frenéticamente el número de Sylvia. La señal ib
, preguntó su voz, con u
, mi voz desgarrada por el dolor. "¡Lo has matado!
escuchar la voz melos
manipularte, hacerte sentir culpable p
, más dura que antes, a
aldecir a tu propio hijo solo para llamar mi aten
e c
cortado fue el sonido más crue
ía. O no quería creerme. Había elegido la mentira de su
imal enjaulado, buscando un milagro, una sola barra de señal. Finalmente,
l, ¿cuál es s
articular
bodega abandonada de la Finca H
n hilo tembloroso. Luego, el
a. Cada segundo era una eternidad. Escuchaba el goteo de su sangr
lo lejos, acercándose. Y luego, el estruera demasi