s años en la hacienda del
que ese hombre frío
ac
, él lo interpretaba como
lcriada enviada a la hacie
hombre de honor, e
admirador de su
tía humillad
de Alejandro tarde en la noche, con el pelo revuelto
mpetir. No
rcó el número de su p
hablaba con él m
oz firme, sin rastro de l
idido c
otro lado
ue seguramente causaría. "Necesito quinientos mil pesos. En una
ó. "¿Casarte? ¿Con un ran
io en su tono. Un a
Claro, hija, claro!
iz de deshacerse de
esposa, Isabela, y a su
retó el
a. "No quiero a nadie de tu familia en mi
na ruptu
esperar
nto era un vi
acía una década. Una en
ida. Isabela llegó con su hija L
ió desplazada
ocente, apareció un día con un vestido rojo. Idénti
ahora somos hermanitas de ve
tido, fueron el in
ndalos, cualquier cosa para llamar la atenc
enviarla a un internado e
ento. A
vida derrochador. Si su padre quería
al la obligó a regresar a México. Su pad
de un socio. Sofía destrozó la
esperado, la envió a la hacienda
odales y trabajo
ado del ejército, ahora dedicad
respetado. Y frí
ridad inusual. Más duro qu
stablos, reparar cercas. Sus manos,
e su frialdad,
agrietadas, dejada anóni
ando ella fallaba miserablemente
o. Lo vio vigilarla discretamen
dieron. Alimentaron una atracc
su torpe campañ
e los devolvía con un "Se
buscando su consuelo. Él enviab
cabalgatas. Él la sostenía con firmeza y la volví
Humillación.
todo era
de la hacienda, Alejandro solo decía, con una suavidad que Sofía
cilla pulsera de crin de caball
es importantes con compradores de ga
acienda sabía
ndro. Lucía, entonces una joven voluntaria de la Cruz Roja loc
a profundamente ag
io esa noche, Lucía saliendo de la oficin
o una intrusa
la decisión. Casarse con un
s empleados estaban aver
inspeccionando el ganado en los potrer
cipal estaba
vado de Alejandro. Neces
un lujo. Se desnudó
enaba el pe
se el pelo cuando
inas. La voz
Había regre
Escuchó las voces
edó h
l baño se ab
, con el ceño fruncido. Detrás de él, los
pudo con la delgada
ojos de Alejan
mi atención, Sofía?" su voz era un true
rotas," intentó explicar, su voz te
a de tus estrategias? ¿Dejar caer pañuelos no fue sufici
es tosieron
osotros..."
rdenó Alejandr
ecieron al
se quedó dentro del pequeño baño
cho. Estás aquí para aprender disciplina, no para buscar marido. Cuando tu padre considere que has ap
abra era
rdenó. "Y sa
lió, dejándola tembla