seis... ocho... mil qui
me agradezcas. Estoy casi segura de que
oco menos de setecientos dólares. Mi corazón, aunque apesadumbrado, latía con fuerza mientras tiraba tarj
y odiarme, arrepentirse del instante en que se me acercó en el bar. Se suponía
mente ordenadas en su mesa de noche, me puse nuevamente mi vestido y mis mandriles de c
a. Ni siquiera dormido parecía vulnerable. Como un dios griego, se elevaba por encima de la susceptibilidad. Hombres
rta y abrac
las puntas de mis dedos y rozando
hotel antes de dejar
horas
hisky al camarero entre bocanadas y bocanadas, mientr
al salir de casa- colgaban en el aire mientras mi cuerpo de 1,57 m estaba sentado en el taburete. Tenía los auriculares puestos, pero no quería manchar mi lista de canciones perfectas con el mal
nterna mientras bebía whisky que no
pero de todos modos nunca había tenido la intención de tr
masiado pronto después de que saliéramos con mi padre o conociéramos a alguien
s. Papá y yo éramos dueños de nuestro apartamento en Brooklyn. En el peor de los
nte se coló en mis fosas nasales. No me molesté en levantar la vista, ni siquiera cuan
. No estaba de humor para charlas triviales. Normalmente era de los que se hacían amigos con un ladrillo. Pero ahora mismo, po
mbre excitado "respondí". En
tador de cóctel entre los dientes, mirándome con la mirada, y me
bía hablado? Era la señal internacional para decir "déjame en paz". Sin importar que en realidad no estaba escuchando nada, sol
uro fue tu día, exactamente? "Borró la distancia que nos separaba, y aho
miraba de verdad, me dejaría sin aliento. Mi corazón, furioso y herido
dólares al camarero que tenía delante. Me miró fijam
sintió brevemente, limpiando la superficie
ele un s
dos y los arrojé de golpe contra la barra. Finalmente, leva
cifrar lo que veía. Era tan guapo que la mayoría de la gente no está programada para procesarlo. Hablo de Chri
ando el móvil en la barra. Estaba encendido como un rayo
or
ar contigo esta noche", dijo con calma, salpicando su declaración casual con una so