imo me pidió matrimonio. Yo le di el "sí" más dulce, crey
de media Sevilla, me entregó una tarjeta de débito con una "ayu
. La dependienta, con voz discreta, anunció: "Fondos insuficientes." De 20.
ado? ¿Cómo iba a gastar 19.500 euros en una semana sin que nadie lo notara?", grité, pero ellos insistieron, haciéndome dudar de mi propia c
pios padres dudar de mí? La rabia me quemaba por dentro. No podía ser. Algu
nderles una trampa a ellos. Si querían jug