blanca, cabello sue
naza. Pero eso era
cio. Subió por las escaleras en vez del ascensor. Q
la puerta de vidrio esmerilado
ooks – Psic
ación | Confidenc
ente desabotonada, como si acabara de correr. El cuello húmedo por gotas de sudor que se había rociado m
con gafas gruesas, lo miró co
cita? -preguntó, ne
bre el mostrador, como si ape
ataques de pánico. No puedo respirar. Siento que voy a morir -dijo, f
taria se
y a ver si la doc
os. Brandon dejó que sus manos temblaran levemente. Cada
ués, la puerta se abri
l
Br
rillante le caía por la espalda como seda negra. Pero lo que más lo impactó fueron sus ojos: grandes, marrones, intensos... con una exp
con voz firme, acercá
el brazo y él cayó justo en su trampa, d
pasa... no puedo res
rdenó, suave p
esencia. Velas aromáticas, plantas pequeñas, estanterías de libros organizados por colores,
zo se
ras tomaba asiento frente a
marcando un temb
así. Me desperté con taquicardia. Me duele
lenguaje corporal, pero había una
rdida reciente?
egó con l
da. Mucho estrés. Poca vida personal. No s
tá s
clavaron en los de ella por un
a libreta. Empezó a e
o haré una excepción. ¿Está de acuerdo en
como si su plan no hubi
ver
o. No trabajo con personas que
ra expresión que dejaba ver algo m
ompro
omb
respondió, usando
lo ap
encia. Pero a partir de la próxima semana,
e verdad. No sabí
ció una pequ
solo. Aquí
su primer terreno. La había hecho bajar la guardia. La
no sería
ría no quedar