y desafío. Yo, Sofía Reyes, una simple bailaora de Triana, creí cada una de sus promesa
ela Montero. Esa noche, aunque él me eligió y renunció a su apellido, el castigo fue brutal
uela, y cuando intenté recuperarla, me empujó, fingiendo una caída. Alejandro, sin dudar, me lanzó con fuerza contra la chimenea. Por sus i
adoraba y luego me abandonaba, roto mi cuerpo y mi alma? Sus promesas de "espera" se volvieron un veneno que me vació,
ar. Quemé todo el pasado, tomé un último billete y me fui sin mirar atrás. Sofía Reyes murió ese día. Ahora, en un o