a, el cielo estaba gr
n atroz: el asesinato de la familia De la Vega,
ro de odio, susurros de "¡Monstruo!
ía ante mí, sus ojos antaño llenos de
Alma", una planta ancestral que r
ven Mateo me encontró moribunda en un callejón y cómo su familia, con Don
confirmando su veredicto: yo era una serpien
a de la minera que destruyó mi aldea, susurró ve
ue recibió tanto amor
n monstruo, incapaz
neno que Carla me había inyectado, o
rdo revelaría no solo mi historia, sino también la sinie