a Lucía c
o, su voz débi
así. Alejandro me pidió que vini
ro. "Es un remedio de hierbas de mi abuela.
la cama. Sof
nuó Lucía, su voz melosa. "Aunque a veces no lo par
urla
mo tú, Sofía. Eres demasiado... pr
Lucía bajó a un susurro venenoso. "A papá.
edio en la mesita de no
a miró
víbora," s
onrió.
la mesita. El frasco de remedi
amó Lucía, con
, con un movimiento rápido que Sofía apenas vi
ngre
rar. "¡Sofía! ¿Por
momento, la p
ndro
l brazo. Vio los restos del frasco roto. Vio a Sof
ó lo
a como el acero. "¿Qué d
qué? Él nunca le creería
a. "Yo solo vine a traerle medicina, y ella... s
ía, sus ojos llenos
disculpa a Lucía," ord
no..." em
icho a
o, Alejandro, no la castigues. Seguro que no
con ternura. "Eres de
endureciéndose de nuevo. "Una carta de
ntraste en cómo la trataba a ella y
pió Sofía, el dolor h
se el brazo. "¡Ay, me
racción
ó junto a Lucía. "Tranquila, te llev
en brazos c
rta. "Quiero esa carta en mi
con la orden y
mó papel
ue se cree tus mentiras. Lamento que te hayas cortado tú misma para incriminarme. Lamento que tengas tanto mie
a y la dejó s
s, un vaquero v
habitación, con la carta arrugada en
burlando de
ndado. "Alejandro, por favor, no te enoje
no, esto es
hay rencores, ¿por qué no vienes con nosotros a la fiest
irada era una advertencia. S
ada. Cansad
n," dijo con