el cielo grisáceo de la ciudad, reflejando las nubes y las luces urbanas como un gigante que nunca dormía. Ella ajustó la carpeta con los documentos que llevaba, respiró hondo y
que podía ser más que una simple asistente. La vacante para secretaria personal del CEO de Valcourt Enterprises no solo era prestigiosa; era la oportunidad de entrar en un mundo donde la eficiencia, l
ecepción, tratando de controlar ese leve n
a sonrisa profesional y una coleta perfecta, leva
t la recibirá en su oficina en el piso
n los pisos a medida que ascendían, y ella aprovechó para repasar mentalmente las razones por las que merecía ese trabajo. Se recordó a sí misma
tiguaban el sonido de sus pasos. La asistente que la esperaba la condujo hasta una doble puerta de cristal esmerilado. Antes de abrirlas, Elen
nte con una voz suave pero firm
o a una mesa de reuniones, revisando unos planos extendidos. Llevaba una camisa blanca arremangada hasta los codos, sin corbata, y un pantalón oscuro perfectame
itó con un gesto escueto a senta
con voz baja y fir
ntorno la envolvía. Sabía que ese silencio era parte del jueg
ajo? -preguntó sin levanta
e que esa pregunta era mucho
ses es una de las empresas más exigentes en el mundo del diseño arquitectónico. Sé que aquí no hay lugar
esaron con una intensidad que la hizo estremecer. No había
confianza y lealtad absoluta -dijo con voz
la calma y rep
sco una oportunidad para crecer, para aprender y para ser alguien en
sin decir nada por largos segundos, como si tratara de descifra
ndas complejas y crisis ine
ales, gestionaba viajes y enfrentaba situaciones donde todo podía cambiar en
rostro de Adrián. Casi imperceptible, pero sufici
s. Todo explotará a su alrededor y usted deber
intió co
ñor. Lo
as siete en punto. No
por la rapidez con que ha
tada? -se atre
ventana, observando la ciudad
-respondió
ba entrando en un mundo donde nada sería fácil. La figura de Adrián Valcourt, con su intensidad y frialdad, había despertado en ella una curiosidad inquieta
u CEO, Elena no pudo evitar sentir que estaba a punto de cruzar una frontera invisible. U
e esa línea estaba más c
a de Adrián, cambi