o. Dentro estaba el primer regalo que Marco me había dado: un frasco de perfume francés, carísimo. Lo abrí y el aroma llenó
aron. El frasco cayó al suelo y se hizo añicos, esparciendo el líquido y l
rió la puerta. Vio el desastre
e olor?", preguntó, co
hándome para recoger los tro
limpiar, diciendo que no importaba, que me compraría otro. Pero
e perfume era caro", dijo,
principio se había hecho pedazos, y con él, la última pizca de sentimentalismo que pudiera quedarme. Recogí los cristales con cuidado, los envolv
n. Esta vez, su actitud era diferente. Se sentó
a de mi oído. "He estado muy tenso con todo
e quedé rígida
lsillo. No era de terciopelo,
mo de Jade. Dicen que es maravillosa para la piel, quita c
stantemente a Marco. Era su crema favorita. Ahora, Marco me la d
o el frasco. Mi voz son
perfecta para mí", dijo, besando mi
sin intención de usarlo jamás. Me tumbé en la cama y miré el techo. La cirugía era en una semana. Después de
eían de chistes que yo no entendía, se iban juntos a "reuniones" de las que volvían muy tarde, olían al
o de dormirme cuando un
¡UNA SER
o, proveniente de la
, con cara de pánico. Ricardo estaba subido en la cama, señ
ebajo del armario!", gritab
cho a reír. Pero mantuve la compostura. Esto era una t