tragos que el tiempo - y las deudas - venían dejando tras de sí. La casa, orgullosamente ubicada en lo alto de una
asados engalanados, Reginald Kingswell miraba la pantalla del ordenador como si pudiera encontrar en ella una
talmente, imaginar salidas creativas que ya no existían. Kingswell Properties, la empresa que durante generaciones construy
para sí mismo, el sonido perdiéndose
mpre fingió que nada podía salir mal. Estaba impecable, como de costumbre: vestido Chanel azul
e los Fairbanks mañana - dijo, refiriéndose a los a
ntó la vista
no comprendes la gra
ficiente para saber que si dejamos de aparecer, los rumores co
social los había mantenido en la cima - con columnas en revistas, cenas elegantes y apariciones cuid
eedores llamen a la puerta - confesó, con una franqu
l sofá, como si cada palabra de Reginald f
al personal de la casa de verano. El apartamento en
iró con una e
stro
instaló como
rreglarse el cabello frente al espejo antiguo heredado de su bisabuela. Con 24 años recién cumplidos, era hermosa, inteligente y e
dijo Eleanor, entrando al do
esión de molestia. Sabía que su madre solo ent
ué p
e la cama como si aquel gesto fuera íntimo. - Como parte
arqueó
vuelva con Jonathan Fairban
tá en la ruina - respondió, impaciente
a mirada fija en s
versado con los Thornfiel
frunció
ero de Thor
Y... de familia sólida - respondió Eleanor
es una
una unión estratégica. Ustedes se conocerían, pasarían tiempo juntos.
r neg
nando. No lo ves, pero tu padre está a punto de perder todo lo que n
voz tembló entre la indi
por una ilusión de estatus? ¿
porque siempre hicimos lo que debía hacerse - respondió Ele
do el jardín perfectamente cuidado. Las flores parecí
visita de su contador y viejo amigo, Howard Brenner. A dif
l último trimestre, y se rumorea que estás usando propiedades
necesario para manten
i confianza. Y peor: hay una demanda en proceso con
dejó caer
almente al fi
suspiró
urra un milagro
erior. Spencer Thornfield. Joven. Heredero de una fortu
udad, Spencer bajaba las escaleras con una carpeta de cuero en las
¿Dónde
spondió Margaret Thornfield desde el sofá, con una copa de
recorte, otro despido, otro intento de sostener un
u nombre. Se detuvo. Se apoyó
ede ser nuestra salvación - decía
que se case
se case por
, ahora tenía un nuevo elemento: él, vendido como garantía de un futuro mejor. Sol